30 Jul
30Jul

Miguel Ángel Valero

Santiago Martínez Morando, jefe de análisis económico y financiero de Ibercaja, destaca que el crecimiento del PIB en España volvió a sorprender de forma positiva en el segundo trimestre según los datos preliminares del INE, ya que presentó un aumento del 0,8%, la misma tasa que en el primer cuarto del año (revisada unas centésimas al alza), y esto provocó una aceleración de tres décimas en la tasa interanual, hasta el 2,9%, el mejor dato desde el inicio de 2023.

Como en el trimestre anterior, volvió a ser clave la aportación de la demanda externa, ya que fue de nuevo de 0,5 puntos porcentuales de los 0,8 que creció el PIB en el trimestre. Las exportaciones crecieron un 1,2%, con un aumento destacado de las exportaciones de servicios turísticos (2,5%), mientras que las importaciones cayeron un -0,2% trimestral. En cuanto a la demanda interna, las mejores noticias provinieron de la inversión (0,9%), mientras que fueron más modestos los incrementos del consumo de los hogares (0,3%) y del consumo público (0,2%), y la acumulación de inventarios restó una décima. 

Si atendemos a la evolución interanual, de nuevo tuvo un papel importante aunque en este caso no mayoritario la contribución de la demanda externa: 0,9 p.p. de los 2,9 que aumentó el PIB. Las exportaciones crecieron un 3,6% interanual (con un 12,8% para las de servicios turísticos) y las importaciones un 1,4%. El consumo crecía un 2,3% tanto para los hogares como para el sector público y la inversión un más modesto 1,2%, con datos similares para la construcción (1,2%) y la inversión en bienes de equipo (1,3%) y ligeramente menores para los productos de propiedad intelectual (0,8%).

Desde el punto de vista de la oferta, la expansión fue generalizada, si bien, destacó el aumento del valor añadido en la industria manufacturera (5,6%), que creció más que en el sector agropecuario (2,9%), en el de servicios (2,7%) y en la construcción (2,4%). Dentro de los servicios, tuvieron un desempeño más expansivo los de comercio, transporte y hostelería (4,0%), información y comunicaciones (3,3%) y actividades de entretenimiento y otros servicios (3,3%) y un crecimiento más modesto los financieros (1,6%) e inmobiliarios (1,0%).

En definitiva, el comportamiento del PIB sigue sorprendiendo al alza. Su positivo desempeño descansa en buena medida en la fuerte expansión de las exportaciones de servicios, y dentro de éstos, de los turísticos. Los hogares siguen siendo cautos, ya que el consumo (2,3% interanual) y la inversión en construcción residencial (2,4%) crecen por debajo de los salarios por trabajador (4,4%). Este puede ser uno de los motivos que impide una mayor expansión de la inversión, ya que las empresas tienen que hacer frente a estos aumentos de los costes laborales, que no están siendo compensados por la productividad (0,9% interanual).

Respecto al IPC, según el dato preliminar publicado por el INE, el crecimiento se moderó seis décimas en España en el mes de julio, hasta el 2,8% interanual. La tasa subyacente se contuvo, también hasta el 2,8%, aunque en este caso desde el 3%. Se trata del menor incremento del IPC desde febrero, si bien, vimos tasas más bajas el año pasado, con un mínimo del 1,9% en junio. Sin embargo, para ver un dato inferior en la tasa subyacente hay que remontarse hasta a enero de 2022.

El INE avanza que la moderación se debe al descenso de los precios de la electricidad y la alimentación y, en menor medida, al menor aumento de los precios de ocio y cultura. En el caso de la electricidad, la contención proviene de la rebaja del IVA y los precios del mercado libre, ya que en el mercado regulado subieron en julio hasta 71€ de media desde los 56€ de junio, de forma que el descenso interanual se redujo hasta el -21% desde el -40%.

Si atendemos a las variaciones mensuales se advierte que la desaceleración de los precios fue debida exclusivamente al efecto base, ya que el IPC creció una décima por encima del promedio de los veinte años anteriores, y la tasa subyacente aumentó en seis décimas más. En agosto, el efecto base puede suponer un ligero alivio, pero no será así a partir de septiembre, sobre todo en octubre y noviembre, de forma que puede producirse una nueva aceleración de los precios si no se consigue avanzar en la desinflación, sobre todo en los grupos de gasto donde está habiendo más resistencia: los alimentos, afectados por problemas de oferta, y la restauración, que parece beneficiarse de la elevada demanda, en particular del turismo extranjero, y de los cambios en los hábitos de consumo.

