Miguel Ángel Valero
Demoledoras conclusiones del I Estudio sobre la percepción de la salud mental de los adolescentes y el mal uso de la tecnología, elaborado por la aseguradora activista de la salud DKV y Educar es Todo, la mayor comunidad de madres, padres y expertos en crianza respetuosa.
El 30 de los adolescentes prefiere relacionarse con otras personas a través de internet que cara a cara. El mismo porcentaje reconoce que están obsesionados con conectarse cuando no lo están. Y el 70% admite que está con el móvil la mayor parte del tiempo que pasa con los amigos. El 20% nunca esté sin el móvil cuando pasan tiempo con su familia.
El informe alerta que el mal uso de los dispositivos tecnológicos hace que los adolescentes sean menos empáticos, amables y se muestren menos cooperativos. Los menores que usan de manera incorrecta los dispositivos tecnológicos muestran mayores niveles de hiperactividad, inatención y desobediencia. Y tienen mayor probabilidad de padecer ansiedad y estrés. Además de presentar un mayor índice de depresión.
Como principal indicador, cuanto mayor es la percepción por parte de los adolescentes de uso incorrecto de la tecnología, mayor es el índice auto percibido de los trastornos emocionales: depresión, ansiedad y estrés. Más de la mitad de los adolescentes han usado Internet para sentirse mejor cuando han estado solos, tristes o enfadados. Además, el 89,5% de los docentes y el 55,6% de los padres y madres consideran que los adolescentes tienen dificultades para controlar el tiempo de uso de internet. El 45,1% de los menores afirman tener problemas para desconectarse de la tecnología.
En cuanto a cómo interfieren las tecnologías en los hábitos cotidianos de los adolescentes, el 35% de ellos asegura comer o cenar viendo la televisión, tableta o móvil. Además, 1 de cada 2 afirma tener el móvil en su habitación por las noches. En este sentido, tanto los padres como los propios adolescentes detectan que los que hacen un mal uso de la tecnología duermen menos horas de lo recomendado entre semana.
Fernando Campos, consejero delegado de DKV Seguros ha afirmado que “en DKV, como activistas de la salud, entendemos que el bienestar mental de los jóvenes es uno de los retos más urgentes de nuestra sociedad. Con este nuevo estudio no solo hemos conseguido una visión más profunda sobre el estado de la salud mental de la juventud, sino que también refuerza nuestro compromiso de seguir impulsando iniciativas que fomenten su bienestar y así poder construir un futuro más saludable para las próximas generaciones".
Carmen Llopis, directora de Educar es todo, ha puesto de manifiesto “el firme compromiso de Educar es todo con la identificación de los factores que afectan negativamente a la salud mental de nuestros adolescentes con el fin de poder erradicarlos. Así como su deseo de seguir sensibilizando sobre este tema, ya que los datos al respecto son cada vez más preocupantes”.
Los doctores Lucía Galán (Lucía, mi pediatra), Silvia Álava y Rafa Guerrero, ambos psicólogos educativos, destacan las señales que nos pueden alertar de que nuestro hijo tiene un problema de adicción a las pantallas:
Guerrero subraya que “este estudio confirma lo que vemos los psicólogos en la práctica clínica: los adolescentes que tienen una adicción tecnológica se muestran más inatentos, hiperactivos e infelices, además de menos empáticos”.
Cuanto mayor es la percepción de los padres sobre uso incorrecto que hacen sus hijos de la tecnología, mayor es el índice de percepción de problemas de conducta (siendo la significación más alta), más síntomas emocionales (preocupación, somatizaciones, infelicidad, nerviosismo), más problemas con los compañeros (soledad, pocos amigos), más hiperactividad (inquietud, hiperactividad, distracción con facilidad, incapacidad para terminar las tareas…) y menor es el índice prosocial, (desarrollan menos habilidades sociales como compartir, amabilidad, ayudar…)
Cuanto mayor es la percepción de los docentes sobre uso incorrecto que hacen sus alumnos de la tecnología, mayor es la percepción de síntomas emocionales (preocupación, somatizaciones, infelicidad, nerviosismo), hiperactividad (inquietud, hiperactividad, distracción con facilidad, incapacidad para terminar las tareas…) y mayor es el índice de percepción de problemas de conducta.
“Ahora que ya sabemos el efecto nocivo que puede tener el abuso de las pantallas en la salud mental de los menores, muchos padres se plantean cómo pueden detectar si sus hijos tienen un problema de adicción a la tecnología. La variable más importante no es el tiempo, sino el conflicto que genera su uso y no uso, el nivel de interferencia que crea en su vida, por ejemplo, si está de mal humor si no puede usar tecnología, si interfiere en otros aspectos de su vida, como el sueño, los estudios, sus relaciones sociales y familiares, si no es capaz de controlar el tiempo que pasa conectado o si se frustra mucho cuando no se pueden conectar", destaca Silvia Álava.
10 recomendaciones para un uso saludable de las pantallas