16 Sep
16Sep

Miguel Ángel Valero

La presentación, por parte del Instituto de Actuarios Españoles (IAE), de su Plan Estratégico hasta 2027, 'Una estrategia para liderar el futuro', fue sobre todo una demostración de cuánto echamos de menos al exgobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que recibió la distinción de Actuario de Honor (aprobada en asamblea general el 31 de mayo) de  manos del presidente del Instituto, Fernando Ariza.

A Pablo Hernández de Cos le bastó una frase para meterse en el bolsillo a la audiencia: "ser exgobernador es tan difícil como llegar a serlo". Y aprovechó la oportunidad para insistir en los mensajes que lanzaba cuando estaba en Cibeles: aportar a la sociedad y a las instituciones públicas "desde el conocimiento científico y el rigor analítico", porque en España existe un problema de educación financiera, "el ciudadano no entiende el concepto de inflación".

Antes, al inicio de la presentación del Plan Estratégico 2024-27, el director general del Instituto, Javier Olaechea, desvelaba que los servicios más utilizados por los actuarios son las publicaciones ('Anales' y 'Actuarios'). Y que el análisis DAFO realizado mostraba que se trata de "una profesión poco conocida", en la que la constante evolución del entorno tecnológico obliga a "una actualización continua de competencias", además de reconocer "el bajo nivel de compromiso" de estos profesionales con la promoción de su actividad. Además, es una profesión en la que "la demanda supera a la oferta", con un problema de relevo generacional. 

Pero no todo son lamentaciones. Javier Olaechea destaca que se trata de una profesión con credibilidad, solvencia y prestigio internacional: "los estándares españoles son referencia". Así, el Instituto ha participado en "las bases técnicas actuariales del Baremo de Autos, la Comisión de Biometría, la transposición de Solvencia II e IORP II, la inclusión como entidad de consulta de la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera, y ahora colabora con el análisis de alternativas para la implantación de IFRS17 en España”, entre otras aportaciones.

El Plan Estratégico hasta el año 2027 plantea dar más valor a los actuarios jóvenes, potenciar el centro de investigación, fomentar la colaboración con otras profesiones y la presencia en otras actividades, recalcar la visión de liderazgo social, y sobre convertir los riegos en oportunidades, lo que exige "abrir la mente".

Precio justo

El presidente del Instituto, Fernando Ariza, pone el foco en el propósito ("la razón de ser, para qué existimos") de “fortalecer y desarrollar la profesión, contribuyendo al progreso de una sociedad cada vez más equitativa e inclusiva", lo que requiere "implicar aún a más actuarios” en sus actividades, calcular "el precio justo" en función de los riesgos, velar por el equilibrio.

Para hacer realidad ese Propósito se requieren unos valores (¿cómo queremos llegar?"): independencia, transparencia ("dar información exacta y veraz"), excelencia ("gestión eficaz y fiable, autoexigencia") y sostenibilidad, que se traduce en "compromiso con el entorno y con las personas".

La Visión 27 implica que “se trabajará para que los colegiados sintamos que el Instituto es una institución que vela por nuestros intereses profesionales y que nos permita seguir mejorando nuestro presente y futuro mediante una propuesta de valor cercana, eficiente, inmediata y atractiva en términos de actividad, conocimiento, generación o grado de vulnerabilidad entre otros, para ampliar nuestro perímetro de actuación y aglutinar a todo el colectivo actuarial y a los nuevos estudiantes del máster”. 

Y también el compromiso de dar respuesta, desde la profesión y la ciencia actuarial, a la nueva longevidad, los retos tecnológicos, desafíos de la inteligencia artificial, el cambio climático o la lucha contra las desigualdades, y donde consigamos contribuir a reducir el gap de protección de todos los ciudadanos y empresas, en especial el de los más vulnerables. 

Esto requiere potenciar la colaboración con todos sus grupos de interés, desde la independencia, la sofisticación técnica, y la capacidad de innovación e investigación. Fernando Ariza insiste en que “debemos convertirnos en una referencia sectorial y social, para ser capaces de influir en la toma de decisiones y contribuir a articular una sociedad mejor”.

En el debate posterior, Mercedes Ayuso, Rubén Nova, José Miguel Rodríguez-Pardo, Eduardo Sánchez Delgado y Luis María Sáez de Jáuregui, se hizo énfasis en la formación continua y acreditada, en la actualización de competencias, pero también en la necesidad de tener acceso a toda la información para poder anticiparse. En ese sentido, Mercedes Ayuso, directora de la revista Anales del IAE, destaca el papel del Instituto en investigación y transferencia del conocimiento, en las necesarias alianzas con la Universidad. Pone como ejemplo la utilidad para la sociedad y para afrontar el reto de la “nueva longevidad” de la existencia de un repositorio de datos de mortalidad que permita al Instituto hacer las tablas sectoriales y su monitorización continua, como hacen otros colegios profesionales en Europa. 

Rubén Nova, presidente del Consejo de Actuarios Jóvenes del IAE, resalta cómo la creación de espacios de colaboración intergeneracional y la formación en nuevas competencias técnicas y cuantitativas debe ser una respuesta a la demanda que tienen estos profesionales. Y subraya que los actuarios jóvenes se ven más fidelizados y reconocidos en las empresas que les exigen la colegiación y les facilitan la acreditación de la formación continuada del Instituto.

José Miguel Rodríguez-Pardo, Presidente de la Escuela de Práctica Actuarial y Financiera (EPAF), insiste en que la formación continuada bsea exigible, cuanto menos, a funciones supervisadas y reguladas, destacando que en Europa hay países donde retiran la cualificación profesional si no se acredita ésta. “En España tenemos un modelo en el que el Estado, vía universidades, dice quién es actuario, y el colegio profesional es quien dice si se es competente, por la vía de la formación continuada y por el cumplimiento de los estándares profesionales y de las normas deontológicas". 

Los codirectores del Centro de Investigación Actuarial de España (CIAE) del Instituto, Eduardo Sánchez Delgado y Luis Sáez de Jáuregui, indicaron que se puede estudiar cómo reducir el gap de protección aseguradora y favorecer la inclusión de colectivos más vulnerables en el seguro, como pueden ser los seguros de dependencia y de salud para personas de más de 65 años, pero también para las empresas ante los riesgos cibernéticos, buscando soluciones aseguradoras desde la profesión actuarial frente al problema de la inexistencia de datos fiables y representativos. 

Luis Sáez de Jáuregui, además, reclama más estándares profesionales, pues son éstos los que orientan al actuario en sus responsabilidades y generan más valor al trabajo del actuario, como se ha demostrado con las Guías de la Función Actuarial y de Gestión de Riesgos. 

Eduardo Sánchez Delgado considera que el Instituto puede trabajar investigando el impacto del cambio climático en la sostenibilidad del Estado de bienestar, y sobre los fenómenos de la naturaleza y su aseguramiento. 

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