29 Aug
29Aug

Miguel Ángel Valero

Los flujos laborales —tanto de entradas y salidas del empleo, como entre diferentes empleos— presentan una mayor movilidad entre los trabajadores de menor edad. El envejecimiento de la población trabajadora observado en España en las últimas décadas ha contribuido a reducir de forma notable el dinamismo de los flujos laborales agregados en nuestro mercado de trabajo. Surgirán dificultades en los procesos de reciclaje laboral puestos ya en marcha por las transiciones digital y ecológica de las empresas, debido a la previsible intensificación del factor envejecimiento en el futuro próximo.

Son las advertencias que lanza el análisis El impacto del envejecimiento poblacional en los flujos de entrada y salida en el mercado de trabajo español, elaborado por Brindusa Anghel, del Departamento de Análisis Estructural y Estudios Microeconómicos del Banco de España, y Sergio Puente, del Departamento de Análisis de la Situación Económica, y publicado en el Boletín Económico.

El envejecimiento de la población provoca cambios estructurales en la sociedad española. También en la economía, y especialmente en el mercado laboral. Porque el análisis del Banco de España demuestra que la creciente edad media de los trabajadores está frenando la movilidad del mercado laboral (entradas, salidas y cambio de empleo), lo que perjudicar a la adaptación de las plantillas de las empresas al proceso de transición tecnológica y ecológica.

A mayor edad, menor propensión a cambiar de empleo. Mientras que el porcentaje de trabajadores que cambian de empleo no llega al 1% para los que tienen más de 55 años y apenas es del 1,5% para los de entre 45 y 54 años, esta tasa llega al 3,5% para los de entre 25 y 34 años.  y alcanza el 6% entre los empleados con una edad menor de 24 años. 

Alrededor del 2,2% de los trabajadores cambian de empleo cada mes, según la Muestra Continua de Vidas Laborales. Los expertos del El Banco de España calculan que sin el envejecimiento de la población producido en España desde 2005, esta tasa sería cercana al 3%. Esto se traduce en que cada mes hay 82.102 cambios de empleo menos de los que hubiera habido con un perfil similar al que había hace 20 años, a principios del siglo XXI. Y cada mes se producen 122.670 entradas al empleo menos de las que se producirían con una estructura poblacional más joven, similar a la de 2005. Del mismo modo, estima que hay 89.590 salidas menos del mercado laboral al paro.

"Los flujos laborales, tanto en términos de entradas y salidas del empleo, como en términos de movimientos entre diferentes empleos, son más intensos para los trabajadores más jóvenes, lo que sugiere una mayor movilidad laboral dentro de este grupo", apunta el análisis.

"En esta coyuntura, es de prever que surgirán dificultades en los procesos de reciclaje laboral puestos ya en marcha por las transiciones digital y ecológica de las empresas, debido a la previsible intensificación del factor envejecimiento en el futuro próximo", avisan los expertos del Banco de España.

"En las últimas décadas el proceso de envejecimiento de la población española habría contribuido de forma notable a reducir el dinamismo de las tasas de entrada y salida del empleo", insisten los expertos del Banco de España. Es más: el envejecimiento progresivo de la población trabajadora en España "contribuirá a reducir aún más el dinamismo de los flujos laborales en nuestro mercado de trabajo" .

"Este envejecimiento previsto podría dificultar, en ausencia de medidas correctoras —tanto en el ámbito puramente demográfico, como en términos de políticas de empleo y formativas—, los procesos de reasignación sectorial y ocupacional de los trabajadores necesarios para las transiciones digital y energética y para el crecimiento de la productividad", concluye el análisis del Banco de España.

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