El Colegio de Economistas de Madrid ha distinguido a Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, como Colegiado de Honor. La decana, Amelia Pérez Zabaleta, asegura que “es muy difícil lograr un reconocimiento tan extendido en el ámbito económico-financiero como el que se produce en torno a la figura de Hernández de Cos. Se ha forjado un nombre propio y no sólo en el ámbito de la política monetaria europea. Sus conocimientos, tanto académicos como de política económica y fiscal, y su capacidad de gestión e interlocución con los principales organismos internacionales, le han valido el reconocimiento de ser uno de los economistas españoles más prestigiosos en el ámbito internacional”.
El exconsejero del Banco Central Europeo, José Manuel González Páramo, destaca en la laudatio dos características de Hernández de Cos en el Banco de España, “su defensa -con las palabras y, sobre todo, con los hechos-, de la independencia y la autonomía del banco central. Una independencia que ha rendido grandes servicios a la estabilidad económica de nuestras sociedades durante décadas, pero que hay que seguir defendiendo día a día. Y segundo, su denodado esfuerzo para recuperar y relanzar el prestigio del Banco de España, tanto en nuestro país como a nivel internacional”.
El que fuese director de la tesis doctoral del actual gobernador del Banco de España ha explicado que Hernández de Cos reúne dos grandes rasgos del canon de la profesión de economista, “el del economista como predicador, en los términos de George Stigler. Esto es, el economista que explica, que critica o que recomienda, con argumentos claros y razonados” y “como técnico, el ingeniero de los grandes planes, pero también atento a los pormenores, que hacen a los planes funcionar, papel al que la Nobel Esther Duflo ha denominado, de manera un tanto chocante pero ilustrativa, el economista como fontanero”.
Por su parte el gobernador del Banco de España afirma en su discurso la necesidad de “instaurar una cultura de evaluación de las políticas públicas que fomente su diseño y ejecución sobre la base de la mejor evidencia disponible en cada momento”; de ampliar “el marco analítico que utilizamos los economistas en las evaluaciones de las políticas públicas para incorporar mejor la heterogeneidad de sus impactos, su evolución temporal, las consideraciones acerca de la economía política y los conocimientos de otras ciencias; también, de contar con más y mejores datos para alimentar estos estudios; reforzar el marco institucional que soporta la elaboración de las evaluaciones de políticas públicas; y, por último, conseguir una comunicación más efectiva de unos resultados complejos con el fin de aumentar la calidad del debate público, e incrementar la educación económico-financiera de la ciudadanía”.
“Los profesionales de la economía individualmente y las instituciones económicas independientes como el Banco de España podemos hacer importantes contribuciones para la superación de estos retos, lo que nos permitirá, como país, incrementar el rendimiento y la eficiencia de las políticas públicas, mejorar su legitimidad entre los ciudadanos y agrandar la confianza de estos en las instituciones", asegura.
En este sentido, los economistas deben ayudar a lograr "unos consensos básicos que, reconociendo y respetando la legítima pluralidad ideológica, nos ayuden a fijar objetivos colectivos ambiciosos pero alcanzables que nos proyecten con confianza hacia el futuro”.
"Las reformas estructurales que España necesita para recuperar la senda de progreso y de convergencia con nuestros socios europeos deben poder perdurar en el tiempo para surtir efecto. De ahí que deban contar con amplios apoyos en la sociedad, y esto será más probable en la medida en que sus impactos sean transmitidos con objetividad y claridad por evaluaciones independientes de alta calidad”, insiste.