El desplome de la Bolsa obligará a Trump a suavizar los aranceles

Miguel Ángel Valero

En menos de 100 días Trump ha impuesto los aranceles más elevados de los últimos 100 años, incrementando la tasa media del 2,5% al 24%. El 2 de abril, Día de la Liberación, anunció una tarifa global base del 10%, que ha entrado en vigor el sábado 5. Para aquellos países con un déficit comercial, se aplica una tasa superior, que comenzará el9 de abril. Es el caso de la Unión Europea (UE), que a partir de esta semana verá sus exportaciones a EEUU gravadas en un 20%. Para otros países, los aranceles son más elevados: 46% Vietnam, 32% Taiwán, 25% Corea del Sur y 24% Japón. En cuanto a China, la tasa del 34% se suma a los 20 puntos ya ejecutados, alcanzando una tarifa efectiva del 74%. 

La nueva norma presenta exclusiones de determinados productos y de dos países: México y Canadá llevan a cabo negociaciones de manera separada, que ya sufren los aranceles del 25% sobre los bienes no contemplados en el Tratado con EEUU. Los bienes exentos, incluye a algunos ya tarifados (acero y aluminio, vehículos y sus componentes) y otros sobre los que ha amenazado sin ofrecer más detalles como los medicamentos, semiconductores, cobre o madera. También han quedado, de momento, sin  aranceles productos clave para EEUU como la energía, el oro y determinados minerales.

China ya ha respondido de manera contundente, mediante un arancel del 34% a todas las importaciones de origen estadounidense, que se aplicará a partir del 10 de abril. Además, ha introducido restricciones sobre la exportación hacia EEUU de algunas tierras raras. Otros países aún no se han pronunciado en concretar las réplicas. En el seno de la UE, estados miembros como Francia y Alemania toman una posición bélica, mientras que Italia plantea trabajar en alcanzar un acuerdo. Todavía están pendientes de implementación por parte de la UE las represalias por el arancel al acero y aluminio (impuestos el 12 de marzo).

"Tras el fuerte golpe inicial, nos adentramos en una etapa de negociación en la que cualquier avance en las comunicaciones será una buena noticia para los mercados. Si bien aún no disponemos de datos oficiales, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, ha comentado que más de 50 países se han comunicado con la Administración Trump, aunque las negociaciones llevarán algo de tiempo. En este sentido, consideramos que se debe mantener una visión a medio plazo y mantener la calma, sin ceder ante las caídas bursátiles", señalan los analistas de Banca March

Los mercados presionan a la Administración Trump, incrementando la dosis de dolor, con caídas cercanas al 20% desde máximos en el S&P 500. Las Bolsas están cerca de poner en precio una recesión en la economía estadounidense, lo que, de materializarse, consumiría completamente el capital político de Trump. A esto se suma la volatilidad en las Bolsas, con el VIX en niveles de 58,7, el más alto desde marzo de 2020. "Por tanto, consideramos que la solución al problema vendrá del lado político, con la apertura de una vía de negociación que tarde o temprano, llegará. Es más importante que nunca, mantenerse dentro del mercado a la espera de una rectificación por parte del presidente norteamericano que, por definición, tendrá un carácter impredecible", concluyen los expertos de Banca March.

Pablo Gil: altísima probabilidad de recesión mundial

Este ‘Lunes Negro’, que agrava el desplome de las Bolsas desde el Día de la Liberación de Trump, "estamos viendo una reacción ante lo que parece una nueva realidad, que es una altísima probabilidad de recesión mundial combinada con subidas de los precios de los bienes. Básicamente una estanflación, que es el escenario más duro para un banco central. Por un lado, porque no puede ser especialmente agresivo bajando tipos, con el fin de dar compensación a la debilidad económica, ya que tiene presiones inflacionistas. Pero tampoco puede atender a esas presiones inflacionistas subiendo tipos de interés porque, por el otro lado, tiene una desaceleración profunda en términos de actividad económica o una recesión", señala el analista Pablo Gil.

Esa realidad, junto a un sentimiento excesivamente positivo de los inversores, un posicionamiento extremo por parte del minorista, unas valoraciones en récord histórico y las Bolsas habiendo marcado a finales del año pasado y principios de éste máximos históricos en muchos casos, es el cóctel Molotov que está provocando desde hace 3 días caídas enormes, que "si bien son gigantescas desde el punto de vista del corto plazo, cuando lo ponemos en contexto con lo que ha pasado durante los años posteriores al COVID, no deja de ser una mera corrección dentro de un gran proceso ascendente. Lo que pasa que con una verticalidad que no da tiempo al inversor a analizar exactamente qué ocurre y entra en pánico tomando decisiones muy precipitadas", precisa.

