El BCE baja tipos para combatir una incertidumbre "excepcional"

Miguel Ángel Valero

Como esperaban todos los analistas, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) decidió rebajar los tres tipos de interés oficiales en 25 puntos básicos (pb). Los tipos de interés aplicables a la facilidad de depósito bajan al 2,25%, los de las operaciones principales de financiación, al 2,4%; y los de la facilidad marginal de crédito, al 2,65 %, con efectos a partir del 23 de abril de 2025. Es el sexto descenso consecutivo de los precios oficiales del dinero en la Eurozona.

En particular, la decisión de rebajar el tipo de la facilidad de depósito —el tipo mediante el cual el BCE orienta la política monetaria— se basa en "nuestra evaluación actualizada de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria. El proceso de desinflación avanza por buen camino. La inflación ha seguido evolucionando según lo previsto, con una disminución tanto de la inflación general como de la subyacente en marzo. La inflación del sector servicios también se ha moderado notablemente en los últimos meses. La mayoría de los indicadores de inflación subyacente sugieren que la inflación se estabilizará en torno a nuestro objetivo a medio plazo del 2% de forma sostenida", argumenta su presidenta, Christine Lagarde

El crecimiento salarial se está moderando y los beneficios están amortiguando parcialmente el impacto de éste sobre la inflación. La economía de la zona euro ha ido adquiriendo cierta resiliencia frente a las perturbaciones globales, pero las perspectivas de crecimiento se han deteriorado debido al aumento de las tensiones comerciales. "Es probable que el aumento de la incertidumbre reduzca la confianza de los hogares y las empresas, y la respuesta adversa y volátil del mercado a las tensiones comerciales probablemente tenga un impacto más restrictivo en las condiciones de financiación. Estos factores podrían lastrar aún más las perspectivas económicas de la zona euro", avisa la presidenta del BCE.

"Estamos decididos a garantizar que la inflación se estabilice de forma sostenible en nuestro objetivo del 2% a medio plazo. Especialmente en las condiciones actuales de excepcional incertidumbre, seguiremos un enfoque basado en los datos y reunión por reunión para determinar la orientación adecuada de la política monetaria. En particular, nuestras decisiones sobre los tipos de interés se basarán en nuestra evaluación de las perspectivas de inflación, de los datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria. No nos comprometemos de antemano con una trayectoria de tipos de interés específica", insiste.

Las perspectivas económicas se ven ensombrecidas por una incertidumbre "excepcional". Los exportadores de la zona euro se enfrentan a nuevas barreras comerciales, aunque su alcance sigue siendo incierto. Las perturbaciones del comercio internacional, las tensiones en los mercados financieros y la incertidumbre geopolítica lastran la inversión empresarial. A medida que los consumidores se muestran más cautelosos sobre el futuro, también podrían moderar su gasto.

Al mismo tiempo, la economía de la zona euro ha ido adquiriendo cierta resiliencia frente a las perturbaciones mundiales. La presidenta del BCE cree que la economía crece en el primer trimestre del año y que el sector manufacturero muestra signos de estabilización. El desempleo cayó al 6,1% en febrero, su nivel más bajo desde la introducción del euro. "Un mercado laboral sólido, unos ingresos reales más altos y el impacto de nuestra política monetaria deberían impulsar el gasto. Se espera que las importantes iniciativas políticas puestas en marcha a nivel nacional y de la UE para aumentar el gasto en defensa y la inversión en infraestructuras impulsen el sector manufacturero", vaticina.

"En el actual entorno geopolítico, es aún más urgente que las políticas fiscales y estructurales hagan que la economía de la zona euro sea más productiva, competitiva y resiliente", subraya Lagarde, que reclama que se adopte "con prontitud" la Brújula de Competitividad de la Comisión Europea y sus propuestas, incluidas las relativas a la simplificación, deberían adoptarse con prontitud. 

"Esto incluye la culminación de la unión del ahorro y la inversión, siguiendo un calendario claro y ambicioso, que debería ayudar a los ahorradores a beneficiarse de más oportunidades de inversión y mejorar el acceso de las empresas a la financiación, especialmente al capital riesgo. También es importante establecer rápidamente el marco legislativo para preparar el terreno para la posible introducción de un euro digital. Los gobiernos deben garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas, en consonancia con el marco de gobernanza económica de la UE, y priorizar las reformas estructurales esenciales que impulsen el crecimiento y la inversión estratégica", remarca.

