17 Dec
17Dec

Miguel Ángel Valero

El Banco de España ha publicado su informe sobre la evolución de la economía española en el cuarto trimestre de 2024, que incluye proyecciones de los principales indicadores (como la actividad, la inflación, el paro o el déficit público) para este año y los tres siguientes. Vaticina que la economía española crezca un 3,1% en 2024, cuatro décimas más que el año anterior y tres más de lo esperado en el informe de septiembre. La mejora del pronóstico tiene que ver con los nuevos datos de PIB publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y con una aceleración de la economía en la segunda mitad del año mayor de lo esperado. La revisión al alza se produce pese a que la DANA que golpeó varias zonas del país en octubre lastrará ligeramente la actividad, restando entre una y dos décimas de crecimiento al PIB del trimestre en curso. 

La subida de los precios, por su lado, continuará moderándose hasta dejar la tasa de inflación en el 2,9% de media anual en 2024, para seguir reduciéndose a lo largo de los próximos años.

Los expertos del Banco de España destacan que la economía mundial crece a un ritmo relativamente fuerte y que la subida de los precios también está moderándose a nivel global, pese a los riesgos existentes. Entre las fuentes de incertidumbre externas, destacan en esta ocasión un hipotético recrudecimiento de las guerras de Ucrania y Oriente Medio y las posibles políticas de la nueva Administración de Donald Trump en Estados Unidos, que podrían incorporar una subida de aranceles a sus importaciones. 

El Banco de España estima que el crecimiento del PIB en este cuarto trimestre podría ser de entre el 0,6% y el 0,7% respecto a los tres meses anteriores, ligeramente inferior al 0,8% del tercer trimestre. La incertidumbre que rodea a dicha estimación es elevada por la dificultad para valorar el impacto de la DANA.

 Para los próximos años, las proyecciones indican que el avance de la economía se moderaría hasta unas tasas del 2,5%, el 1,9% y el 1,7% en 2025, 2026 y 2027, respectivamente. La previsión de 2025 es tres décimas superior a la proyectada en el anterior informe trimestral, de septiembre, debido a dos factores: a que la economía a final de año está avanzando a un ritmo mayor que el previsto, lo que aumenta la tasa de crecimiento del PIB de 2025 por el llamado efecto arrastre, y a las medidas de apoyo a los afectados por la DANA. 

Por otra parte, en comparación con el ejercicio de septiembre, el efecto económico positivo de los menores tipos de interés se compensa con el peor comportamiento que se espera de los socios comerciales de España.

 A lo largo del período 2024-2027, el consumo privado crecerá apoyado en el ahorro de las familias, el empleo, la confianza de los hogares y el incremento de la población que está previsto. Asimismo, se espera que mejore la inversión gracias al despliegue de los fondos europeos Next Generation EU —aprobados por la Comisión Europea para impulsar a los países de la Unión Europea (UE) tras la crisis del coronavirus—. Entre 2025 y 2027, la economía española seguirá creando empleo, aunque a un ritmo inferior al de los últimos trimestres, y aumentará la productividad. De la misma manera, continuará reduciéndose la tasa de paro, que quedará por debajo del 10% en 2027, frente al 12,2% de 2023. No obstante, este descenso estará condicionado por el crecimiento de la población —la tasa de desempleo se calcula sobre la población activa, esto es, el total de personas que trabajan o buscan un trabajo—. 

En cuanto a la inflación, se espera que se sitúe en 2025 en torno al 2%, el objetivo de inflación que se marca el Banco Central Europeo (BCE). En particular, la inflación general disminuiría desde una tasa promedio del 3,4% en 2023 hasta el 2,9% en 2024, el 2,1% en 2025 y el 1,7% en 2026. En 2027, los precios podrían volver a acelerarse hasta dejar la tasa media de inflación en el 2,4% por la entrada en vigor de la nueva normativa europea de derechos de emisión de gases contaminantes de la UE, aunque se trata de un escenario aún incierto. Esa misma trayectoria descendente también se observaría en la inflación subyacente —el indicador que no tiene en cuenta los precios de la energía y los alimentos por considerarlos más volátiles—, que bajaría del 2,9% en 2024 al 1,8% en 2027. 

