Miguel Ángel Valero
El último informe de Allfunds y MainStreet Partners sobre el mercado de bonos verdes, sociales y de sostenibilidad (bonos GSS, por sus siglas en inglés), revela un significativo crecimiento en la inversión sostenible a nivel global. El volumen total de emisión de bonos GSS en 2023 alcanzó los 862.000 millones€, acercándose a un máximo histórico de 4 billones en emisiones totales de este tipo.
España, junto a países como Francia, Alemania, Países Bajos, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón, Reino Unido e Italia, alcanzaron la cifra récord de 160.000 millones$ de emisión en bonos GSS en 2023, lo que supuso el 31% de los bonos verdes emitidos el año pasado.
En el mercado de bonos GSS, los emisores europeos dominan el mercado con el 66% del volumen acumulado, seguidos por América (16%) y Asia (14%). Por ello, los bonos emitidos en euros representan en 2023 el 39%, seguidos por el dólar estadounidense con un 29%.
Además, las entidades financieras, según el informe, son las mayores emisoras de bonos GSS, con un 37% del volumen total en 2023, seguidas por empresas (27%) y gobiernos e instituciones supranacionales (18% cada uno).
El transporte sostenible, el mayor beneficiado
La inversión en el sector del transporte sostenible ha sido el principal beneficiario de esta inversión (con el 43 % de los fondos obtenidos desde 2012) recibiendo el triple de la inversión concedida a proyectos de energías renovables de otros emisores no soberanos. En España, se ha destacado un notable incremento en la inversión hacia el transporte sostenible, siendo ésta la categoría más financiada y triplicando su inversión desde 2012 por parte de los Estados. Esto se evidencia en iniciativas como el Bono Verde de 2019, que asignó fondos para subvenciones en el transporte público y proyectos de energía limpia, impulsando así la sostenibilidad y la reducción de emisiones en el país.
Aunque los bonos soberanos tienden a abordar una mayor variedad de tipos de proyectos, su menor atención a las energías renovables se traduce en una menor alineación con la Taxonomía Europea: 31% para los soberanos frente a 59% para las empresas.
En este sentido, José María Gallardo, director de MainSteet Partners, resalta que “los bonos verdes son un magnífico ejemplo de cómo la financiación pública y privada puede lograr un mayor impacto ambiental en sectores de la economía habitualmente difíciles de abordar, como el transporte sostenible”.
“Respecto a la participación de España en el mercado de bonos verdes, su implicación ha aumentado considerablemente, financiando proyectos de energía renovable y eficiencia energética, como es el caso de transporte sostenible. Este hecho demuestra que los bonos GSS son esenciales en la financiación de los planes de transición hacia una economía más ecológica y en el cumplimiento de sus compromisos de cero emisiones netas”, subraya.
De las 21 Variables de Impacto que MainStreet Partners utiliza en su análisis de los bonos GSS, para medir la alineación con la Taxonomía de la Unión Europea, destacan estas 3:
La alineación con la Taxonomía de la Unión Europea ha sido crucial para atraer inversiones hacia proyectos sostenibles en España. En particular, los bonos verdes muestran una alta alineación con la Taxonomía, alcanzando un 61% de conformidad. Esta alineación no solo asegura la transparencia y credibilidad de las inversiones, sino que también refuerza el compromiso de España con la transición hacia una economía baja en carbono.
Además de los beneficios ambientales, los bonos sociales en España han financiado importantes iniciativas que abordan necesidades críticas en la sociedad. Estos incluyen proyectos de infraestructura social, apoyo a pequeñas y medianas empresas (pymes) y mejoras en servicios públicos, contribuyendo a una mayor cohesión y bienestar social.
Con un entorno regulatorio favorable y una creciente demanda de inversiones sostenibles, se espera que España continúe su trayectoria ascendente en el mercado de bonos GSS. La colaboración entre el sector público y privado será clave para mantener este impulso y lograr los objetivos climáticos y sociales a largo plazo.