09 Oct
09Oct

Miguel Ángel Valero

La economía, la inflación, los problemas geopolíticos, el derecho al aborto y los controles a la inmigración son los principales asuntos que decidirán el resultado de las elecciones en EEUU. Pese a la volatilidad a corto plazo de los mercados en torno a la temporada electoral, el S&P 500 se deja influir poco por el partido que consigue el control dela Casa Blanca y nunca ha caído en un año de reelección presidencial. Pero los sectores muy regulados, como los de asistencia sanitaria, energía y el financiero, podrían resultar más volátiles durante la temporada de elecciones; las políticas relativas a recortes de impuestos y el aumento de los créditos fiscales por hijos pueden tener un impacto positivo en el sector de consumo discrecional y el tecnológico; mientras una agenda centrada en el clima y las energías verdes pueden favorecer el sector de las energías renovables.

Son las conclusiones de un análisis del Deutsche Bank sobre las elecciones en EEUU, América va a las urnas. El informe plantea, como escenario base, un gobierno dividido (ningún partido controla la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso), con una probabilidad de victoria del 50%-50% para Donald Trump y Kamala Harris. La probabilidad de que los republicanos obtengan el control absoluto del Congreso es de un 25%, con una menor probabilidad de que lo consigan los demócratas. 

Es improbable que se aprueben grandes cambios legislativos con un Congreso dividido, pero algunos temas que requieren acuerdos entre ambos partidos (como la inmigración, la reforma de los permisos de energía, China y las cadenas de suministro) se beneficiarían de esa situación.

Si gana Trump, puede respaldar una prórroga completa de la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017 con compensaciones fiscales parciales, mientras que Harris podría mantener los recortes de impuestos para la clase media, pero aumentarlos para las personas acaudaladas y volver a elevar el tipo impositivo para las empresas. Al final, las políticas económicas y las medidas propuestas por ambos candidatos seguramente ampliarán el creciente déficit fiscal, si bien se espera que éste sea mayor en caso de que gane Trump. 

Las recesiones (o su ausencia) suelen determinar a los ganadores de una elección presidencial. Si no se ha producido una recesión en los dos años anteriores a los comicios, el actual presidente sale reelegido. Si se ha producido una recesión en los dos años anteriores a las elecciones (el ejemplo más reciente fue durante el mandato de Trump), el presidente en el poder no sale reelegido .

El Gobierno de Biden ha adoptado una serie de medidas para que Estados Unidos no caiga en recesión. Se ha acelerado el gasto público en infraestructuras relacionadas con la ley IRA para impulsar la actividad económica y se han condonado préstamos para estudiantes para aumentar la renta disponible, lo que ha elevado el gasto de consumo. La administración de Biden ha implementado algunas medidas para mantener precios bajos en la gasolina, liberando petróleo de reservas estratégicas de crudo. Además, se ha tratado de minimizar la disminución de la liquidez emitiendo más deuda en el tramo corto de la curva de bonos del Tesoro.

El Índice de Miseria predice el ganador

La inflación y el paro suelen ser indicadores clave de los resultados electorales: el Índice de Miseria ha permitido predecir 15 de los 16 ganadores de unas elecciones presidenciales en el pasado. Según los resultados electorales históricos desde 1980, si el Índice de Miseria se encuentra por debajo de 7,353 en el octubre anterior a los comicios, el presidente actual (en este caso, Kamala Harris, como sucesora de Biden) tiene bastantes posibilidades de ganar. 

Este índice se encuentra actualmente por debajo. Los próximos datos importantes a los que habrá que presentar atención para el Índice de Miseria serán el del IPC -que se publicará el 10 de octubre (inflación de septiembre)- y el de nóminas no agrícolas del 1 de noviembre.

El índice VIX (volatilidad) suele subir en torno a la temporada electoral, fluctuando en línea con el Índice de Incertidumbre sobre Políticas Económicas. Cuando el VIX ha tocado techo en julio o agosto antes de unas elecciones de noviembre, normalmente las ha ganado el partido en el poder. No obstante, después de loscomicios, el VIX siempre ha descendido, independientemente del resultado electoral.