Existen riesgos que podrían hacer variar estas previsiones. Algunos de ellos son el posible aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos tras la toma de posesión de Donald Trump y el eventual empeoramiento de las guerras en Ucrania y Oriente Medio, pero no son los únicos. A nivel nacional, la inflación podría bajar a un ritmo menor que el esperado, las empresas podrían no reactivar sus inversiones privadas al ritmo previsto y el Gobierno podría acometer una reducción del déficit mayor que la esperada para cumplir con su Plan Fiscal, lo que también repercutiría en el crecimiento de la economía. Resumen del cuarto trimestre de 2024.

Los indicadores disponibles que ya ofrecen información sobre el cuarto trimestre apuntan a que la economía continuará avanzando a un ritmo robusto, que podría alcanzar el 0,6% o el 0,7% intertrimestral. Los datos sugieren que las empresas esperan un aumento de su facturación que, junto con los datos de empleo y consumo, sería coherente con esa fuerte tasa de crecimiento. De nuevo, la incertidumbre alrededor de esta estimación es especialmente elevada por la DANA. 

La moderación de la inflación entre agosto y octubre ha sido más acusada de lo previsto, pese al repunte también esperado del dato de noviembre —subió al 2,4%, frente al 1,8% de octubre—. Contribuyó a este descenso la bajada del precio de los alimentos —que se frenó en octubre, al levantarse la rebaja del IVA—, mientras que la caída de los precios de la energía de finales del año pasado ha provocado que, en comparación, dicho componente suba este final de año. La inflación subyacente —como mencionamos, el indicador de precios que no tiene en cuenta los de la energía y los alimentos por considerarlos más volátiles— continúa su descenso como estaba previsto, aunque a un ritmo más suave. En noviembre registró una tasa interanual del 2,5%, con los precios de algunos sectores, como la restauración y el turismo, subiendo todavía a un ritmo elevado, pero menor que en los últimos meses.

Los trabajadores afiliados a la Seguridad Social aumentaron en octubre a un ritmo más rápido que en el tercer trimestre, pero esa velocidad se moderó en noviembre. En cualquier caso, las dinámicas que ha seguido el mercado de trabajo auguran un comportamiento similar al del trimestre anterior. Destaca el crecimiento del empleo en el transporte, la hostelería y las actividades financieras y, de nuevo, entre los extranjeros. En total, los trabajadores ocupados se incrementaron en 433.300 personas en los tres primeros trimestres del año, de las que el 85% eran extranjeras, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE. 

El déficit público —la diferencia entre los ingresos y los gastos de las Administraciones Públicas, cuando el resultado es negativo— podría situarse este final de año por encima del 3% del PIB. El déficit baja, entre otros motivos, porque los gastos de las Administraciones Públicas han aumentado a un ritmo inferior al que han subido los ingresos hasta septiembre —al 5,8% de enero a septiembre, frente al 6,6%, respectivamente—. Sin embargo, el déficit podría crecer en medio punto de PIB (0,5%) entre este año y el próximo a consecuencia de las ayudas por la DANA, impacto que sería menor si se financian con recursos procedentes de los fondos europeos. Este repunte no afectaría a la evaluación de las autoridades europeas al tener carácter extraordinario. 

Frente a la buena evolución de España, la economía del área del euro sigue mostrando signos de debilidad. Creció un 0,4% en el tercer trimestre, dos décimas más que en el trimestre anterior y por encima de las previsiones, gracias al tirón del consumo y la inversión. Sin embargo, los datos disponibles apuntan a un frenazo en la actividad este último trimestre, aunque se recuperaría en los próximos. Con todo, la incertidumbre ha llevado a los bancos centrales del área del euro a revisar sus previsiones de crecimiento para el conjunto de países hasta el 0,7% en 2024, el 1,1% en 2025 y el 1,4% en 2026 (una, dos y una décima menos que en la anterior previsión, respectivamente). Al igual que en España, en el área del euro la inflación se está relajando conforme a lo previsto. Del mismo modo que sucede con el PIB, los bancos centrales han revisado a la baja su previsión de inflación en 2024 y 2025 hasta el 2,4 y el 2,1%, respectivamente, en parte por los menores precios de la energía. 