Ahora hay que esperar a la reacción de los países que se ven afectados por la imposición de aranceles de Trump. Países como Australia o como Japón, que parece que se decantan por no establecer medidas recíprocas al ataque de Donald Trump, tal vez para evitar una escalada. Otros, como China, no han tardado nada en responder con aranceles recíprocos y además con restricciones al envío de productos que para Estados Unidos son vitales, como las tierras raras. Y tenemos posturas como la de la UE, donde hay una amenaza velada, pero a la vez no se cierra la vía diplomática y se intenta encontrar un acuerdo in extremis que pueda rebajar la tensión arancelaria entre las dos partes.

"Si la mayoría de los países se decanta por la solución que ha tomado China, probablemente vamos a ver cómo la situación todavía va a peor a lo largo de las próximas semanas. Si lo que se consigue es un acuerdo de minorar la presión arancelaria, porque esto ha sido más una herramienta táctica de negociación que no una bomba nuclear contra el crecimiento económico mundial, pues probablemente veremos rebotes significativos en las Bolsas", apunta. 

"De cualquier manera, lo que sí da la sensación es que en este momento ha cambiado el panorama. Ha cambiado la forma en la que entendíamos la globalización, las relaciones comerciales y la situación a la que estamos abocados es mucho más compleja para los bancos centrales que antes y, por tanto, da la sensación de que, si antes estábamos con una mentalidad de comprar las correcciones, tal vez ahora lo que tendría más sentido es pensar en vender los rebotes cuando se produzcan", reflexiona este experto.

El sector bancario había vivido un momento muy dulce con una especie de apuesta cíclica al crecimiento económico en un entorno donde habían subido de forma muy rápida los tipos de interés. Eso generaba un margen de intermediación muy grande. En España, que estaba creciendo con un ritmo de PIB bastante alto y no había una sensación bajo ningún concepto de peligro, se empieza a hablar de una posible recesión mundial, de un cambio de ciclo económico, de una economía que se mueve de la expansión a la recesión. Todo ese entorno es muy negativo para la banca, donde, por un lado, crece el riesgo de impagos y se enfrenta a un ciclo más recesivo en lugar de expansivo, con una unos niveles de tipos de interés claramente más bajos que va a reducir su margen de intermediación.

"Dependiendo de cómo vayan las negociaciones que se llevan a cabo por parte de los distintos países respecto a la imposición de aranceles de Trump esta situación podría complicarse aún más. O, por el contrario, vivir un momento de rebote o de alivio. En cualquier caso, sí parece que tiene sentido plantearse que el movimiento estructural al alza está ahora en tela de juicio y que tal vez hay que estar aprovechando los rebotes para reducir riesgo en lugar de lanzarse a agregar más en las correcciones como las que estamos viendo en este momento", concluye.

Tressis: elevada aversión al riesgo

Jorge González, director de análisis de Tressis SV, destaca que la renta variable mundial vivió una de sus semanas más volátiles desde la pandemia. El S&P 500 cerró su peor jornada desde marzo de 2020 con una caída del 6%, lo que ha supuesto una pérdida de valor de mercado de 5,4 billones$ en solo dos sesiones. La corrección, que ya alcanza el 20% desde los máximos de febrero, arrastró a todos los sectores del índice a terreno negativo. El Nasdaq 100, por su parte, entró oficialmente en mercado bajista tras ceder otro 6,1%, y acumula una caída cercana al 19% en el año (un 24% en euros). Además, a diferencia del jueves, el viernes los índices europeos se desplomaban. El Ibex se dejaba un 5,83%, el FTSE italiano un 6,5% y el resto de los índices europeos caían más de un 4%. El Hang Seng que viene de varios días cerrado, se deja un 12%. Los futuros a ambos lados del Atlántico anticipan más números rojos. 

Desde comienzos de año, los títulos de Tesla acumulan un desplome del 40%, y Nvidia ya pierde cerca de un 30%. En paralelo, el índice de volatilidad VIX superó los 45 puntos, reflejando niveles de tensión financiera similares a los observados durante la crisis bancaria regional de marzo de 2023. Los diferenciales de crédito se ampliaron con fuerza, con el high yield estadounidense repuntando al 4,27%, tras un salto de casi un 1% en dos días —su mayor incremento desde los primeros meses de la pandemia.