Mapfre Economics mejora las presiones del PIB tasnto en 2024 como en 2025

La economía española ha mostrado resiliencia frente al endurecimiento de las condiciones financieras de los últimos años, y los indicadores adelantados coinciden en que seguirá así en los próximos trimestres. Por eso, Mapfre Economics, el Servicio de Estudios del grupo asegurador, mejora la previsión de crecimiento del PIB nacional hasta el 2,4% para este año y hasta el 1,9% para 2025, frente al 2,1% y el 1,6% previsto anteriormente, en el informe ‘Panorama económico y sectorial 2024: perspectivas hacia el segundo semestre’, publicado por Fundación Mapfre.

El consumo se desacelerará a raíz de la inflación, pero la inversión tenderá a recuperarse a medida que las condiciones financieras se vuelvan más favorables. Las exportaciones son otro factor positivo en el cómputo, que crecen más que las importaciones, aunque la balanza comercial es negativa. La inflación promedio, por su parte, se situará este año previsiblemente en el 3,3%, para bajar en 2025 hasta el 2,5%, aún por encima del objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE).

En referencia a la economía mundial, se prevé una mejora tanto para 2024 como para 2025, situándose la tasa de crecimiento en el 3% y 2,9%, con una inflación del 4,5% y del 3,5%, respectivamente. Los precios avanzan en la dirección correcta, pero con niveles de evolución muy dispares. Obstáculos como la presión de los servicios y los aumentos salariales, la evolución en los precios de las materias primas o la disrupción de las cadenas de suministro relacionadas con la crisis del Mar Rojo, cuya congestión en los puertos y aumentos de costes siguen sin normalizarse, le impiden alcanzar el objetivo de los bancos centrales. 

Estados Unidos crecerá un 2,1% este año y un 1,8% el que viene, con lo que se mantiene la previsión de la edición anterior para 2024 y sube dos décimas la de 2025. La inflación promedio se situará previsiblemente en el 3% y en el 2,4%, respectivamente. Mapfre Economics destaca que el mercado laboral empieza a dar signos de debilidad, con el paro subiendo al 4,1% en junio desde el 3,8% de marzo, que se suma a los indicadores adelantados negativos que se han ido conociendo. El principal riesgo para la economía estadounidense es el alto nivel de deuda y de déficit, en un momento en el que, con un crecimiento saludable, el gobierno ya no debería estar incurriendo en déficit.

La Eurozona crecerá previsiblemente el 0,8% en 2024 y el 1,7% en 2025, con una inflación promedio del 2,3% y del 2%, respectivamente. El desempeño a corto plazo de la economía europea dependerá en gran medida de la conjugación de fuerzas entre la relajación monetaria prevista y del regreso de las reglas fiscales, es decir, del equilibrio fiscal.

Por su parte, Asia Pacifico registrará un crecimiento del PIB del 4,7% este año y el 4,3% el que viene, con una inflación del 0,9% y del 1,7%, respectivamente, mientras que Latinoamérica crecerá un 1,3% en 2024 y un 2,1% en 2025. La inflación promedio se mantendrá alta, con el 8,5% en 2024, para desacelerarse el que viene hasta el 7,6%.

“El panorama actual ofrece una visión macroeconómica más equilibrada, aunque esta etapa de ralentización continúa planteando ciertas divergencias en términos de actividad, inflación y políticas monetarias, ante un escenario geopolítico desafiante que abre una brecha más profunda”, destaca en el informe Manuel Aguilera, director general de Mapfre Economics. 

Impacto en el sector seguros

Las perspectivas para el mercado asegurador mundial en 2024 son positivas, y aunque sean inferiores a las de 2023, se espera que las primas de Vida crezcan un 4,4%, y las de No Vida, un 5,2%. Éstas son consistentes con la buena disposición que se espera que desempeñe la economía mundial a lo largo de este año. Para el año 2025, la situación cíclica esperada incluso mejoraría, ya que, con una inflación más controlada, las condiciones financieras volverían a ser soporte para el consumo, y la inversión, respaldando unas proyecciones relativamente favorables en el crecimiento de las primas No Vida con un 5,4% y, aún suficientemente benignas para la generación del negocio de Vida, para el que se prevé un crecimiento cercano al 7,9% interanual.




Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.