En promedio, el S&P 500 gana 2,5 puntos menos en el año de unas elecciones presidenciales, rezagándose ligeramente respecto al resto de años. Históricamente, según los datos de los rendimientos del mercado en los años electorales entre 1980 y 2020, las Bolsas suelen repuntar después de la votación hasta el día de la inauguración, tras la notable rentabilidad inferior preelectoral debido a la incertidumbre en el mercado.

 Si gana Trump

Los republicanos se centrarán en liberalizar la economía y generar un impulso fiscal positivo prorrogando los recortes de impuestos. Trump podría sustituir a Powell, lo quepodría llevar a algunos cambios imprevisibles en la política monetaria de la Fed.

Habrá una prórroga completa (3,3 billones$) de la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017 con compensaciones fiscales parciales. Esto puede contribuir a ampliar aún más el déficit fiscal actual. No obstante, habrá controles y contrapesos para garantizar que los impuestos se sigan ciñendo a un presupuesto específico. 

Puede haber un mayor riesgo de aumento de los aranceles a China, y unos riesgos moderados con respecto a los aranceles mundiales. Si Trump es elegido presidente, la India podría beneficiarse de la migración de las cadenas de suministro fuera de China. Las acciones de megacapitalización podrían verse afectadas por un aumento de los aranceles, dados los costes adicionales que podrían derivarse de los transportes y las represalias chinas ante estas medidas de control.

Las ideologías de base del partido republicano son de libertad personal, una economía de libre mercado y reducciones de impuestos. Puede ponerse de nuevo el foco en la inmigración ilegal y la llegada al país de personas indocumentadas bajo un gobierno de Trump. Se adoptaría una actitud más conservadora hacia cuestiones clave en torno al aborto y las ideologías de género.

Bajo una presidencia republicana podría haber un enfoque más unilateral del 'America first', que comportaría dedicar más recursos al crecimiento del empleo nacional frente a la externalización al extranjero. Podría reducirse la ayuda económica a Ucrania y el apoyo a la OTAN. Sería posible que aumentara la financiación militar para Israel y continuaran las alianzas diplomáticas con este país.

Dada la elevada inflación y el mayor coste de la vida de los últimos años, se espera que el partido republicano se centre enpolíticas y temas dirigidos a reducir estos lastres. Bajo una presidencia de Trump, pueden prorrogarse las bajadas de impuestos de la ley TCJA de 2017 y eliminarse las prestaciones de la Seguridad Social para las personas mayores.

Dada la reducción del impuesto de sociedades y una posible relajación de las medidas normativas en torno a Basilea III y los requisitos de capital CET (los de máxima calidad), el sector financiero se beneficiaría si Trump es presidente.

Una reducción del tipo impositivo para las empresas comportaría un mayor gasto en I+D y otras iniciativas de innovación en torno a la IA y las capacidades de gestión de datos en la nube, lo que podría contribuir a impulsar el sector tecnológico. Trump podría tratar de revocar la Orden Ejecutiva de Biden sobre un desarrollo seguro y fiable de la inteligencia artificial y preparar planes para aumentar las inversiones en IA relacionadas con el sector militar, lo que podría fomentar el crecimiento del sector.

En el sector de las telecomunicaciones, el partido republicano tal vez no respalde la financiación de la ampliación de la banda ancha. También podría revocar la normativa sobre la neutralidad de la red. Esto ayudaría a los principales operadores de cable a competir mejor contra las empresas de telecomunicaciones, al poder ampliar su cobertura en las áreas rurales.

Una de las principales iniciativas del partido republicano ha sido convertir EEUU en el mayor productor de petróleo y gas para reducir los costes de la energía. Una reducción de las restricciones a la exploración de petróleo y gas y un aumento de las inversiones en infraestructuras de exploración será una gran baza para el sector de la energía. Además, Trump podría aumentar los arrendamientos de terrenos de propiedad federal y reducir las regalías para impulsar la producción nacional de petróleo y gas. Los planes de Trump de imponer aranceles podrían comportar riesgos adicionales para las infraestructuras de las cadenas de suministro de apoyo al petróleo y gas.

Si gana Trump, podría modificar los créditos fiscales de la IRA para los vehículos eléctricos y modificar las normas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), lo que podría incidir negativamente en el sector.