En este entorno de elevada aversión al riesgo, la deuda pública ofreció rentabilidades positivas durante la semana, beneficiándose del tono defensivo que provocaron los anuncios de la administración Trump. Las rentabilidades exigidas cayeron con fuerza el jueves y viernes, con el rendimiento del bono estadounidense a 10 años situándose por debajo del 4% por primera vez desde octubre —llegó a cotizar en 3,85%— tras comenzar la semana en torno al 4,2%. Por su parte, el bund alemán cerró en 2,57%, tras haber tocado un mínimo semanal del 2,48% antes de conocerse los datos de empleo en EE. UU. Mientras que el oro caía hasta cerca de los 3.000$ la onza. La caída del petróleo acentuó aún más el sentimiento negativo. El barril de West Texas perdió más de un 10% tras el inesperado anuncio de la OPEP+ de aumentar la producción en más de 400.000 barriles diarios. Además, Arabia Saudí rebajó drásticamente el precio de venta de su crudo a Asia, en una maniobra que sorprendió incluso a los analistas más escépticos.

La posibilidad de una negociación que rebaje las tensiones sigue sobre la mesa, pero de momento, la incertidumbre domina el horizonte. Como dirían en El Padrino: “Los negocios son negocios”, y el mercado, como la vida, no hace concesiones. Aunque el presidente estadounidense afirmó estar abierto a negociar si recibe "ofertas fenomenales", reiteró el viernes en redes sociales que sus políticas “no cambiarán”. 

Por si fuera poco, este fin de semana el Secretario del Tesoro, Scott Bessent, descartó que estos movimientos impliquen una recesión inminente, aunque el mercado opina lo contrario. Sin embargo, voces como la del exsecretario del Tesoro, Larry Summers, alertan de que podríamos estar ante una corrección comparable a episodios históricos como el crash del 87, la crisis financiera de 2008 o el estallido de la pandemia.

Por su parte, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, reconoció el viernes que los aranceles podrían tener un impacto persistente sobre la inflación y admitió que el entorno es ahora “más incierto”. La reacción fue inmediata: los futuros ya descuentan hasta cinco recortes de tipos en los próximos doce meses, frente a las tres bajadas que se preveían hace apenas una semana.

Pictet:  2 puntos menos de PIB y 3 más de inflación en EEUU

Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM cree que las políticas de Trump pueden reconfigurar la perspectiva para acciones, bonos y divisas. En EEUU los anuncios de aranceles y represión de la inmigración han demostrado ser de mayor alcance de lo que muchos anticipaban. El arancel promedio en EE.UU. puede pasar del 4% a cerca del 20%. De hecho, con la escalada de la guerra comercial y represalias de China "estimamos una probabilidad de recesión en EE.UU. del 50% o más, significativamente mayor que hace unos meses, a menos que Trump dé marcha atrás. Aunque hay margen para la negociación y desescalada, de momento, para nuestros economistas los aranceles, si se aplican plenamente, pueden reducir el crecimiento del PIB de EE.UU. en 2025 hasta en 2% y hacer aumentar la inflación hasta en 3%. Los beneficios de las empresas estadounidenses pueden reducirse un 15% y los múltiplos de precio/beneficio bajar 10 % o más". 

La Reserva Federal puede flexibilizar su política monetaria de manera más agresiva y proporcionar alivio, pero solo parcial. En el escenario de recesión el índice S&P 500 puede llegar a caer hasta alrededor de los 4.500 puntos.En todo caso, las valoraciones de la renta variable están ahora menos ajustadas que a finales de 2024 y el sentimiento de los inversores ya es bastante negativo, lo que ayuda a limitar el riesgo a la baja.

Las perspectivas para la euro zona han mejorado después de que Alemania y la UE anunciaran planes para gastar 800.000 y 500.000 millones de euros en defensa e infraestructuras. Además el crecimiento en la euro zona se ve respaldado por los efectos retardados de seis recortes de tipos de interés del BCE desde mediados de 2024. Pero Europa continental y Japón se enfrentan a desafíos significativos por los nuevos aranceles, pues son grandes exportadores de productos. Por su parte la economía del Reino Unido ha sufrido caída de la producción industrial y la actividad de la construcción y es probable que el Banco de Inglaterra recorte tipos de interés este año. El caso es que Reino Unido estará sujeto a un arancel más modesto del 10 % de EE. UU. y que su mercado de renta variable ofrece alta rentabilidad por dividendo y una exposición relativamente alta a materias primas y a sectores defensivos.

