En España, se estima que hay más de dos millones de viviendas alquiladas, según los datos de la Agencia Tributaria. Sin embargo, muchos de estos inquilinos desconocen qué mejoras pueden realizar en sus hogares o quién es el responsable de losdesperfectos que puedan surgir. Por ello, habitissimo, la plataforma de las mejoras para el hogar, se compromete a aclarar todas estas dudas para que los inquilinos puedan conocer qué tipo de mejoras puede realizar en una vivienda de alquiler sin infringir la ley ni el contrato de arrendamiento.
Desde la plataforma indican que lo primero que se debe hacer es cumplir con la normativa, en este caso la Ley de Arrendamiento Urbano (LAU). Según el artículo 21 de esta ley, el arrendador debe realizar todas las reparaciones necesarias para mantener la vivienda en condiciones habitables, sin aumentar la renta, a menos que el deterioro sea responsabilidad del arrendatario según lo dispuesto en el Código Civil. Además, las reparaciones menores relacionadas con el desgaste por el uso ordinario de la vivienda y con un coste inferior a los 150e, serán responsabilidad del arrendatario.
Por otro lado, el arrendador puede llevar a cabo obras para mejorar las características del inmueble y aumentar su valor, siempre y cuando no puedan diferirse razonablemente hasta el final del contrato de arrendamiento. En este caso, debe notificar por escrito al inquilino su intención de realizar estas obras al menos tres meses antes, especificando su naturaleza, inicio, duración y coste estimado.
En relación a las mejoras que pueden realizar los inquilinos, previo permiso del arrendador, son principalmente las que implican una mejora estética. Según habitissimo, podemos optar por pintar las paredes, ya que esta intervención mejora significativamente la estética y la calidad de vida en tu hogar. “La pintura puede proteger tus paredes, mejorar la calidad del aire, reducir el estrés, aumentar la productividad, crear un ambiente más acogedor y mejorar la seguridad en el hogar” indican desde habitissimo. Según los datos de la guía de precio de la plataforma, el precio medio de pintar una vivienda de 90m2 es de 900 euros y uno de 100m2 ronda los 1.100 euros, aunque siempre dependerá del estado de las paredes y techo.
Por otro lado, podemos reparar o cambiar los grifos de la vivienda. Este tipo de averías son bastantes frecuentes, los grifos de casa gotean porque se deterioran debido al propio desgaste, al constante flujo de agua que pasa a través de ellos y a un uso inadecuado. Cuando ese goteo incesante no se corrige a tiempo, corremos el riesgo de que provoque una erosión constante en la grifería que puede hacer que deje de funcionar. Nos tocará sustituirla, y cambiar un grifo de ducha o de la cocina siempre será más caro que arreglar esta avería. El precio medio de un trabajo de cambio de grifería se situaría en el entorno de los 100 €, aunque el precio va a depender, sobre todo, del tipo de grifo, ya que los hay en rangos de precios desde los 30 € a más 200 €. A ello hay que añadir el coste de la mano de obra. Los fontaneros suelen cobrar entre 20 € y 35 €/hora.
Por otro lado, según el artículo 24 de la LAU, el inquilino puede realizar obras necesarias en la vivienda para adaptarla a discapacidades o a personas mayores de 70 años (incluyendo su cónyuge, pareja o familiares que vivan con él), siempre que no dañen las áreas comunes o la seguridad del edificio. Una de las obras que pueden realizarse en cocina y baños, es la instalación de encimeras y lavabos con alturas ajustables para adaptarse a diferentes necesidades. También pueden instalarse barras de apoyo en la cocina y el baño para proporcionar estabilidad y facilitar el movimiento. Por otro lado, se puede mejorar la iluminación de la vivienda, para mejorar la visibilidad poniendo más puntos de luz. Y finalmente, podemos cambiar el suelo, siempre que el casero lo acepte, por suelos antideslizantes o superficies uniformes que faciliten el desplazamiento y eviten resbalones.
Hay que tener en cuenta que antes de emprender cualquier mejora en la propiedad arrendada, es imprescindible obtener el consentimiento por escrito del arrendador. Esto aplica especialmente a cualquier obra que pueda alterar la estructura o accesorios de la propiedad. “Es muy importante destacar que bajo ninguna circunstancia se deben realizar intervenciones que comprometan la estabilidad o seguridad del inmueble” afirman desde habitissimo. Si el inquilino realiza obras sin la autorización previa del arrendador, este último tiene el derecho de rescindir el contrato. Además, puede requerir que el inquilino restaure la propiedad a su estado original, o decidir conservar los cambios.