Miguel Ángel Valero
El XIV Encuentro Nacional de la Inversión Colectiva, organizado por Inverco, APD y Deloitte, ha sido un clamor. Tanto los supervisores, EIOPA y CNMV, como la patrona Inverco y las gestoras, tanto de fondos de inversión como de pensiones, nacionales y extranjeras, reclaman un plan de fomento del ahorro a largo plazo.
El presidente de Inverco, Ángel Martínez-Aldama, subraya que España necesita 3,5 puntos adicionales de crecimiento para financiar el gasto en pensiones de las dos próximas décadas. Esto exige promover los mercados financieros para una economía “más sostenible y justa”, fomentar las inversiones sostenibles, con un incentivo para cambiar el comportamiento de un fondo o plan de pensiones; las alternativas y las institucionales. Sobre todo, “favorecer el trasvase de ahorro inmobiliario al financiero como rentas” .
Resalta que tres de cada cuatro contratos de asesoramiento son gestión delegada de carteras. Y avisa que es un error imponer a las instituciones de inversión colectiva colchones de liquidez como a los bancos, que sí asumen riesgos en balance.
Para el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Rodrigo Buenaventura, la situación de la inversión colectiva demuestra que “la competencia es muy sana” y que los fondos ya supone el 45% del dinero que los españoles mantienen en depósitos. Pero eso no debe ocultar “la necesidad de estimular el ahorro a largo plazo, de potenciar los mercados y de reducir la financiación bancaria”.
Buenaventura reclama “más ventajas fiscales para el ahorro financiero, no solo en fondos, como está haciendo Suecia” y “un marco favorable para la inversión en fondos y planes de pensiones, pero siempre que se haga con el horizonte a largo plazo”.
Anuncia una reforma integral de todas las tasas que cobra la CNMV para “eliminar trabas innecesarias en registro y en supervisión, por supuesto sin deterioro de la protección al inversor”. “En España se tarda 1,2 semanas en registrar un fondo y 7,3 meses una gestora, en Luxemburgo tres días y 2,7 meses”, argumenta.
Sobre los productos sostenibles, exige “evitar engaños al inversor”. Y sobre la educación financiera, que considera vital para ese fomento del ahorro a largo plazo, considera que “los incentivos deben ser más eficaces”.
A las gestoras, les reclama límites al apalancamiento, máxima precaución con las promesas de reembolso basadas en exposiciones a derivados con malas garantías colaterales, y una adecuada gestión del riesgo de liquidez. Pero subraya que “pretender que lo que funciona en los bancos lo va a hacer también en una institución de inversión colectiva es un error”.
Petra Hielkema, presidenta de la European Insurance and Occupational Pensions Authority, recuerda que las pensiones “son una prioridad, porque los europeos viven más, lo que sin duda es positivo, pero eso pone en riesgo su sostenibilidad, y los jóvenes deben tener seguridad sobre su futuro”. Para ello, las empresas deben fomentar la previsión complementaria de sus empleados, de forma que exista equidad. Europa debe fomentar la actividad económica y las entidades, proporcionar “inversiones seguras para los clientes, buenos productos con la adecuada garantía”, insiste.
El 9,2% de los trabajadores cuenta con planes de ahorro complementario en sus empresas
Por su parte, Nationale-Nederlanden, compañía del Grupo NN, ha presentado la cuarta edición de su Barómetro de Previsión Social Empresarial, de la mano de Juan Marina, director de Nationale-Nederlanden Employee Benefits y con la participación de Inmaculada Domínguez, doctora en Economía por la Universidad de Extremadura.
Más del 80% de los empleados mayores de 55 años y el 65% de aquellos entre 45 y 55 años sienten una considerable inquietud ante su futuro financiero tras la jubilación. Una preocupación que contrasta con la baja penetración de productos de ahorro complementario a la pensión pública, ya que solo un 9,2% de los empleados cuenta con algún tipo de solución proporcionada por sus empresas, siendo el Plan de Pensiones de Empleo el producto más común (75%), seguido del seguro de jubilación (54,4%).
A la baja penetración, se suma el escaso conocimiento de los empleados sobre cómo se determina su pensión pública de jubilación. Sólo un 48% de los empleados mayores de 55 años conoce cómo se calcula, y poco más del 35% en el caso de aquellos entre 45 y 55 años. Además, el estudio revela que 8 de cada 10 empleados afirman que la administración pública ofrece poca información sobre su futura situación financiera en la jubilación, una ratio muy similar a los que consideran que las empresas tampoco se la proporcionan. Sólo un 9% de los encuestados dice tener un alto conocimiento sobre su situación financiera en la jubilación; y en el caso de las mujeres, el porcentaje que afirma tener un bajo conocimiento duplica al de los hombres (19,8% vs. 8,2%).
“Es crucial que las empresas asuman un papel más activo en la promoción de soluciones de ahorro para la jubilación, inculcando la necesidad de generar un ahorro complementario en las generaciones más jóvenes. Cuanto antes empecemos a adquirir el hábito de ahorro, mejor mantendremos el nivel de ingresos en la jubilación. Y en este sentido, la empresa tiene un papel muy relevante ya que puede ser un facilitador desde el principio de una relación laboral”, asegura Inmaculada Domínguez Fabián, doctora en Economía por la Universidad de Extremadura.
Cerca de la mitad de los empleados no percibe un compromiso claro por parte de sus empresas en cuanto a la previsión de su jubilación. Además, 8 de cada 10 piensan que esta situación no mejorará en el corto plazo. Sin embargo, tres de cada cuatro creen que las empresas deberían ofrecer productos de ahorro complementario de manera obligatoria.
El “Barómetro de Previsión Social Empresarial” sí revela un incremento de 5 puntos sobre 2021 en el compromiso de las empresas españolas con el bienestar y la educación financiera de sus empleados en materia de jubilación. Actualmente, un 30,2% de las grandes empresas y un 15,4% de las medianas lo fomenta, principalmente a través de charlas y reuniones informativas.
“Sin embargo, aunque el compromiso de las empresas con la educación financiera de sus trabajadores ha aumentado, esto no se ha traducido en una mayor certidumbre sobre la situación económica de sus empleados al jubilarse”, apunta Belén Barreiro, CEO de 40dB.
El estudio confirma que los empleados con productos de ahorro para la jubilación a través de la empresa vs. los empleados que no disfrutan de ellos, están más satisfechos con su situación laboral (8 de cada 10 vs. 6) y recomendarían en mayor medida su empresa como lugar de trabajo (puntúan 9 y 10 el 30% vs. 21%) y sus productos/servicios (26% vs.18%). El Barómetro indica que la existencia de estos productos en la empresa es también un elemento determinante. Cerca del 50% de los empleados valora de forma significativa este aspecto a la hora de buscar un próximo empleo.
Juan Marina, director de Nationale-Nederlanden Employee Benefits, la división de negocios especializada en soluciones de ahorro y protección para empleados y directivos, subraya que “es importante incorporar estos beneficios en la oferta de valor de las empresas, elemento clave a la hora de retener y atraer el talento, así como impulsar la educación financiera para concienciar sobre la necesidad del ahorro, y dotar al empleado de las herramientas para planificar la jubilación.”