Miguel Ángel Valero
La evolución futura del comercio mundial dependerá en gran medida del resultado de las elecciones presidenciales de noviembre. De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, con independencia del resultado, la nueva Administración norteamericana mantendrá la senda de políticas comerciales proteccionistas que inició Estados Unidos en 2018 al abrir una guerra comercial con China. Desde entonces, el peso del gigante asiático en las importaciones estadounidenses se ha reducido del 22% al 14%, siendo compensada su aportación por México, la Unión Europea y Asia emergente. Sin embargo, el informe señala importantes matices para la evolución del comercio mundial en función del resultado.
El expresidente Donald Trump propone volver al proteccionismo agresivo de su primer mandato. En el centro de su política comercial está la propuesta de un arancel del 60% sobre las importaciones chinas y un arancel universal mínimo del 10% sobre todas las importaciones a Estados Unidos. Aunque China seguiría siendo el principal objetivo de sus políticas proteccionistas, el arancel universal afectaría a todas las importaciones, perturbando las cadenas de suministro mundiales. Unos aranceles generales tendrían un impacto en el crecimiento mundial y provocarían medidas de represalia por parte de socios comerciales como la Unión Europea y países del Sudeste Asiático, como Vietnam, India o Tailandia.
Las políticas proteccionistas de la vicepresidenta Kamala Harris darían probablemente continuidad al enfoque comercial de la actual administración. Su trayectoria refleja escepticismo hacia los acuerdos de libre comercio a gran escala si no abordan las preocupaciones medioambientales y laborales. El Acuerdo Global sobre Acero y Aluminio Sostenibles, que ha sido clave para reconducir las relaciones con la Unión Europea, ofrece una indicación de cómo dirigiría la política comercial estadounidense, promocionando asociaciones regionales en América Latina y Asia para crear cadenas alternativas a China en las que se refuercen los derechos laborales y la normativa medioambiental.
Con independencia del resultado electoral, Crédito y Caución prevé que las empresas de todo el mundo profundicen en la diversificación de sus cadenas de suministro para protegerse frente al creciente proteccionismo. Sin embargo, las consecuencias para el comercio mundial variarán en función del resultado. De acuerdo con las estimaciones contenidas en el informe, al final de una eventual segunda presidencia de Trump, en 2029, el comercio mundial de bienes sería un 4% inferior al de una posible presidencia de Harris. Los exportadores estadounidenses en particular sufrirían más que cualquier otro mercado ese escenario, debido a los aranceles de represaría y a la caída de la demanda externa: sus ventas al exterior serían un 12% más bajas.
A corto plazo, México sufriría las consecuencias más graves de este escenario de proteccionismo agresivo. La incertidumbre sobre el futuro del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, que debe renovarse en 2026, minaría la confianza de los inversores en México como centro de nearshoring. A largo plazo, China sería el mayor perdedor, con retrocesos en el entorno del 5,8% de sus exportaciones en relación con los niveles actuales. Países emergentes de Asia, como India o Vietnam, podrían verse beneficiados a largo plazo por la sustitución comercial de China, pero las posibles restricciones de segunda ronda podrían impedir tales beneficios.