El impacto de los aranceles

La importante escalada de las tensiones comerciales mundiales y las incertidumbres asociadas reducirán el crecimiento de la zona euro al frenar las exportaciones, y pueden lastrar la inversión y el consumo. El deterioro de la confianza en los mercados financieros podría conducir a condiciones de financiación más restrictivas, aumentar la aversión al riesgo y reducir la disposición de las empresas y los hogares a invertir y consumir. Las tensiones geopolíticas, como la guerra injustificada de Rusia contra Ucrania y el trágico conflicto en Oriente Medio, también siguen siendo una importante fuente de incertidumbre. Al mismo tiempo, un aumento del gasto en defensa e infraestructura impulsaría el crecimiento.

Las crecientes perturbaciones del comercio mundial están añadiendo más incertidumbre a las perspectivas de inflación en la zona euro. La caída de los precios mundiales de la energía y la apreciación del euro pueden ejercer una mayor presión a la baja sobre la inflación. Esto podría verse reforzado por una menor demanda de exportaciones de la zona euro debido al aumento de los aranceles y una reorientación de las exportaciones hacia la zona euro desde países con exceso de capacidad. Las reacciones adversas de los mercados financieros a las tensiones comerciales podrían lastrar la demanda interna y, por lo tanto, también reducir la inflación. 

Por el contrario, una fragmentación de las cadenas de suministro mundiales podría elevar la inflación al impulsar al alza los precios de las importaciones. Un aumento del gasto en defensa e infraestructura también podría elevar la inflación a medio plazo. 

Los fenómenos meteorológicos, y la crisis climática en general, podrían impulsar los precios de los alimentos más de lo previsto.

Los tipos de interés libres de riesgo han disminuido en respuesta a la escalada de las tensiones comerciales. Los precios de las acciones han caído en un contexto de alta volatilidad y los diferenciales de los bonos corporativos se han ampliado a nivel mundial. El euro se ha fortalecido en las últimas semanas, ya que la confianza de los inversores ha demostrado ser más resiliente hacia la zona euro que hacia otras economías. 

"Estamos dispuestos a ajustar todos los instrumentos dentro de nuestro mandato para garantizar que la inflación se estabilice de forma sostenible en nuestro objetivo a medio plazo y para preservar el buen funcionamiento de la transmisión de la política monetaria", concluye Lagarde.

El tamaño de las carteras del Programa de compras de activos (APP) y Programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) está disminuyendo a un ritmo mesurado y predecible, dado que el Eurosistema ha dejado de reinvertir el principal de los valores que van venciendo. 

Además, el Instrumento para la Protección de la Transmisión está disponible para contrarrestar dinámicas de mercado injustificadas y desordenadas que constituyan una seria amenaza para la transmisión de la política monetaria en los países de la zona del euro, lo que permite al Consejo de Gobierno cumplir con mayor efectividad su mandato de estabilidad de precios.

Reacciones

El gobernador del Banco de España y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, José Luis Escrivá, explica en un video la decisión adoptada por éste, que supone la sexta bajada consecutiva de los tipos de interés en la Eurozona.

Ulrike Kastens, economista Senior para Europa de DWS, ha sido la más rápida en enviar una valoración tras la reunión del BCE: "Ha respondido al aumento de los riesgos económicos, y al deterioro de las condiciones de financiación en la zona del euro, con un nuevo recorte del tipo de depósito hasta el 2,25%. La decisión fue unánime. Como se esperaba, la presidenta del BCE, Lagarde, no se comprometió de antemano con una futura senda de tipos de interés. El alto nivel de incertidumbre sigue exigiendo centrarse en la dependencia de los datos y en las decisiones tomadas reunión a reunión, especialmente porque no está claro el impacto de la política arancelaria". 

"Aunque predominan los riesgos a la baja para la economía, el impacto sobre la inflación está menos claro, ya que también depende, por ejemplo, de las posibles represalias de la UE. A diferencia de la declaración tras la reunión de marzo, no se afirma que la política monetaria sea 'significativamente menos restrictiva'. Según Lagarde, presidenta del BCE, atributos como 'restrictiva' o 'neutral' no son útiles para caracterizar la política monetaria porque, en un mundo lleno de perturbaciones, la política monetaria debe calibrarse para alcanzar el objetivo de una estabilidad de precios sostenible. Ese es el único destino". añade. 

En cuanto a la estabilidad financiera, Lagarde subrayó la importancia fundamental de la independencia del BCE: "Incluso sin comprometernos con una senda de tipos de interés, creemos que hay dos cosas esenciales. Los riesgos económicos para la economía de la zona euro han aumentado y esperamos que la tendencia desinflacionista se refuerce aún más en los próximos meses, a medida que los precios de la energía se suavicen y el euro se aprecie. Esto deja la puerta abierta a nuevas bajadas de tipos en los próximos meses".