Por su parte las economías asiáticas más pequeñas y dependientes del comercio se pueden ver aún más afectadas. Pero las oportunidades globales por regiones incluyen acciones de China, que se pueden beneficiar del estímulo monetario y fiscal, además de la India, más aislada de los aranceles, dado que su economía está orientada a los servicios.Los aranceles estadounidenses tienen efectos negativos en el crecimiento de China, pero el estímulo monetario y fiscal coordinado de Pekín -estimado en casi cinco billones de yuanes, más de 3% de su PIB- parece estar dando frutos. Esperamos que el Banco Popular de China relaje más su política monetaria tras cambiar de postura "prudente" a "moderadamente laxa" por primera vez desde la crisis financiera mundial. También esperamos que el Gobierno aumente el estímulo fiscal. De momento la demanda de vivienda residencial ha aumentado casi 3 % interanual tras haber disminuido alrededor de 60 % desde máximo y los precios de las viviendas nuevas han dejado de caer tras 18 meses. Su producción industrial crece muy por encima de la media de los seis años anteriores a la pandemia y el consumo repuntó más de 15 % anualizado los últimos tres meses de 2024. China puede crecer al 5,2 %, por encima del potencial de 4,7 % y las estimaciones del consenso 4,5 %. Además, la recuperación de China ayuda a otras economías emergentes, al igual que la debilidad del dólar, que sigue sobrevalorado. Incluso esperamos que los aranceles a la importación de EE. UU. redistribuyan el comercio entre mercados emergentes más que una disminución del comercio mundial.Con todo 23 de los 30 principales bancos centrales del mundo están recortando tipos de interés en un ciclo sostenido de flexibilización monetaria.

"Conviene reducir exposición a riesgo y centrarse en sectores defensivos. Es el caso de servicios públicos, de características defensivas y fuerte crecimiento estructural de la demanda de electricidad. Además convienen los servicios de telecomunicaciones. Pero consumo básico y sectores tecnológicos son más vulnerables. En renta fija resulta atractiva la deuda y bonos ligados a la inflación de EE. UU. a diez años, pero conviene la precaución respecto a deuda empresarial de alta rentabilidad. Además, los altos tipos de interés en economías emergentes están en algunos caso en los niveles más altos de dos décadas y la posibilidad de recortes de estos proporcionan una atractiva oportunidad de entrada en su deuda, teniendo en cuenta que la debilidad del dólar a medio plazo implica una menor carga de endeudamiento en dólares para las economías emergentes", recomienda el experto de Pictet.

Entre los activos refugio se encuentra el oro y el franco suizo, especialmente a medida que el dólar se debilita. El oro se beneficia de una demanda estructural insensible a los precios de los bancos centrales de mercados emergentes y está demostrando ser, con mucho, la cobertura más consensuada contra una guerra comercial.

Evli: la UE es la que más puede plantar cara a Trump

Los expertos de la gestora de activos nórdica Evli creen que Trump quiere remodelar el orden mundial aprovechando la fortaleza de la economía norteamericana y su amplio poder de negociación. Muchos países no podrán tomar represalias, y la Unión Europea es el oponente más fuerte y el que más puede plantar cara a las medidas de Trump, que se producen ahora, al principio de su mandato, para impulsar negociaciones que eviten subidas drásticas de precios de los productos en la economía norteamericana, para no perjudicar las expectativas de los republicanos en las elecciones 'mid-term'. 

Subrayan que los aranceles "son venenosos para la economía". El efecto directo de los aranceles, donde el poder adquisitivo del consumidor y las exportaciones netas caen, depende del volumen de comercio. El efecto indirecto proviene de la incertidumbre que afecta a la industria y la inversión, así como la financiación, que se vuelve más cara. 

EEUU ha cambiado radicalmente su política de impulso del comercio global que desarrolló tras la II guerra mundial. Con los aranceles, cambia el orden mundial actual por uno en el cual, los más fuertes se imponen a los más débiles. Otros países responderán con sus propios aranceles. Los aranceles de represalia están limitados por las posibles respuestas de EEUU, que tiene más poder de negociación que otros países debido a su gran economía y poder geopolítico. "Trump quiere aprovechar el poder de la economía más grande del mundo para obtener poder de negociación. ¿Por qué jugar según las reglas, si eres el macho alfa?", subrayan en Evli

"Según su sobrina, cuando era niño, Donald escondió el juguete favorito de su hermano menor, que estaba buscando desesperadamente. Ahora todos somos su hermano menor preguntándonos qué pasó con los juguetes con los que jugamos todos estos años. El oponente más duro es la Unión Europea. La Unión se está preparando para una guerra comercial al haber preparado una directiva para gravar los servicios estadounidenses", añaden. 

Una proporción significativa de las ventas de los gigantes tecnológicos estadounidenses son exportaciones de servicios. Sin embargo, es probable que la mayoría de los países no puedan tomar represalias. Especialmente las economías más pequeñas.

