Miguel Ángel Valero
"¿Cómo es posible que dispongamos de las tecnologías para frenar, o incluso revertir, el cambio climático y la devastación del planeta y no seamos capaces de realizar el pequeño esfuerzo económico colectivo necesario para aplicarlas? ¿Qué conciencia de especie tenemos? ¿Cómo podemos seguir creyendo que somos los reyes de la creación y que este mundo -o cualquiera de los que hay ahí fuera- nos pertenece y podemos hacer con él lo que nos venga en gana?".
Son algunas de las interpelaciones que hace Ventura Ruperti, socio consultor de una firma de asesoría estratégica internacional, autor de varios libros (Ser mejor directivo: esa es la cuestión; Let's play! La empresa contada a los jóvenes; Meditando el management ... y la vida), inversor en startup y miembro de varios consejos de administración, en Recipronomics. Cómo resetear nuestra relación con el planeta y entre nosotros (157 páginas, Plataforma Editorial).
El autor cita a George Steiner: "somos los invitados de la vida. ¡En este pequeño planeta en peligro, debemos ser a la par huéspedes y anfitriones"; "aprender a ser invitados de los demás y a dejar la casa en la que estamos invitados un poco más rica, un poco más humana, un poco más justa, un poco más bella que como la encontramos".
Para lograrlo, Vicente Ruperti propone "un equilibrio inteligente entre propiciar y promover los efectos positivos del mercado y, al mismo tiempo, eliminar sus efectos perniciosos"; "aceptar que el ser humano es simultáneamente colaborativo y competitivo", por lo que "la armonización de lo individual y lo comunitario no solo es deseable y equitativa, sino que es natural". "La colaboración puede resultar muy a menudo la única llave capaz de desbloquear puertas que permanecen cerradas por falta de suficientes recursos, ya sean materiales o intelectuales", asegura.
Desde este planteamiento, "las empresas han de contribuir al bienestar colectivo más de lo que lo hacen actualmente, aunque sin perder una clara orientación hacia el beneficio económico". Las personas, aceptar "que es mucho más lo que nos asemeja que lo que nos diferencia", por lo que "el éxito de unos no está asociado necesariamente con el fracaso de otros", y que "para que existan ricos, no es imprescindible que existan pobres".
Ventura Ruperti sorprende al asegurar que "entre las distintas personas que están capacitadas para conducir a nuestra sociedad hacia un nuevo periodo de prosperidad y bienestar, de manera sostenible, respetuosa con el medio ambiente y, al mismo tiempo, de forma solidaria y beneficiosa para el conjunto de la sociedad, están los emprendedores innovadores".
También defiende que "la reciprocidad es un excelente principio para el desarrollo de las relaciones entre personas o entre grupos", porque es un "factor motivador fundamental": "si alguien es esfuerza por mí, o lucha por mí, o simplemente me ayuda de forma desinteresada, es casi seguro que, llegado el momento, también yo me esforzaré o lucharé por esa persona o la ayudaré".
La conclusión del libro es clara: "Los seres humanos no somos capaces de encontrar el camino que más nos satisface en nuestras vidas, simplemente porque no sabemos buscarlo bien".