La brecha de género apenas se reduce una décima en 2024

El informe Brecha de Género 2025elaborado por Marta Grañó, profesora de OBS Business School, destaca que, aunque se han registrado avances en la reducción de la brecha de género a nivel global, estos son lentos y desiguales. Según el Índice Global de Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial, la brecha global se ha cerrado en un 68.6%, lo que representa un avance marginal de sólo una décima respecto al año anterior. 

Sin embargo, al desglosar este progreso por dimensiones, surgen importantes disparidades:

  • Participación y oportunidad económica: La brecha en esta dimensión está cerrada en un 60.1%, siendo la más lenta en mejorar debido a las persistentes desigualdades en salarios, acceso a roles de liderazgo y participación laboral en sectores estratégicos como la tecnología y la ciencia.
  • Acceso a la educación: Esta dimensión muestra un cierre del 94.5%, con avances significativos en matrícula y logros educativos. Sin embargo, persisten desafíos en la inclusión de mujeres en disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), especialmente en países de ingresos bajos y medios.
  • Salud y supervivencia: La brecha en esta categoría está casi cerrada, con un 96.1%, aunque problemas como el acceso desigual a servicios de salud materna en regiones en desarrollo siguen siendo preocupantes.
  • Empoderamiento político: Con solo un 22.1% cerrado, esta dimensión es la más rezagada. La representación de mujeres en parlamentos y gobiernos sigue siendo limitada, especialmente en regiones como Asia del Sur y África Subsahariana.

La brecha de género varía significativamente entre regiones. En Europa Occidental, la brecha está cerrada en un 76.3%, siendo la región más cercana a la equidad. Países como Islandia, Noruega y Finlandia lideran en paridad de género, con avances consistentes en participación económica y empoderamiento político. En América del Norte, la brecha se encuentra cerrada en un 75%, impulsada por mejoras en la representación femenina en liderazgo corporativo y político. Sin embargo, persisten disparidades salariales significativas. América Latina y el Caribe ha logrado cerrar el 74.3% de su brecha, destacando avances en acceso a la educación y salud. Sin embargo, la representación femenina en roles de liderazgo político sigue siendo desigual. En Asia del Sur, la brecha permanece cerrada en solo un 63.4%. Problemas estructurales y culturales, como la baja participación económica y la violencia de género, limitan el progreso. África Subsahariana ha cerrado el 68.2% de su brecha, con avances notables en empoderamiento político en algunos países como Ruanda, aunque persisten grandes desafíos en participación económica. Por último, Oriente Medio y África del Norte es la segunda región con mayores rezagos, con solo el 62.6% de la brecha cerrada, reflejando profundas desigualdades estructurales que afectan la participación económica y política de las mujeres. 

El informe subraya que, aunque hay brotes de progreso, la desigualdad de género sigue siendo un desafío importante. Las estadísticas globales muestran que, si bien se han cerrado brechas significativas en educación y salud, las dimensiones económicas y políticas continúan presentando barreras estructurales y culturales que limitan el acceso de las mujeres a roles de liderazgo y reconocimiento. En sectores estratégicos como la tecnología y la inteligencia artificial, la participación femenina sigue siendo marginal, lo que refleja la necesidad urgente de intervenciones específicas para revertir esta situación. Es crucial destacar que las desigualdades varían por dimensiones del Índice, y también por regiones. Mientras que algunas áreas han logrado avances importantes, otras aún enfrentan obstáculos significativos debido a contextos culturales, económicos y legislativos que perpetúan la desigualdad. Este panorama subraya la necesidad de diseñar soluciones adaptadas a las realidades locales, pero basadas en principios globales de equidad. 

Mostrar los datos reales y actualizados es el primer paso hacia el cambio. La visibilización de la brecha de género a través de análisis detallados y estadísticas precisas permite dimensionar el problema, a la vez que generar conciencia colectiva sobre la urgencia de actuaciones que ayuden a corregir la situación. Una sociedad que entiende la magnitud de las desigualdades está mejor preparada para impulsar transformaciones sostenibles. Un entorno más equitativo no sólo beneficia a las mujeres -que históricamente han sido relegadas de posiciones de poder y reconocimiento-, sino que también impacta positivamente en la sociedad en su conjunto. 

Diversos estudios han demostrado que la inclusión de las mujeres en roles de liderazgo y toma de decisiones aporta beneficios tangibles, como un aumento en la innovación, una mayor rentabilidad en las organizaciones y una mejor gobernanza. Según datos de McKinsey & Company, las empresas con mayor diversidad de género en sus equipos directivos tienen un 21% más de probabilidades de obtener beneficios financieros por encima del promedio de sus competidores. Además, la participación equitativa de las mujeres en todos los sectores enriquece el tejido social, al aportar perspectivas diversas que son esenciales para abordar los complejos desafíos del mundo actual. Cuando las mujeres tienen acceso igualitario a la educación, los mercados laborales y los espacios de liderazgo, se incrementa la capacidad de innovación y colaboración en las comunidades. Por otra parte, un mundo más equitativo contribuye a una mayor justicia social y cohesión. Garantizar que todas las personas, independientemente de su condición, tengan las mismas oportunidades responde a un imperativo ético, y permite una representación más inclusiva y plural. 

Sociedades más equitativas tienden a ser más estables y menos propensas a conflictos, ya que promueven el respeto mutuo y la cooperación entre sus miembros. Por tanto, cerrar la brecha de género no es únicamente una cuestión de equidad para las mujeres, sino una estrategia crucial para maximizar el potencial de toda la sociedad. La inclusión plena de las mujeres en todos los ámbitos representa una oportunidad única para impulsar el desarrollo sostenible, la prosperidad económica y el bienestar social. 

El objetivo principal de este informe es generar conciencia sobre la realidad actual de la brecha de género en 2025. Entender la situación tal y como es constituye el primer paso esencial para avanzar hacia un futuro más equitativo y justo. En un asunto tan crucial como éste, es natural que existan opiniones diversas, pero lo que no puede haber son discrepancias en los datos que fundamentan el debate. Solo a través de una base común de cifras precisas y verificadas es posible avanzar para construir soluciones efectivas que permitan reducir las desigualdades y generar un impacto real.