Miguel Ángel Valero
El proceso de envejecimiento tiene sobre todo nombre de mujer. Eso significa que en la evolución reciente (2008-2022) de la población las mujeres crecieron más que los hombres (1,8 millones frente a 1,66 millones) y que en el conjunto de la población sénior suponen un porcentaje superior (55 %) al de hombres. Esa mayor proporción en España se da también entre la población nacional y la residente extranjera.
El mayor crecimiento de las mujeres en la población total se produce también en la población activa y en la ocupada. Sin embargo, aunque las distancias se reducen, sigue habiendo más hombres activos y ocupados que mujeres, y las tasas de actividad y ocupación femeninas son inferiores a las masculinas, denuncia el IV Mapa del Talento Sénior, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre con la colaboración de ClosinGap.
Menos mujeres, pero, sin embargo, con mejores niveles de educación, en particular universitaria. Precisamente la educación, la sanidad y la hostelería son las principales ramas de actividad de las mujeres. Todas ellas ocupaciones terciarias que suponen el 90 % de los empleos femeninos. En comparación con los hombres, hay menos mujeres en los trabajos por cuenta propia, más en las actividades a tiempo parcial y más trabajando en el sector público. Hay bastantes mujeres en las ocupaciones técnicas y profesionales, pero también en las actividades elementales. Hay todavía pocas mujeres en la categoría de directoras y gerentes.
La distribución por sexos del desempleo ha sufrido un cambio. En 2008 había más hombres que mujeres; en 2023 sucede lo contrario, tanto en cifras absolutas, como relativas. En el paro, las mujeres están en desventaja en cualquier nivel educativo, por el tiempo de búsqueda de empleo dentro de la categoría prioritaria de los dos años y más, así como por el porcentaje de las que han dejado su último empleo hace más de un año.
El análisis agregado de las cohortes de 55 a 69 años lleva a la conclusión de que, en este tramo de edad más proclive a la actividad, la brecha de género se manifiesta teniendo tasas de empleo y actividad 10 puntos inferiores las mujeres y una tasa de desempleo mayor en cerca de 5 puntos. El análisis exclusivamente de la cohorte de 55 a 69 años permite concluir que, en este grupo de edad, donde es más natural la actividad, la brecha de género es evidente teniendo tasas de trabajo por cuenta ajena las mujeres inferiores en casi 10 puntos a los hombres.
Escaso recurso al trabajo por cuenta propia
El trabajo por cuenta propia en 2023 está más extendido entre los hombres que entre las mujeres. De los 3,3 millones de trabajadores por cuenta propia, 1,2 millones son mujeres frente a los 2,1 millones de hombres, prácticamente el doble en valores absolutos, lo que supone unos porcentajes del 10,54 y del 16,41 % del total de trabajadores activos, porcentajes superiores a los de 2022 (10,04 y 16,34%).
En el caso de los séniores sucede algo similar, hay solo 365.000 mujeres autónomas frente a 673.000 hombres trabajando por cuenta propia. Este diferencial se mantiene en todas las cohortes de edad de la población sénior, pero crece la brecha conforme avanzan los años de vida laboral y se acerca la edad de jubilación legal.
En cualquier caso, de los más de un millón de séniores que son autónomos (1.038.000) únicamente el 38 % son mujeres, lo que consolida la brecha de género, ya que esta modalidad del trabajo por cuenta propia es una vía para mantenerse activo laboralmente y que en España no se usa de una manera intensa por las mujeres sénior.
Es positiva la evolución que tiene la mujer en cuanto a la involucración en nuevos proyectos de emprendimiento, igualando prácticamente su participación a la de los hombres en dicha actividad en los menores de 55 años (6,75 vs. 6,53). Aunque todavía sigan siendo muy inferiores para los séniores (4,63 % en hombres y 3,8% en mujeres).
Llama la atención el bajo nivel de desarrollo tecnológico de los proyectos emprendidos por las mujeres sénior. Así, del total de proyectos emprendidos por séniores con un nivel tecnológico medio o alto, el 91,3% lo han hecho hombres y solo un 8,7% mujeres sénior. Al mismo tiempo, desde 2009, se ha incrementado la visión “conservadora” en general de todos los emprendedores, aunque es más destacado el fenómeno, en el caso de las mujeres sénior, que un 35,82% considera que no va a contratar a ningún empleado.
La brecha salarial entre hombres y mujeres es mayor en función de los tramos de edad, siendo superior en el colectivo de los trabajadores sénior, lo que lleva a empeorar la fotografía del talento de las mujeres mayores.
La evolución a lo largo del tiempo es positiva con una reducción de la brecha en todos los tramos de edad, incluyendo la de los trabajadores sénior, que viene de tasas del 51% en 2011, pero que "aún se mantiene en cifras lacerantes en nuestros días del 27%, algo inaceptable", subraya el IV Mapa del Talento Sénior.
Los autores del Mapa, Iñaki Ortega, consejero asesor del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre; Rafael Puyol, presidente de UNIR; y Alfonso Jiménez, socio de Exec Avenue, destacan que aún existe mucha tarea pendiente para evitar el abandono temprano del mercado laboral por parte de muchas mujeres, una brecha injusta que, entre otras desventajas, se traduce en menor desarrollo económico y social.
La presentación ha contado con la participación de Carmen Calvo, presidenta del Consejo de Estado; Antonio Huertas, presidente de Mapfre y de su Fundación; Marieta Jiménez, presidenta de ClosinGap y de Merck Healthcare Europa; Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics; Lucila García, directora general de ClosinGap; Julio Domingo, director general de Fundación Mapfre, y los autores de la investigación.