Si gana Harris

Los demócratas pueden crear un impulso fiscal negativo al dejar expirar algunos recortes de impuestos y mantener la estabilidad de las políticas de la Fed. Harris seguramente seguiría desarrollando el plan ‘Build Back Better’ de Biden y se ampliaría el apoyo a los créditos fiscales por hijos,

Con Kamala Harris en la Casa Blanca, puede haber una prórroga parcial de las bajadas de impuestos y compensaciones parciales de los impuestos en los tramos más altos. Siguiendo en la línea de las políticas fiscales de Biden, Harris seguramente se centrará en mantenerlos recortes de impuestos de la clase media y gravar más a las grandes empresas y los grandes patrimonios. No obstante, esto dependería de la composición del Congreso. Incluso si los demócratas lograran hacerse con el control de la Cámara de Representantes y el Senado, tendrían que ganar impulso en los Estados más conservadores para poder aprobar estas políticas. 

Es más probable que Harris mantenga los aranceles actuales frente a China, adoptando a la vez unos controles específicos a las exportaciones de determinados sectores chinos. En su discurso más reciente, Harris afirmó que "América, no China, lidera la competencia en el siglo XXI" y reiteró el compromiso de EEUU como líder mundial en el ámbito de la IA y otras tecnologías emergentes.

Con una administración demócrata habría más avances en los derechos reproductivos, el derecho de voto y, en general, una actitud más liberal hacia cuestiones sociales. Son más propensos a respaldar una reforma de la inmigración y una reforma electoral puesto que la igualdad social, las libertades civiles y unas economías capitalistas mixtas son pilares clave de la ideología demócrata.

Si los demócratas se mantienen en el poder en la Casa Blanca, se espera que prosigan con sus iniciativas actuales de colaboración multilateral con otros países y que sigan apoyando a Ucrania y a Taiwán. Harris continuará la política de Biden y seguirá respaldando a Israel, suministrándole armas mientras pide un alto al fuego en Oriente Próximo. Se mantendría el apoyo a la OTAN para preservar la "defensa" y los "ideales de seguridad" de EE.UU. en la economía mundial.

Si ganan los demócratas, sería más probable que Harris siguiera impulsando la normativa Dodd-Frank para mantener la liquidez y los requisitos de deuda a largo plazo. También mantendrá la vigilancia de las comisiones y las prácticas de préstamos al consumo por parte de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB), que tal vez no serían objeto de más vigilancia bajo una presidencia de Trump.

Harris seguramente mantendrá las líneas de la actual Orden Ejecutiva de Biden para continuar sentando unas bases normativas en la IA.

Si los demócratas siguieran en la presidencia, seguramente se mantendrían muchas de las políticas adoptadas bajo el primer mandato del presidente Biden. Un mayor gasto social y una orientación hacia ayudas a la clase media ganarían prominencia. El aumento de los créditos fiscales por hijos y los recortes de impuestos para las personas de rentas más bajas podrían aumentar la renta disponible de las familias, lo que fomentaría el gasto. Existe la posibilidad de nuevas propuestas de condonación de préstamos para estudiantes.

Continuando las iniciativas de la Ley para la Reducción de la Inflación (IRA) de Biden, aumentarían las inversiones en energías renovables, infraestructuras verdes y la ley CHIP (que establece incentivos para la producción de semiconductores). Las iniciativas de deslocalización cercana y de relocalización a través de la IRA impulsarán la fabricación y producción nacionales en los sectores de las energías verdes y renovables. En el primer año desde que se promulgó la Ley para la Reducción de la Inflación, más de 70.000 millones$ de los 110.000 millones de inversiones anunciadas se han dedicado a iniciativas de vehículos eléctricos (VE). Unos créditos fiscales de la IRA para la fabricación de vehículos y baterías de VE serían determinantes para impulsar este sector bajo una presidencia demócrata.

Independientemente de quien gane, puede producirse un giro en unas políticas comerciales centradas en unas restricciones mínimas, estableciendo y manteniendo una posición competitiva de EEUU en los desarrollos tecnológicos mundiales. Si bien un presidente demócrata y uno republicano pueden diferir en la cuantía de los aranceles, es probable que haya más aranceles estratégicos para reforzar la economía nacional.

