Miguel Ángel Valero
"Los humanos nacen, viven y luego mueren; ese es el orden que los dioses han establecido. Pero hasta que llegue ese final, disfruta de la vida, vívela con felicidad, no con desesperación. Ama al niño que te toma de la mano y haz feliz a tu esposa en tus brazos. Esa es la mejor forma de vivir para un hombre".
Meir Statman termina con el 'Poema' de Gilgamesh su monumental 'El valor del bienestar. Un enfoque holístico de las finanzas conductuales' (Versus, 477 páginas, traducción de Diego Valero y Manuel Moreno), y que Ibercaja repartió a los asistentes de las X Jornadas de Planes de Pensiones.
Guilgamesh culmina un espléndido trabajo de análisis y reflexión sobre el bienestar, que permite distinguir claramente entre el financiero ("llega cuando podemos cumplir con las obligaciones económicas actuales y futuras, absorber sus contratiempos y seguir avanzando hacia las metas financieras, como un ingreso adecuado para la jubilación", y "se produce cuando las finanzas son un pensamiento secundario") y el vital, que es el objetivo principal, y que "se ve realzado por cuatro tipos de capital: financiero, social, cultural y personal".
"El bienestar vital se produce cuando disfrutamos del bienestar en el ámbito de las finanzas, pero también en el de la familia, los amigos, la salud, el trabajo, la educación, la religión y la sociedad. Llega cuando estamos satisfechos de ver a los hijos crecer para ser independientes y responsables".
El bienestar exige equilibrio: "el autocontrol deficiente nos convierte en derrochadores, gastando demasiado y ahorrando muy poco. Pero el autocontrol excesivo nos convierte en avaros, ahorrando demasiado y gastando muy poco". Porque la "austeridad aumenta el ahorro y la riqueza, pero no aumenta el bienestar".
El autor avisa: "la infidelidad financiera, que oculta los gastos y las deudas de un cónyuge, es probablemente más frecuente que la infidelidad sexual, y también puede dañar las relaciones". Sobre todo, porque los casados "esperan el autodescubrimiento y el crecimiento personal, además del amor y la satisfacción de las necesidades materiales. Estas expectativas son difíciles de cumplir, y el bienestar se ve disminuido cuando no lo son".
"La confianza es un pegamento que mantiene unidas a las sociedades, mejorando nuestro bienestar incluso cuando nos hace vulnerables", apunta Meir Statman. Porque "la confianza mejora el bienestar. A su vez, el bienestar mejora la confianza".
"La generosidad, al igual que la confianza, es una característica de la sociedad, que mejora el bienestar", añade.