Miguel Ángel Valero
Las empresas españolas tienen actualmente más de 1,3 billones€ en facturas pendientes de cobro, según el Informe Europeo de Pagos de Intrum. Esta cifra asciende hasta los 10,5 billones en el total de los 25 países europeos analizados. En el último año, 4 de cada 10 compañías de España se han visto forzadas a cancelar deudas incobrables con parte de sus ingresos. De éstas, el 48% se lamenta por no haber mejorado sus prácticas de cobro.
Pero el dato más preocupante es que en los próximos 12 meses, 6 de cada 10 negocios de España anticipan un incremento en el riesgo de impagos de sus clientes. Pese al crecimiento económico registrado en 2023 y las buenas perspectivas para 2024, los impagos en las empresas son una persistente amenaza para su estabilidad financiera.
En España, el 81% de las empresas tiene deudas pendientes de cobro. Un porcentaje ligeramente superior al promedio europeo (79%), y que le sitúa como el décimo territorio con mayor proporción de negocios en esta situación. Así, España comparte posición con Austria, Croacia, Reino Unido y Francia, y supera a Noruega (79%) e Italia (78%). Los porcentajes más altos se han registrado en República Checa (89%), y Alemania, Serbia y Suiza, las tres con un 83%, mientras que al otro extremo estarían Irlanda (75%) y Bélgica (74%), con las cifras más bajas.
Esta acumulación significativa de deudas pendientes refleja las dificultades que enfrentan muchas empresas para gestionar eficazmente sus finanzas. En consecuencia, el 38% de las entidades analizadas en España ha tenido que cancelar deudas incobrables utilizando parte de sus ingresos. De estas organizaciones, el 48% se lamenta de no haber mejorado sus prácticas de cobro para evitar llegar a este punto en el último año fiscal. De igual modo, el 29% cree que tendría que haber prestado mayor atención a los retrasos tempranos y al 28% le hubiera gustado realizar una mayor evaluación del riesgo crediticio. Unas cifras que subrayan la importancia de ajustar las estrategias financieras y de cobro para mitigar el riesgo de impagos y asegurar la salud financiera del negocio.
Otra de las conclusiones de la nueva edición del estudio de Intrum es el aumento en la preocupación de las empresas sobre la puntualidad de los pagos de sus clientes, una inquietud que podría estar vinculada, precisamente, al monto de préstamos pendientes. Así, el porcentaje de compañías que se muestran esta postura es del 67%, una cifra superior al 65% registrado en 2023 y al 64% de 2022.
Sin embargo, a pesar del aumento de esta preocupación, el estudio elaborado por Intrum revela que la proporción de empresas que prevé un incremento en el riesgo de retrasos o impagos ha disminuido del 67% al 60%, un cambio que podría indicar una ligera mejora en las expectativas empresariales. No obstante, la cifra sigue siendo elevada, situándose por encima de la media europea (58%), y de potencias económicas como Italia (57%), Francia (56%) y Alemania (55%).
Al consultar sobre los desafíos que afectarán a la capacidad de pago de sus clientes durante el próximo año, el principal reto identificado es que estos clientes vean amenazado su flujo de caja por la dificultad financiera de sus propios deudores, con un 63%. Le siguen el impacto de los elevados tipos de interés (59%), los problemas de abastecimiento en la cadena de suministro (59%), la regulación y el compliance (55%) o la alta inflación (54%).
Todas estas cifras reflejan un entorno complejo para las empresas de España, que deben lidiar con una serie de problemas que impactan en su capacidad para gestionar las finanzas. En este contexto, las organizaciones deberán reconocer que forman parte del flujo de pagos, y que su propio retraso en el cumplimiento de sus obligaciones puede aumentar el riesgo de generar un problema más amplio.