En el sector de la atención sanitaria, es improbable que se revoque la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), tanto bajo una presidencia de Trump como de Harris. Si gana Harris, se continuaría tratando de impulsar la inscripción en Medicaid y mejorar las subvenciones para las primas de la ACA (cuya fecha de vencimiento actual es a finales de 2025). Si bien las industrias farmacéutica y biotecnológica dentro del sector sanitario podrían salir ganando más con un gobierno republicano gracias a las reducciones de impuestos y una menor regulación, una victoria demócrata podría ser más favorable para los proveedores de asistencia sanitaria dado el menor porcentaje de la población sin un seguro. Las inscripciones de la ACA y/o Medicaid podrían ser más reducidas con una presidencia de Trump.• Las políticas de Trump sobre la ACA y Medicaid podrían elevar los porcentajes de personas no aseguradas y hay más posibilidades de unos menores ingresos de las aseguradoras gestionadas por la ACA y Medicaid y de una asistencia sin compensación por parte de los hospitales. Por otra parte, los sectores de tecnologías médicas y ciencias de la vida podrían verse menos afectados por las políticas y los resultados electorales, salvo si hubiera subidas importantes de impuestos.

La rentabilidad de algunos sectores críticos como la atención sanitaria, la agricultura, la defensa, el comercio proteccionista y los servicios públicos está más bien poco sesgada ante la temporada electoral, aunque pueda experimentar cierta volatilidad acorto plazo debido a la naturaleza muy regulada de sus sectores.

El potencial de una escalada de las tensiones entre EE.UU. y China y la consiguiente intensificación naval y de submarinos es un problema común tanto para los demócratas como para los republicanos. Además, tanto Harris como Trump se centrarían potencialmente en la imposición de aranceles a la importación contra China y Europa para impulsar la competitividad del sector manufacturero. Los sectores de defensa y de comercio proteccionista deberían beneficiarse,  independientemente de quien ocupe la Casa Blanca.Utilities

Las medidas reguladoras y políticas a nivel estatal en torno a las energías limpias y las inversiones en infraestructuras seguirán afectando al movimiento en este sector más que el resultado de las eleccionespresidenciales.

Los sectores agrícola y ganadero seguramente se beneficiarán, independientemente de quién gane la presidencia, ya que ambos partidos apoyan la financiación de programas de investigación, medidas de conservación y el uso de tecnología de alta precisión. Si bien puede haber variaciones en la ley agrícola (una legislación que abarca programas que cubren el seguro de cosechas, el acceso de familias con rentas bajas a alimentos saludables y unas prácticas agrícolas sostenibles), tanto Trump como Harris estarían a favor de impulsar este sector.

Las elecciones estadounidenses de 2024 serán una contienda costosa y muy disputada. Como en 2020, la carrera se reduce de nuevo a los 77 votos del colegio electoral que se reparten entre los seis estados bisagra clave: Arizona, Georgia, Nevada, Pensilvania, Michigan y Wisconsin.

"Aunque la volatilidad a corto plazo es habitual en los mercados al entrar en la temporada electoral, es importante separar el ruido de lo que mueve la rentabilidad de los mercados de renta variable a largo plazo, que depende de unos fundamentos sólidos. En el pasado, los mercados bursátiles se han dejado influir poco a medio plazo por quién se traslada a la Casa Blanca, lo que confirma el viejo dicho bursátil de que en las Bolsas, la política tiene poco recorrido. Las elecciones tienen poca repercusión en el entorno macroeconómico actual e inmediato, pero pueden tener un fuerte impacto en el entorno económico futuro", subraya el análisis del Deutsche Bank. 

"Si bien pueden hacerse apuestas tácticas significativas para crear una serie de jugadas estratégicas, las carteras de inversión deberían construirse para durar más que un ciclo electoral. En la mayoría de los casos, una cartera multiactivos bien diversificada es la mejor manera de capear los acontecimientos políticos y macroeconómicos, y la estrategia de inversión debe seguir adaptándose a los plazos, las necesidades de liquidez y los niveles de tolerancia al riesgo personales", concluye.

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