El correcto funcionamiento de los 'chokepoints', los puntos estratégicos donde la geografía estrecha y congestiona las rutas, es una de las claves de la geometría del comercio internacional. Desde que terminó la pandemia, los diversos colapsos logísticos han provocao espirales inflacionistas y alterado las cadenas de valor. Cuando el supercarguero Ever Given encalló en el canal de Suez en marzo de 2021, el comercio global se vio obligado a modificar sus rutas y encarecer los costes del transporte marítimo.
En los últimos meses se han multiplicado los bloqueos inusuales de puntos estratégicos. En el canal de Panamá, por donde transita el 5% de las mercancías del planeta, la sequía impide el normal funcionamiento del sistema de esclusas; el de Suez, por cuya pasarela circula el 12% del comercio, se encuentra cercado por los ataques hutíes a cargueros y petroleros.
El tráfico de mercantes por ambos corredores ha disminuido en un 50%: de 200 a 100 barcos diarios en Suez y de 90 a 45 en Panamá, alerta el economista jefe del Apollo Global Management. El cargo de navieras que operan entre Shanghái y Rotterdam, una de las de mayor tráfico mercante que atraviesa la arteria de Suez, ha triplicado sus costes por circunvalar el continente africano.
Un encarecimiento que también detecta el Drewry World Container Index con un repunte del 173% desde diciembre a finales de febrero y que en la firma Macquarie empiezan a definir como un shock de oferta por las rápidas oscilaciones inflacionistas -y deflacionistas- del negocio mercante: “Es una constante cíclica que empezó a finales de 2020 como si fuera una montaña rusa, que continuó luego, al término de 2022 y cuyo último vestigio data de noviembre y diciembre de 2023”.
La obstrucción de las tradicionales rutas navieras también ha distorsionado negocios como el del petróleo. El coste diario de cargo de gasolina entre las costas de Europa y Estados Unidos se ha triplicado, hasta los 38.000 dólares, mientras el transporte de crudo desde el Golfo Pérsico a Japón se ha reducido en dos terceras partes por el colapso logístico, admite Baltic Exchange, porque al producirse desplazamientos más largos, con menos buques en movimiento y tarifas más caras, se acaba restringiendo la oferta de pedidos.
El daño colateral sobre las empresas exportadoras es una inmediata paralización de las cadenas de valor y su consecuente recorte de beneficios en la práctica totalidad de sectores productivos. Desde marcas automovilísticas, que han interrumpido su fabricación en Alemania o Bélgica, hasta grandes distribuidoras a las que ha afectado el alto índice de ataques hutíes, con más de 2.300 barcos abordados
.En este contexto, las navieras aplican un incremento de tarifas del 300% en algunas rutas tal y como estima MSCI Europe. Es la excepción, porque el resto de los sectores tienen preparadas señales de profit warnings, según señalan desde Lazard. Las economías van a tener que lidiar con secuelas inflacionistas este año y en 2025 y las compañías absorber y digerir costes contra sus márgenes de beneficios, reconocen en RBC Management.