La economía mundial creció en el tercer trimestre a un ritmo muy similar al del precedente, del 0,7%. El sector servicios se mostró fuerte y la industria más débil; Estados Unidos sorprendió por el crecimiento robusto de su PIB y China ha necesitado el despliegue de medidas de apoyo para evitar un mayor frenazo económico. La inflación ha disminuido a nivel mundial en parte gracias a la bajada de los precios del petróleo, con cierta resistencia del sector servicios. Sin embargo, no hay que olvidar que existe una importante incertidumbre de tinte geopolítico y por el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Las medidas que implantará aún deben conocerse en detalle y aprobarse, pero el posible aumento de los aranceles ralentizaría la economía mundial y subiría la inflación, aunque la magnitud de estos efectos dependería de la respuesta de otros países. Otras políticas anunciadas son el endurecimiento de la política migratoria, una bajada de impuestos y la desregulación de ciertas actividades.

Mastercard: España crecerá el doble que la Eurozona en 2025

España crecerá el doble que la eurozona en 2025, según el “Economic Outlook 2025” elaborado por el Instituto Económico de Mastercard (MEI por sus siglas en inglés).Mientras la economía mundial se espera que se acelere hasta el 3,2% en 2025, tras un ritmo del 3,1% en 2024, y la de la Eurozona un 0,9%, en España, el crecimiento del PIB será del 1,9%, en un contexto en el que la inflación se mantendrá en un 2% y en el que el consumo seguirá resistiendo, a pesar de la instauración a nivel comunitario de una política fiscal más restrictiva, y de la incertidumbre comercial.

Aunque es probable que la inflación en la mayoría de los países europeos se acerque al objetivo de los bancos centrales a medida que se enfríe la inflación de los servicios, el crecimiento se verá estimulado por factores como la bajada de los tipos de interés, aunque también podría verse negativamente afectado por el endurecimiento de las políticas fiscales y las incertidumbres que rodean al comercio mundial.

El consumo se sigue manteniendo en Europa. Se prevé que las tasas de desempleo se mantengan en niveles bajos, aunque en algunos países puedan repuntar ligeramente. El crecimiento de la renta real disponible -la diferencia entre los aumentos salariales y la inflación- seguirá siendo positivo, lo que garantizará la recuperación del poder adquisitivo de los consumidores. Mientras tanto, la bajada de los tipos de interés aliviará la presión hipotecaria de los hogares con hipotecas variables. Los tipos de interés más bajos también deberían desincentivar las tasas de ahorro de los hogares, actualmente elevadas. En cuanto a España, el MEI establece que el gasto de los consumidores aumentará un 2% en 2025.

El mercado laboral mundial, incluyendo a Europa, está asistiendo a un notable estímulo en la reincorporación de la mujer al trabajo, también conocido como fenómeno de la “SHEeconomy”.  Casi todas las economías europeas han registrado aumentos significativos de la tasa de actividad femenina – del 1.43% en España entre 2019 y 2023- impulsados en gran medida por una mayor flexibilidad laboral, una mayor creación de empleo en sectores como la sanidad y la educación, y un punto de partida inferior que permite un mayor margen de crecimiento.

VIU: el proteccionismo de Trump

El panorama geopolítico global continúa transformándose, y la victoria de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos en 2024 introduce un nuevo capítulo de retos y oportunidades para el sector empresarial. La investigación de Ignacio De Angelis, Vicedecano del área de empresa de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas en la Universidad Internacional de Valencia (VIU), perteneciente a Planeta Formación y Universidades, analiza las implicaciones de esta coyuntura para sectores estratégicos como la tecnología, la energía y la defensa.

El experto señala la relevancia del refuerzo de Trump en el proteccionismo comercial, las tensiones intensificadas entre Estados Unidos y China y un posible replanteamiento de las alianzas internacionales clave, como los principales factores que afectarán a la economía global y las estrategias corporativas en 2025.

En referencia a la situación en Europa y, concretamente, en España, De Angelis advierte que “se enfrentan a un delicado equilibrio entre adaptarse a las nuevas realidades económicas y aprovechar las oportunidades que surjan de una mayor independencia estratégica y energética.”

