22 May
22May

Miguel Ángel Valero

En 2023, España superó el umbral de los 85 millones de turistas internacionales recibidos —casi dos millones por encima del máximo histórico registrado en 2019 (justo antes de la pandemia). El resultado es un aumento de la cuota a escala global en número de turistas, hasta niveles superiores a los observados antes de la pandemia.

"Además, en un contexto de subidas de los precios en el sector, en relación con el cual cabría esperar una contención del consumo turístico, el gasto total de los turistas extranjeros llegó a situarse en niveles récord en términos reales; dicho gasto ha sido impulsado por el sólido incremento del gasto medio diario, vinculado, en parte, al aumento de las estancias de los viajeros en establecimientos de mayor categoría", señala el análisis de Blanca Jiménez-García y de Coral García Esteban, del departamento de Análisis de la Situación Económica del Banco de España.

En los años previos a la pandemia, el turismo internacional en España se caracterizaba por una elevada concentración, tanto temporal como geográfica —en origen y destino—. Por un lado, cerca de la mitad de los turistas internacionales que venían a España a lo largo del año lo hacían en los meses de verano. Por otro lado, cuatro comunidades autónomas —Canarias, Illes Balears, Cataluña y Andalucía— recibían en torno al 80% de los turistas. Además, predominaba el turismo internacional de proximidad, puesto que los principales países emisores eran Estados europeos como Reino Unido, Francia o Alemania. 

"En el período más reciente, el elevado dinamismo de las llegadas de turistas internacionales registrado en España apunta a un cierto cambio en estos patrones", subrayan las expertas del Banco de España. En primer lugar, el incremento de las llegadas ha sido más acusado durante los meses de otoño e invierno, lo que apunta a una cierta diversificación temporal. En particular, las llegadas de turistas internacionales en octubre, noviembre y diciembre de 2023 se situaron, respectivamente, un 10%, 16% y 25% por encima de las correspondientes a los mismos meses del período 2016-2019, frente al caso de los meses de verano, en que se colocarían un 1% por encima. Las llegadas de turistas en el primer trimestre de 2024 superaron en alrededor de un 22% las correspondientes a los mismos meses del período 2016-2019.

En segundo lugar, el número de pernoctaciones hoteleras de extranjeros ha crecido más en las regiones del norte de España en comparación con los archipiélagos y el sur peninsular, que presentaban las cuotas más elevadas en el pasado, lo que ha redundado en una mayor diversificación geográfica de los flujos turísticos en el conjunto del territorio nacional. En particular, las pernoctaciones hoteleras en las regiones del Cantábrico, Comunidad Foral de Navarra y La Rioja se incrementaron más de un 26% en 2023 frente al período previo a la pandemia, mientras que en Canarias, Illes Balears y Andalucía se debilitaron ligeramente (–0,5%, –0,1%, y –0,2%, respectivamente).

En tercer lugar, el origen de los turistas internacionales que llegan a España también se ha diversificado en 2023, destacando el notable crecimiento de los turistas procedentes de América y, en particular, de Estados Unidos, que experimentaron un incremento superior al 40% con respecto al período 2016-2019. Por el contrario, países emisores tradicionales han mostrado crecimientos más moderados —como Francia, con un 5%, o Italia, con un 14%— e incluso retrocesos —como Alemania o Reino Unido, que exhibieron caídas en torno al 5%—. A finales de 2023 todavía quedaban numerosos países que aún no habían recuperado sus cifras de turistas prepandemia, principalmente países de Asia —como Japón—, que históricamente han presentado un mayor gasto medio por turista.

Incremento del gasto real medio diario

En el primer trimestre de 2024, el gasto real medio diario ha continuado aumentando, cerca de un 1% en tasa interanual y algo más de un 3% en relación con el mismo período de 2019. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), las pernoctaciones extrahoteleras (fundamentalmente, apartamentos turísticos y campings) retrocedieron algo más de un 8% en 2023 frente al promedio de 2016-2019, aunque aumentaron en las regiones del norte de España. 

Este aumento del gasto real medio diario tiene mucho que ver con el notable incremento respecto al período prepandemia del número de pernoctaciones hoteleras en establecimientos de mayor categoría (cuatro y cinco estrellas), en línea con la mayor oferta de plazas de este tipo de establecimientos. El número de plazas ha aumentado más en aquellos establecimientos de mayor categoría —situándose un 10% por encima del nivel promedio de 2016-2019—, frente a la caída que han experimentado el resto de las categorías, que aún no habrían recuperado sus niveles previos a la pandemia.

"El cambio climático podría estar originando desplazamientos de turistas hacia destinos con temperaturas más moderadas en verano", apuntan las expertas del Banco de España.

El análisis muestra dos márgenes de mejora adicionales. Por un lado, la recuperación del turismo de negocios, que, en 2023, se encontraba casi un 3% por debajo de los niveles previos a la pandemia, y que, además, presenta un patrón menos estacional que el turismo de ocio y vacaciones. 

