16 Feb
16Feb

Miguel Ángel Valero

Manuel Bermejo, el autor de La familia empresaria, vuelve a la carga en LID Editorial con Familias Empresarias en la sociedad del cambio. Agenda estratégica para la gobernanza y el liderazgo transformador. La obra parte de una convicción que es también una evidencia empírica: "una sociedad donde predominan negocios familiares competitivos, con un sólido soporte estratégico para abordar procesos críticos como la transición generacional y liderados por familias empresarias con acrisolados valores, está en mejores condiciones para avanzar hacia un desarrollo social sostenible e inclusivo".

Pero, para hacer realidad es convicción/evidencia, las familias empresarias deben orientar su acción "hacia la consolidación de potentes proyectos empresariales que impacten positivamente en sus geografías de influencia".

En un contexto de "verdadera sociedad del cambio" y de "policrisis inminente" (como ya avisó el Foro de Davos en 2023), la empresa familiar debe evolucionar a familia empresaria, concepto que el autor define así: "miembros de la familia que se unen para emprender, ya no solo la empresa heredada de sus mayores, sino para aprovechar otras oportunidades de negocio o de inversión".

Y lo hacen desde la reputación, lo que John D. Rockefeller considera "hacer las cosas bien y que se sepa".

Una familia empresaria sabe perfectamente (y por eso toma las medidas adecuadas) que "los conflictos familiares suponen la principal causa de desaparición de empresas familiares".

Manuel Bermejo insiste en una obviedad pero que en demasiadas ocasiones no se tiene en cuenta: "sin empresario no hay empresa". Se requieren "generaciones y generaciones de familias empresarias que cuenten con líderes emprendedores que creen culturas emprendedoras en sus organizaciones", que logran un crecimiento "sano, que no sacrifica rentabilidad ni la necesaria reinversión que facilita la anhelada perdurabilidad".

La familia empresaria debe sumarse de verdad a la sostenibilidad y con "su capacidad para satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras a satisfacer las suyas".

Eso requiere líderes que no se limiten a gestionar el patrimonio familiar hasta la siguiente generación, sino "emprendedores que hagan inteligentes lecturas de mercado para anticipar tendencias, diseñar estrategias ganadoras y asegurar que se ejecutan satisfactoriamente". Líderes "capaces de transformar sus organizaciones".

Un líder que trabaje con la familia la respuesta a estas preguntas: ¿qué sueños perseguimos juntos?, ¿para qué seguir juntos?, ¿qué nos une? La respuesta está en el propósito común, que "da sentido a lo que hacemos cada día". "Preservar un legado es una potente propósito para una familia si se trabaja a fondo el asunto", insiste el autor. Porque "merece la pena trabajar en que en la familia haya un buen ambiente para construir juntos el sueño compartido".

Y para ello se necesita buena gobernanza, que supone "informar de manera clara sobre la evolución y los hitos críticos de la familia empresaria y la empresa familiar". Porque si "impera el secretismo, es prácticamente imposible construir relaciones de confianza".

"La buena gobernanza significa que se establecen normas que son aceptadas", por lo que "siempre se hace más fácil gestionar situaciones de crisis".

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