El regreso de Trump a la Casa Blanca promete dar un giro hacia políticas con un énfasis en el liderazgo energético y militar estadounidense. De Angelis destaca que las empresas de defensa y ciberseguridad podrían beneficiarse del aumento del gasto militar en EE. UU., mientras que el sector energético verá un renovado protagonismo de los combustibles fósiles, liderado por el fracking - técnica que facilita la extracción de gas o petróleo del subsuelo - y el gas natural licuado (GNL).

Sin embargo, estas políticas podrían generar nuevas tensiones en Europa, que cada vez es más dependiente del GNL estadounidense tras la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, y que se enfrentará a costes energéticos más altos debido a la volatilidad del mercado de esta materia crítica. Al mismo tiempo, las cadenas de suministro tecnológico, especialmente en semiconductores, podrían verse afectadas por la intensificación de las restricciones comerciales entre EE. UU. y China debido a las políticas del nuevo presidente.

Además, De Angelis destaca que el próximo presidente de los EE.UU. ha cuestionado en numerosas ocasiones el papel de la OTAN, lo que podría debilitar el apoyo coordinado de Estados Unidos a Ucrania. Una potencial situación de menor ayuda militar y financiera que contribuya a la posición de Rusia podría resultar en una mayor inversión europea en defensa, alejando al continente de otros objetivos como la sostenibilidad y la digitalización.

Por todo ello, Europa y España afrontan un escenario de incertidumbre económica y estratégica. Según De Angelis, la necesidad de incrementar el gasto en defensa, junto con la reducción de la inversión en transición verde y digitalización, podría erosionar los avances hacia la sostenibilidad y la competitividad tecnológica en el continente.

Además, en el caso de España, sectores como el agroalimentario y el turismo podrían verse afectados por barreras arancelarias y las políticas migratorias restrictivas de Trump, limitando exportaciones clave y reduciendo el flujo de turistas estadounidenses. Debido a la relevancia de ambos sectores en el país, los cambios derivados de la presidencia de Trump tienen el potencial de permear de forma profunda en la estabilidad económica de España. 

No obstante, también se identifican oportunidades en la diversificación energética, abriendo la puerta a que España potencie su autonomía estratégica con tecnologías renovables. Estas oportunidades también se ubican en el relacionamiento internacional del país, pudiendo causar un fortalecimiento en la colaboración con socios asiáticos como Japón y Corea para afianzar la independencia tecnológica en Europa. 

Con un entorno internacional caracterizado por tensiones crecientes, las empresas deben adoptar estrategias resilientes. Según el estudio de VIU, se destaca la importancia de la diversificación de proveedores como preparación al impacto de las tensiones de EE.UU. y China en las cadenas de suministro globales. 

También señala la prioridad por la innovación y la tecnología sostenible, así como la oportunidad de aprovechar los cambios del contexto geopolítico global para desarrollar nuevas posiciones de fortaleza, tanto en los sectores de tecnología y energía en cuanto a fuentes renovables, como a nivel nacional, explorando nuevas alianzas internacionales.

Consejo General de Economistas: España mantiene el pulso

Por su parte, el presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, asegura que “a pesar del endurecimiento de las condiciones monetarias y de las persistentes tensiones geopolíticas, el crecimiento de la economía española mantuvo el pulso y se situó a la cabeza de la Zona euro”. Además, según Pich, “este buen comportamiento también se manifestó en el mercado de trabajo, que siguió evidenciando su resiliencia”. No obstante, “esta favorable evolución del PIB se ve empañada por los resultados en términos de renta per cápita y productividad, que claramente nos sitúan por debajo de los promedios europeos”.Por otro lado, el presidente de los economistas ha señalado que “las mejoras de competitividad deben verse reflejadas en avances en la calidad de vida de las personas”.

El coordinador del Informe de la competitividad regional en España, Patricio Rosas Martínez, ha indicado que los resultados muestran “un incremento de la competitividad regional media superior al registrado por el PIB en 2023, y se estima en el 5,6%”. Igualmente, ha apuntado que “la normalización definitiva de la situación tras la pandemia, el dinamismo económico del PIB en el último trienio, la recuperación del sector turístico, el aumento en el gasto de las AAPP o la resiliencia del mercado de trabajo, son algunos de los factores que se encuentran detrás de los buenos resultados de 2023”. No obstante, Rosas ha señalado que persisten preocupantes diferencias entre CCAA, pese a los buenos registros de algunas de las regiones menos avanzadas.