Por otro lado, también cabe esperar un cierto impulso procedente de la recuperación de las llegadas de turistas provenientes de países que aún no han recuperado sus cifras prepandemia, como es el caso de Japón, que, además, se caracteriza por presentar un gasto medio por turista elevado.

 Adicionalmente, la recuperación esperada de las economías europeas tras el impacto de la crisis energética —por ejemplo, de Alemania, que habría alcanzado a principios de 2024 sus niveles prepandemia— y la mejora de las rentas reales de su población podrían ser factores de soporte adicional a corto y medio plazo. 

"No obstante, estas perspectivas están rodeadas de una elevada incertidumbre. Desde un punto de vista coyuntural, la intensidad de los flujos turísticos hacia nuestro país seguirá dependiendo, en cierta medida, de la evolución de las tensiones geopolíticas en algunas regiones competidoras y del vigor de la recuperación económica global", precisan las expertas del Banco de España. 

"Desde un punto de vista estructural, el sector turístico se enfrenta a algunos desafíos de gran calado que no conviene minusvalorar. Entre ellos, cabe destacar la adaptación al proceso de transición energética y la adopción de las nuevas tecnologías digitales. En este sentido, es importante resaltar que nuestro país está particularmente expuesto a los riesgos físicos asociados al cambio climático, por lo que el impacto del calentamiento global sobre la actividad turística podría incidir de manera más adversa de lo observado en los últimos años. Asimismo, sobresale el reto de lograr un uso eficaz de los fondos Next Generation EU para dirigir los proyectos de inversión hacia la mejora de las infraestructuras de transportes y la regeneración de las áreas turísticas más congestionadas", concluye.

La banca avanza en concienciación sobre el riesgo climático
Los riesgos climáticos tienen mucho que ver con el turismo. En ese sentido, la directora general de Supervisión del Banco de España, Mercedes Olano, asegura en su intervención en la 4ª edición del Mes de las Finanzas Sostenibles de AFI que los bancos tienen una mayor concienciación sobre el riesgo climático que hace un año. Las entidades "como los reguladores y supervisores estamos realizando un gran esfuerzo dirigido a aumentar la resistencia del sistema financiero a los riesgos derivados de los factores medioambientales, así como a contribuir en la lucha contra el cambio climático y la transición hacia una economía más sostenible", aunque reconoce que para la integración adecuada de los riesgos climáticos se enfrentan a "desafíos importantes", como la escasa disponibilidad de datos de calidad para evaluar los riesgos climáticos, la dependencia que tienen de sus clientes a la hora de obtener esta información y la naturaleza prospectiva de estos riesgos junto a la "elevada incertidumbre" sobre su materialización, que requieren "un enfoque de largo plazo que supera los períodos habituales utilizados por las entidades en su planificación".
Por tanto, este esfuerzo "a largo plazo" debe no solo mantenerse sino incrementarse con  recursos humanos y tecnológicos: "Sabemos que no hay alternativa, no nos podemos permitir relajarnos en la lucha por este objetivo", 
Mercedes Olano recuerda que las prioridades supervisoras del Banco Central Europeopara el periodo 2024-2026 contemplan que las entidades deben resolver las "debilidades" que se pusieron de manifiesto en los dos 'exámenes' que el BCE realizó en 2022. Así, el 60% de las entidades no contaba con marcos sólidos de pruebas de resistencia sobre riesgo climático, ni disponían de suficientes datos sobre éste; la mayoría no incluían este riesgo en sus modelos de riesgo de crédito, y solo el 20% lo tenía en cuenta como variable en la concesión de préstamos; y casi dos tercios de los ingresos de las entidades obtenidos de empresas procedía de sectores intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero, concentrados además en un número reducido de grandes grupos.
"El BCE actualmente está llevando a cabo el seguimiento específico del cumplimiento de las exigencias fijadas para finales de 2023. De acuerdo con el calendario, este proceso de revisión se extenderá durante 2025, siendo uno de los objetivos estratégicos del BCE que las entidades cumplan íntegramente sus expectativas supervisoras a finales de 2024", advierte Mercedes Olano.
En cuanto a la labor del Banco de España de supervisar las entidades menos significativas, en 2023 se ha valorado y recabado información del progresos de estos bancos y de su grado de alineamiento con las expectativas supervisoras con respecto al riesgo climático. El Banco de España anima a éstos a continuar avanzando en la identificación, evaluación, seguimiento y mitigación de estos riesgos, y en el entendimiento del impacto de los riesgos climáticos y medioambientales en el entorno empresarial.
Y avisa que el Banco de España "intensificará" la monitorización específica de dichas recomendaciones a través de revisiones 'in situ' en una muestra de entidades para verificar, entre otros aspectos, si integran los riesgos climáticos y medioambientales en sus procedimientos actuales de gestión de riesgos.


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