19 Jun
19Jun

Miguel Ángel Valero

"El mundo es volátil, incierto, complejo y ambiguo, difícil de evaluar y de predecir, propicio a aceptar la mentira". La frase del general de brigada Miguel Ángel Ballesteros, exdirector de Seguridad Nacional, en el curso de la Apie en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, invita a la reflexión. Avisa que la geopolítica genera una mayor competición y la fragilidad del multilateralismo, además de una explosión de estrategias híbridas (ciberataques, desinformación, acciones en el espacio ultraterrestre, suministro de energía como arma, entre otras), y la aparición de potencias regionales.

El debilitamiento de la economía genera más desigualdad, la fragilidad de la cadena global de suministro, y el auge del proteccionismo., En sociedades hiperconectadas, el dato se convierte "en un recurso estratégico" que plantea cuestiones de soberanía digital, ética, y derechos humanos.

Otro frente geopolítico es el medio ambiente, por la aceleración del cambio climático, la intensificación de los fenómenos extremos, el cambio de paradigma energético y la competición por la energía renovable. 

Ballesteros insiste en la aceleración de los cambios: ChatGPT se ha implantado en menos de 18 meses. "Necesitamos un sistema de resiliencia capaz de aguantar tanto cambio acelerado", subraya, al tiempo que resalta la importancia de la geoeconomía, de la inteligencia y el análisis geopolíticos, la capacidad de adaptación a nuevos escenarios, y la necesidad de proteger las infraestructuras críticas.

El exdirector de Seguridad Nacional del Gobierno dibuja un mundo con un bloque occidental, que tiene el 15% de la población, un problema de envejecimiento, y el 60% del PIB mundial; el de Rusia y China, que aportan el 55% de la población y el 30% del PIB mundial y que quiere captar influencia en terceros países; y potencias regionales democráticas (Brasil, Sudáfrica, India) y autócratas (Irán, Arabia Saudí). Y África, con una población joven de 1.033 millones de personas, de las que el 33% vive en pobreza y el 46% no tiene agua potable, pero con un tercio de las reservas  minerales, y el 80% del coltán.

"Putin quiere recuperar la Unión Soviética, lo que desestabiliza la UE y el Cáucaso, y busca aliados en África, usa la amenaza militar como instrumento, este año el gasto militar crecerá un 67,65%. China quiere el liderazgo económico, militar, tecnológico y político antes de 2050, generando situaciones de dependencia económica. Quiere Taiwan porque fabrica dos tercios de los microchips del mundo. Su Ley de Seguridad Nacional facilita el sometimiento de las empresas explica.

Dependencia energética, pero posición de privilegio

"España tiene una dependencia energética del exterior del 61%, pero una posición de privilegio en regasificación", explica Ballesteros. La UE quiere compras energéticas y militares conjuntas, integración de gasoductos, y bancos transnacionales. El auge de la defensa en Europa es "una oportunidad para potenciar la industria, porque la tecnología militar es un tractor económico", remarca. Pero eso requiere "dominar la tecnología".

La inteligencia artificial facilita las campañas de desinformación, pero también el análisis, la prevención, la detección y la neutralización de éstas, recalca.

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