Los aranceles de Trump han sido diseñados para facilitar la negociación. Las negociaciones eventualmente llevarán a aranceles más bajos. Pero los aranceles no son solo una herramienta de negociación para la administración Trump. Los aranceles son una panacea casi universal.  Dos pensadores económicos clave en la administración Trump, Peter Navarro y Stephen Miran, prescriben aranceles porque solucionan el déficit comercial, traen la industria de vuelta a Estados Unidos, protegen industrias estratégicas y crean empleos bien remunerados y ingresos para el gobierno. 

Trump está limitado por el miedo a perder el apoyo de sus seguidores principales. Es por eso que Trump quiere que las negociaciones se realicen al comienzo del mandato, antes de que los republicanos se preparen para las elecciones de mitad de período y mientras se pueda culpar a Joe Biden por el aumento de precios. Los aranceles serán altos inicialmente porque pone a los oponentes bajo máxima presión, lo que acelerará las negociaciones. 

El profesor Larry Summers compara los aranceles con un desastre natural o una crisis petrolera. También describió el mercantilismo de Trump como particularmente inepto porque los aranceles se aplican a todos los productos, incluidos aquellos que son esenciales para EEUU.

Trump olvida que la guerra de aranceles exacerbó la Gran Depresión de la década de 1930. Como resultado de los aranceles, el crecimiento económico cae y los precios suben. EEUU es una economía cerrada donde el comercio exterior es una porción relativamente pequeña del PIB. La UE sufre más porque es una economía más abierta, y China porque es una economía impulsada por la inversión y el comercio. 

El hecho de que Estados Unidos esté librando una guerra comercial contra todos puede cambiar el panorama. Las exportaciones estadounidenses pueden sufrir aranceles de represalia en todas las direcciones, mientras que las exportaciones de otros países enfrentan aranceles solo en las estadounidenses. Es por eso que Trump también enfatiza la represalia como resultado de las reacciones y posibles alianzas de otros países, que es poco probable para los expertos de Evli. 

"Desde 1945, los presidentes de EEUU han impulsado el comercio basado en reglas independientemente de la afiliación partidaria porque se percibía que el país se beneficiaba de este arreglo. Estados Unidos también se dio cuenta de que fue un error retirarse del mundo después de la Primera Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no repitió este error, sino que se comprometió con el orden mundial que había creado. Trump cree que EEUU no se beneficia, sino que sufre del arreglo actual. Él entiende un mundo donde los más fuertes dictan términos a los débiles. En este mundo, EEUU es el rey", concluyen.

Lazard: espiral de represalias en la guerra comercial iniciada por Trump

Represalias de amplio alcance por parte de otros homólogos en las próximas semanas y meses. Es lo que espera Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, como respuesta al conflicto comercial iniciado por EEUU: “Incluso mientras homólogos comerciales clave como la UE imponen contramedidas, espero que también haya esfuerzos simultáneos para reducir las tensiones ofreciendo concesiones como el aumento de las importaciones de gas natural licuado estadounidense y, dependiendo del país, potencialmente equipo de defensa u otros productos básicos estadounidenses”. 

Reconoce que aunque hace tiempo que aguardaba que la administración estadounidense aumentara los aranceles de forma más agresiva de lo que habían anticipado los mercados, esperaba un aumento más gradual que los anunciados la semana pasada. Como resultado, estima ahora un daño económico más grave: “Inicialmente, es razonable esperar que se produzca un aumento de las compras de algunos bienes, ya que los consumidores y las empresas esperan adelantarse a los aranceles y aprovechar los precios más bajos. Sin embargo, una vez que los aranceles entren en vigor y se abran camino a través de la cadena de suministro, espero que la demanda de artículos discrecionales caiga sustancialmente, ya que los consumidores desviarán sus ingresos para pagar las necesidades que han aumentado de precio”.

La recesión no es aún su escenario base para EEUU pero la probabilidad ha aumentado hasta el punto de que podría ser “una moneda al aire” en cuanto a si el crecimiento cae por debajo de cero en 2026. En este momento, se inclina por un crecimiento inferior al 1%, pero aún positivo, con un aumento del desempleo hasta el 5% en 2025 y una inflación del índice de precios al consumo (IPC) subyacente que termine el año por encima del 4%. De momento, los informes del mercado laboral estadounidense publicados la semana pasada fueron en general resistentes, con un fuerte crecimiento de las nóminas no agrícolas, pero los datos relativos a la contratación y a los despidos siguen siendo preocupantemente débiles, subraya. Considera probable que la situación laboral se deteriore según avanza 2025 por dos razones. En primer lugar, porque “hay grietas bajo la superficie que sugieren que el acaparamiento de mano de obra después de la pandemia podría haber llevado a los empleadores a retener a más trabajadores de los que necesitan”, facilitando los despidos si la economía se debilita. En segundo lugar, porque con los fuertes aumentos arancelarios, las empresas probablemente tendrán que buscar recortes de costos que compensen este aumento.

