LA Almazara sitúa a Ronda como capital del oleoturismo

Miguel Ángel Valero

Esta historia comienza hace más de 200 años, cuando una comunidad de religiosas en Ronda (Málaga) producía y comercializaba un aceite de oliva orgánico, considerado el mejor del mundo: 'La Amarilla'. En los años 90 del siglo XX, la familia Gómez de Baeza, propietaria del olivar La Amarilla recupera la tradición de las monjas y crea LA Organic.

En 2010, durante una visita a las bodegas Marqués de Riscal. Pedro Gómez de Baeza comenta al empresario Santiago Muguiro que el modelo que la compañía había desarrollado en Álava, de la mano del arquitecto Frank Gehry, debía trasladarse al aceite de oliva. Y embarcan en el proyecto al diseñador francés Philippe Starck, encargado del diseño de los envases de LA Organic. 

En 2014 LA Organic se transforma en LA Almazara, sociedad de la que Pedro Gómez de Baeza fue presidente hasta su fallecimiento el pasado verano y que le impidió ver cómo se hacía realidad su sueño. Su puesto lo ocupa ahora el empresario Juan Villar Mir, con Santiago Muguiro, como director del espacio ubicado en plena Serranía, a dos kilómetros de la ciudad, junto a la carretera entre Ronda y Cuevas del Becerro. Philippe Starck es, además de cofundador, director creativo.

“Ha sido un proceso largo, pero creemos que la iniciativa puede marcar un antes y un después en el sector del aceite”, explica Santiago Muguiro. LA Almazara espera recibir 40.000 visitantes al año.

No se puede describir lo que es LA Almazara, que sitúa a Ronda como capital del oleoturismo, al que reinventa de manera radical. Hay que verlo. Es la primera almazara de autor del mundo. Es un molino, museo, centro cultural, un homenaje a Andalucía, pero sobre todo al arte de la producción del aceite de oliva de calidad. Es el primer museo sobre el aceite de oliva del mundo que fusiona producción, diseño, arte, tradición y gastronomía.

Pero es más. Mucho más. Para su diseñador, "un lugar insólito, increíble y milagroso donde el visitante puede disfrutar de una experiencia poderosa y radical que desafía y transforma. Es un cúmulo de misterios donde el respeto cristalizado del aceite de oliva se mezcla con la emoción".

Es un lugar diseñado para ofrecer una experiencia única e inmersiva que celebra la magia y la poesía del aceite de oliva virgen extra (AOVE), con una prensa de aceite en funcionamiento, un museo, un restaurante, una zona de cata, un auditorio, un espacio para eventos, y un pequeño hotel.

"No es arquitectura ni un lugar de cultura. Es un objeto que ha caído del espacio y simplemente ha tomado la dimensión y el nombre de respeto. Más allá del objeto en sí, LA Almazara tiene una función, la de proteger una de las cosas de nuestra civilización que presta servicios a nuestra especie animal. Está el agua, está la sal y está el aceite. Estos elementos son sagrados. Siempre han sido respetados, y probablemente siempre lo serán. LA Almazara es un homenaje a este respeto por el aceite de oliva, nacido de todas las civilizaciones que nos han precedido", insiste Philippe Starck.

El creador francés ha apostado por un diseño minimalista, atemporal, sin detalles superfluos, sin revestimientos, sólo lo esencial trabajado con rigor y claridad. Un cubo rojo monolítico, con un inmenso cuerno de toro de acero, "¿Qué sería Andalucía sin un toro?", se pregunta Starck, y un ojo gigantesco fundido en hormigón y que echa humo, un homenaje a los grandes artistas surrealistas andaluces, como Pablo Picasso. Una media aceituna monumental está incrustada en la pared de acero oxidado. Una tubería metálica penetra en el edificio sin salir nunca. Y el agua circulando, bañando, refrescando.

“En la frescura y la oscuridad, el aceite de oliva está por todas partes, y gente inteligente alrededor. Lo cual es de esperar, ya que el aceite de oliva te hace más inteligente, es combustible para el cerebro”, explica Philippe Starck.

Dentro, el museo dedicado al AOVE, la zona de cata y la de restauración. La sombra interior se ve de pronto deslumbrada por un rectángulo de luz que se prolonga en una terraza suspendida por enormes cadenas metálicas y que permite disfrutar del paisaje de la Serranía de Ronda.

Fuera, entre los olivos, espejos y otros objetos escultóricos creados por Philippe Starck, juegos mentales que despiertan e intrigan.

“Siempre respetuosa y sagrada, casi religiosa pero no creencia, con el añadido de inteligencia y emoción, LA Almazara es una gran bofetada que despierta, sacude, aviva, conmueve y rinde homenaje a la aceituna y a su aceite”, proclama Starck.

Todo esto ha requerido una inversión de 22 millones€, de los que 4 millones proceden de un préstamo Feder de la Junta de Andalucía. Su presidente, Juanma Moreno, no oculta su orgullo en la inauguración oficial de esta "obra muy esperada y ambiciosa": es "la primera almazara de autor del mundo y un museo temático del olivar, que no hay ninguno de estas singularidades, tiene la suerte de proyectar cultura y toda su potencialidad; gastronomía, arte e historia, hace del aceite un producto de excelencia y de innovación y lo convierte en una fuente de diversificación económica y de riqueza". El presidente de la Junta de Andalucía aprovecha para reclamar más apuestas por el turismo rural, "un vector pujante".

En LA Almazara se encuentran homenajes a la tauromaquia, con el torero Pedro Romero y el retrato que le hizo Goya, un gran estoque a un toro en una de las paredes del cubo y un enorme tubo que termina en una tolva en la primera planta, mediante el que los visitantes pueden contemplar cómo se reciben las aceitunas. En el sótano y con paneles transparentes, funciona la maquinaria para fabricar el oro líquido.

También se muestra un retrato, basado en la inteligencia artificial, de Abbás Ibn Firnás, un genio  de Ronda que voló durante unos minutos, con un aparato diseñado por él (que también figura en LA Almazara) en el siglo IX, 600 años antes que Leonardo Da Vinci, y que está considerado el padre de la aviación, o al menos uno de sus precursores.

La gran terraza en voladizo con vistas a la sierra de Grazalema está sostenida al cubo por tres enormes cadenas procedentes de un barco petrolero.

El museo permite descubrir los usos históricos del aceite de oliva (de conservas a iluminación, elaboración de jabón, o incluso para la suspensión hidráulica del Citroën DS, más conocido como el Tiburón) los tipos de cultivo actual, su peso en la gastronomía mediterránea, o su valor para la economía española, ya que en esta zona se produce la mitad del generado en España.

Un paseo por la espectacular finca sirve para conocer otros procesos como la recogida de la aceituna o el trabajo con los olivos, que aquí se cultivan sin fertilizantes ni pesticidas. Su producción —con variedades de aceituna arbequina, hojiblanca, picual y marteña— se comercializa bajo la marca LA Organic.