09 Aug
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Miguel Ángel Valero

Después de 50 años de matrimonio, François Marsault, un general retirado muy apegado a las tradiciones, sigue perdidamente enamorado de Annie, su mujer. Cuando descubre que ella lo engañó 40 años atrás, le hierve la sangre. Con el fin de limpiar su honor, sólo hay una solución: el divorcio y buscar en la Riviera Francesa a Boris, el examante, para vengarse de él cara a cara. Pero a sus 73 años y toda una vida junto a su mujer, el asunto no es tan sencillo.

Por increíble que parezca, 'Niégalo siempre', la película dirigida por Ivan Calbérac que A Contracorriente Films lleva a los cines españoles, está basada en hechos reales. Y es que, como escribe el añorado Ramón Lobo en "Cuadernos de Kabul", "la realidad siempre sorprende al periodista, resulta más rotunda que la mejor invención". 

El filme se basa en la historia del hombre que en Italia se divorció tras encontrar unas cartas de su mujer y su amante 40 años antes. Y que tiene el dudoso honor de ser la persona de mayor edad en divorciarse en aquel país.

La película plantea, desde la comedia, cuestiones como ¿perdonarías una infidelidad si la descubrieras 40 años después? ¿Ni con 79 años, tres hijos y un montón de nietos? Mientras en la realidad el 'engañado' tomó la drástica decisión de divorciarse tras tantos años de matrimonio al descubrir una infidelidad de hace 40 años, el protagonista de 'Niégalo siempre', un magistral André Dussolier, no las tiene todas consigo. Porque, después de viajar a Niza para enfrentarse al antiguo amante de su mujer, descubre que éste vive mucho mejor y que está mucho más en forma.

En un gran duelo interpretativo con su mujer, una magnífica Sabine Azéma, y el antiguo amante (Thierry Lhermite), el general retirado va descubriendo también cómo sus decisiones afectan a toda la familia. Hasta el punto de que su guerra por el honor perdido hace descubrir secretos en sus hijos.

La película demuestra que la edad no es un obstáculo cuando se trata del amor, de los celos, de la venganza, de la dignidad, y de hacer lo correcto. Y lo hace con una comedia desinhibida y refrescante, divertida y tierna, que provoca risas pero también una cierta pena por la situación, por el ridículo, por los equívocos, por las malas decisiones del protagonista.

'Niégalo siempre' es una película para pasar un rato divertido con la familia, pero al mismo tiempo para cuestionarse cómo es el matrimonio, la relación con los hijos. Muchos espectadores, incluso, reconocerán en algunos personajes a sus propios familiares.

También demuestra la película que la comedia siempre es un riesgo, que implica lanzarse, tomar partido. Al protagonista no le importa dar lástima ni hacer el ridículo, porque quiere venganza. La pérdida de la dignidad es la base de la comedia.

'Niégalo siempre' retrata al militar, rígido, pero con sensibilidad, que pese a su ridículo sentido del honor y de la dignidad no se ocupa sólo de sí mismo. También, la fragilidad de las relaciones, las familiares, entre niños, entre padres e hijos. Y plantea una cuestión trascendental: la transmisión entre jóvenes y mayores, ¿qué les estamos transmitiendo a nuestros hijos? ¿qué recibimos de nuestros padres?

En definitiva, muestra que la vida es poner en duda, discutir, asimilar y ordenar lo que hemos recibido de nuestros padres y lo que transmitiremos después a nuestros hijos. El comportamiento del general retirado es el mismo que él recibió de su padre, que él reproduce, pero sus hijos no quieren volver a repetir ese patrón. Quieren vivir con conciencia, trabajar sobre ellos mismos, experimentar con el poliamor, o con no tener ninguna relación.

'Niégalo siempre' muestra a una mujer que ama mucho a su marido y, al mismo tiempo, se siente libre para disfrutar de la vida y de otros hombres.


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