Otorga pocas probabilidades a que la presión arancelaria se haga evidente en las cifras del IPC de marzo que se conocerá este jueves 10 de abril, ya que muchas empresas hicieron pedidos anticipados de bienes para evitar los aranceles a finales de 2024 y principios de 2025. Pero espera que la inflación volverá a acelerarse a partir de abril, cuando los gravámenes comiencen a aumentar sustancialmente la presión sobre los precios. La expectativa general para marzo es que el IPC general suba un 0,1% intermensual y un 2,6 % interanual, frente al 0,2% y el 2,8%, respectivamente, de febrero, y que el subyacente se incremente un 0,2% intermensual y un 3,1% interanual, frente al 0,2% y el 3,1%, respectivamente, de febrero.

Por el contrario, Temple sí espera más señales negativas en el índice preliminar de sentimiento de la Universidad de Michigan, con un nuevo descenso en las lecturas de abril, tras el descenso desde 74 a 57 puntos en sólo tres meses, el más acusado desde la pandemia, con la caída de las expectativas de los consumidores (de 52,6 a 20,7), muy relacionadas con la visión sobre la inflación, como principal factor.

El estratega de Lazard destaca, por otro lado, los datos de inflación de la zona euro mejores de lo esperado en marzo, con un descenso del IPC subyacente armonizado hasta el 3,4%, el nivel más bajo desde junio de 2022. Cree que es probable que continúe desacelerándose a medida que los efectos retardados de la política de endurecimiento del Banco Central Europeo (BCE) en años anteriores sigan reduciendo la inflación y a medida que los aranceles estadounidenses debiliten el crecimiento económico en relación con lo que habría sido de otro modo. Y espera que esto abra la puerta a recortes de tipos más agresivos por parte del BCE de lo que espera actualmente el mercado, a pesar del estímulo fiscal adicional que probablemente impulse la actividad en 2026.

Tras conocerse que las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas de China (ONE) y del Índice de Gerentes de Compras (PMI) de Caixin fueron ligeramente mejores de lo esperado, Temple ve probable que las perspectivas económicas del gigante asiático se atenúen debido al arancel adicional del 54% impuesto a las exportaciones chinas a EEUU en los últimos tres meses. “Afortunadamente para China, sólo alrededor del 13% de sus exportaciones de bienes en 2024 tenían como destino EEUU. En la medida en que China intente redirigir estas exportaciones a otros países, probablemente a precios aún más bajos para hacer frente al exceso de oferta, se enfrentará potencialmente a aranceles u otras restricciones de otros países”, sostiene.

También se refiere a la encuesta Tankan de Japón, que salió algo mejor de lo previsto, lo que le da pie para esperar que “la historia de la normalización de la inflación continúe, ya que la economía sigue siendo resistente y el mercado laboral se mantiene cerca de los niveles más ajustados desde principios de la década de 1990”. Admite que un riesgo podría ser el arancel recíproco del 24% anunciado por la Administración Trump pero señala que, por suerte para Japón, depende menos de las ventas al exterior de lo que muchos creen, ya que las exportaciones totales de bienes representan alrededor del 15,4% del PIB en 2024, y alrededor del 20% de esas exportaciones van a EEUU.

Robeco

Mike Mullaney, director de Investigación de Mercados de Boston Partners - Robeco, resalta que la incertidumbre en torno a la ola de aranceles impulsada por Trump ha provocado una volatilidad significativa en los mercados, con el índice S&P 500 registrando una pérdida del 5.62% en marzo, su peor desempeño mensual desde diciembre de 2022. Los inversores han buscado activos más seguros, lo que ha impulsado las ganancias de los bonos del Tesoro de EE.UU. Existe un consenso negativo generalizado entre los economistas respecto a los aranceles, ya que se espera que frenen el comercio global y afecten negativamente el crecimiento del PIB. El riesgo de una recesión a corto plazo en EE.UU. ha aumentado, empujando a los inversores hacia inversiones más seguras. El S&P 500 cayó un 4.28% en el primer trimestre, mientras que el índice Bloomberg US Aggregate Bond subió un 2.78%.