Respecto al comportamiento de las CCAA, el director técnico del Informe, José Carlos Sánchez de la Vega, destacó que “el ICREG aumentó en todas las CCAA sin excepción, destacando el dinamismo de los dos archipiélagos, así como de Andalucía y Principado de Asturias”.Adicionalmente, Sánchez de la Vega indica que, en un contexto de mejora generalizada en todos los ejes competitivos, los entornos económico, empresarial e institucional muestran los incrementos más elevados.

Crédito y Caución: abróchense los cinturones

De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, la economía global mantendrá en 2025 un aterrizaje suave. La inflación seguirá acercándose al objetivo del 2% tanto en la Eurozona como en Estados Unidos, en un entorno de descenso de los precios de las materias primas, ralentización del crecimiento salarial y normalización de las presiones sobre la cadena de suministro. El escenario de referencia de la aseguradora de crédito prevé un modesto crecimiento del PIB mundial del 2,8%, con las economías avanzadas por debajo del 2% y los mercados emergentes en el promedio del 4%.

Estados Unidos seguirá mostrando un sólido comportamiento del PIB mientras el crecimiento de la zona euro será mucho menor, en el entorno del 0,8%. El escenario de referencia de la aseguradora de crédito no contempla soluciones rápidas para la evolución guerra de Ucrania, la escalada del conflicto en Oriente Medio y la situación en torno a Taiwán. Previsiblemente se intensificará la guerra comercial entre Estados Unidos y China. 

El informe advierte que esta previsión de referencia está rodeada de un alto nivel de incertidumbre, especialmente tras el resultado de las elecciones estadounidenses, que requiere “abrocharse los cinturones” ante la evolución de la guerra comercial. El comercio mundial será la principal víctima de la nueva realidad política en Estados Unidos. En el escenario de referencia, se producirán importantes giros a las políticas económicas, el comercio y la inmigración, que podrían afectar significativamente tanto a las perspectivas estadounidenses como a las globales.

Incluso en su forma más suave, las medidas previstas implican un aumento de casi el 70% de los aranceles sobre el comercio con Estados Unidos. Sectores específicos como el automovilístico y el siderúrgico se llevarán la peor parte. No obstante, la aseguradora de crédito espera que los cambios afecten sobre todo la evolución de 2026 y no alteren significativamente sus perspectivas para 2025. El crecimiento del comercio mundial alcanzará un 3,3% en 2025 y caerá por debajo del 3% en 2026 debido al adelanto de actividad comercial por parte de las empresas ante la posibilidad de nuevos aranceles. El comercio en la eurozona seguirá siendo débil, especialmente en el sector manufacturero, mientras que Estados Unidos y China mostrarán un mejor desempeño. 

Una mayor beligerancia de la nueva administración estadounidense es el principal riesgo a la baja para las previsiones de crecimiento. En un escenario alternativo donde se impulsen las propuestas más destacadas realizadas durante la campaña, Estados Unidos impondría elevados aranceles a China y al resto de socios comerciales gradualmente en 2026 y 2027. Éstos ascenderían al 60% sobre las importaciones de todos los productos chinos y al 10% sobre las importaciones de otros socios comerciales, lo que provocaría aranceles en represaría del 40% en el caso de China. Esta sobrecalentamiento de la guerra comercial repercutiría en los costes del comercio y el precio de los productos, presionando a la baja la productividad. En este escenario, Estados Unidos cerraría el acceso de China a las nuevas tecnologías y el motor asiático respondería con medidas recíprocas, generando como resultado un flujo de tecnología más limitado.

En este escenario alternativo se pausaría la relajación monetaria, ya que la introducción progresiva de aranceles tendría efectos sobre la inflación, debilitaría de demanda en Estados Unidos y otros países por la pérdida de confianza de hogares y empresas y afectaría negativamente a la economía mundial. En este escenario, los volúmenes de exportación serían un 4,9% inferiores a los del escenario de referencia en 2030. 

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