Las acciones de valor superaron a las de crecimiento en todos los rangos de capitalización de mercado, siendo el sector de Salud el que más contribuyó al mejor desempeño del índice Russell 1000 Value. Las acciones internacionales, especialmente aquellas con menor exposición a las grandes tecnológicas, superaron en rendimiento a las acciones estadounidenses.

"De cara al futuro, creemos que queda mucha más incertidumbre en torno a la situación de los aranceles, y lo que hemos aprendido hasta ahora claramente no era la noticia que el mercado bursátil esperaba; el nivel de represalias arancelarias por parte de los países a los que EE.UU. está apuntando sigue siendo un gran factor impredecible. Los inversores no deberían esperar un alivio significativo de la elevada volatilidad que los mercados están experimentando actualmente, al menos en el corto o mediano plazo. Los indicios de un deterioro en la actividad económica (o su ausencia) determinarán el próximo movimiento tanto de los mercados bursátiles como de los de bonos a nivel global", concluye.

Ebury: uno de los peores desplomes mundiales

El 'Día de la liberación' proclamado por Trump desencadenó uno de los peores desplomes mundiales de los activos de riesgo que se recuerdan. El hecho de que los aranceles de Trump hayan sido más severos de lo esperado ha asustado a los inversores, pero la forma arbitraria y caótica en la que se han elaborado lo ha hecho aún más. Los mercados de renta variable han sufrido sus mayores pérdidas desde los primeros días de la pandemia, los diferenciales de crédito se han disparado y solo se han visto beneficiados los activos refugio. 

La reacción inicial en los mercados de divisas fue contraintuitiva, ya que el dólar se desplomó indiscriminadamente, contradiciendo la sabiduría convencional. Al final de la semana, el dólar logró recuperarse frente a todas las divisas, salvo las más seguras, el franco suizo y el yen japonés, aunque terminó a la baja frente al euro. Las divisas más afectadas fueron las de los países exportadores de materias primas, ya que sus precios se desplomaron y los economistas aumentaron sus previsiones de recesión mundial.

Un arancel mínimo del 10% entró en vigor el fin de semana, y las tasas arancelarias más punitivas harán lo propio este miércoles. Durante el fin de semana, algunos miembros de la administración Trump parecieron rechazar la idea de que las negociaciones podrían retrasar o evitar la imposición de estos aranceles, algo que probablemente no tranquilice a los inversores. "Esperamos que los mercados, y las divisas en particular, se dejen llevar por los titulares sobre los aranceles, las medidas de represalia de los socios comerciales de EE. UU. y las posibles negociaciones, en detrimento del calendario macroeconómico y político normal. El único informe económico que puede atraer la atención de los inversores es la inflación del IPC de marzo en EEUU, que podría empezar a mostrar el impacto de la primera ronda de aranceles a China anunciada a principios de año. Las expectativas de inflación de los consumidores estadounidenses (viernes 11 de abril) también merecen la atención de los inversores por la misma razón". señala el Análisis de los Mercados de Divisas de Ebury.

  • EUR: La semana pasada, EEUU impuso un arancel del 20% a la UE. Dado el tambaleante estado de la economía del bloque, esto podría ser suficiente para llevarla a una recesión. Por otro lado, el impacto del enorme estímulo fiscal alemán, y otros que probablemente le seguirán, pueden ser suficientes para contrarrestar al menos parte del impacto contractivo de los aranceles. La cuestión principal aquí es que el impacto de las restricciones comerciales sobre el crecimiento será casi inmediato, mientras que las medidas de estímulo fiscal tardarán en impactar positivamente en la economía y puede que no se noten del todo hasta 2026. Lo que está claro es que nos enfrentamos a una enorme incertidumbre, tanto en lo que respecta a la evolución de la economía de la UE como a su moneda. La respuesta inicial de los mercados fue tratar a la moneda común casi como un refugio seguro, que se alzó hasta su posición más fuerte desde octubre: el dinero de dólares vendidos tiene que ir a alguna parte, y el euro es la alternativa más líquida al dólar. A finales de la semana pasada, el fortalecimiento del euro se desvaneció un poco, aunque el tipo de cambio EUR/USD vuelve a cotizar por encima del nivel de 1,1.
  • USD: Parece casi trivial hablar del informe de nóminas de marzo después del caos de los últimos días, pero hay que señalar que superó las expectativas y no se observaron indicios de deterioro en el mercado laboral. La creación de empleo se mantuvo constante y el crecimiento salarial fue moderado. El informe contribuyó al repunte del dólar tras su sorprendente caída a raíz de los anuncios de aranceles; normalmente, el aumento de los temores sobre el crecimiento mundial debería ser alcista para el dólar como divisa refugio. Las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Powell, indicando que el impacto inflacionista de los aranceles será mayor de lo esperado y dificultará el recorte de tipos por parte de la Fed, también impulsaron al dólar el viernes 4 de abril. Los mercados de futuros creen ahora que el temor a una recesión en EEUU obligará al FOMC a recortar los tipos en cinco ocasiones hasta finales de año, aunque "somos muy escépticos dados los riesgos al alza para la inflación". El informe de inflación de esta semana podría mostrar los primeros indicios del impacto de los anuncios arancelarios de principios de año.
  • GBP: La libra esterlina se movió positivamente después del anuncio arancelario de Trump, dado que el Reino Unido salió relativamente indemne y solo se enfrenta a unos aranceles del 10%. Sin embargo, la libra se derrumbó bruscamente durante la segunda mitad de la semana en relación con otras monedas europeas. Esto fue una gran sorpresa dado que Reino Unido se salvó de lo peor de las restricciones comerciales. "Creemos que esto tiene que ver en gran medida con el estatus de alto riesgo de la divisa, y las expectativas del mercado de que los aranceles podrían empujar a la ya frágil economía británica a una fuerte recesión, obligando al Banco de Inglaterra a recortar los tipos de interés a un ritmo más agresivo en 2025. Dicho esto, pensamos que la dependencia relativamente baja de la economía británica en las exportaciones de bienes a EE.UU., la resiliencia de los últimos indicadores de consumo y del mercado laboral y los tipos de interés aún elevados del Banco de Inglaterra son factores favorables para la libra. Creemos que la caída del tipo de cambio libra/euro de la semana pasada fue exagerada y, de hecho, pensamos que la libra está bien situada para capear el temporal relativamente bien, sobre todo si el Gobierno consigue negociar un acuerdo comercial con EEUU".
  • JPY: Junto con el franco suizo, otro valor refugio, el yen japonés fue uno de los grandes ganadores del G10 la semana pasada, ya que el temor al impacto de los aranceles de Trump hizo que los inversores se decantaran por activos de bajo riesgo. Los aranceles recíprocos de Trump dirigidos a Japón fueron muy agresivos, del 24%. Esto no sólo aumentará los temores sobre la posibilidad de una recesión japonesa, sino que podría ralentizar el ritmo de normalización de la política del Banco de Japón. "Suponemos que se mantendrán en los niveles actuales o cerca de ellos". Las acciones japonesas sufrieron la semana pasada su mayor caída semanal en cinco años, pero el yen logró superar a casi todas las demás divisas. Esta semana, la atención se centrará principalmente en el discurso del gobernador del Banco de Japón, Ueda, el miércoles, que casi con toda seguridad se pronunciará sobre el impacto de los aranceles. Si el gobernador sugiere que las subidas adicionales de tipos están descartadas por ahora, podríamos observar un cambio de tendencia en el yen. A pesar de ello, los movimientos podrían ser modestos, dado que los mercados sólo descuentan ahora mismo 11 puntos básicos (pb) de subidas en 2025 (frente a unos 30 pb previamente).
  • CNY: Asia fue el objetivo número uno de los aranceles recíprocos de Trump. China se vio castigada con un gravamen del 34% que se sumó al 20% impuesto durante las primeras semanas de Trump en el cargo. En lugar de optar por una reacción conciliadora, China decidió devolver el golpe con un arancel del 34%, además de otras medidas. La respuesta ya ha sido criticada por Trump, y la preocupación de los mercados de que se produzca una escalada en la guerra comercial aceleró la venta masiva de activos de riesgo a finales de la semana pasada.El yuan es una de las divisas con peor rendimiento desde el “Día de la liberación” de Trump, aunque las caídas no han alcanzado todavía proporciones masivas, ya que las autoridades están tratando de calmar al mercado. Las intervenciones del PBOC sobre el CNY han aumentado en los últimos días, siendo la del lunes la más elevada desde principios de diciembre. Aun así, los ajustes no son especialmente grandes. Aún no hay muchos indicios de que el banco central esté dejando de proteger la estabilidad de la divisa, pero los mercados analizarán con lupa su determinación para evitar una venta masiva. Además, habrá que estar atentos a cualquier noticia de China sobre ayudas adicionales a la economía. El gobierno chino ha debatido en los últimos días la posibilidad de adelantar algunas medidas de estímulo. A medida que se acercan las fechas de aplicación de los aranceles (09 de abril para EEUU, 10 para China), la atención se centrará en cómo evolucionará la relación entre las dos mayores economías del mundo.