23 Mar
23Mar

Miguel Ángel Valero

'Escuchar todos sus nombres', con Manuel Gómez Ruiz (tenor) y Elenora Pertz (al piano), es todo un descubrimiento. Al mismo tiempo, una reivindicación del papel de la mujer en la composición. Porque el CD recoge lieder, canciones de arte, composiciones de Clara Wieck (mujer de Robert Schumann), Fanny Mendelsshon, y Emilie Meyer, y 'An die ferne Geliebte, Liederkreis von A. Jeitteles-Opus 98' de Ludwig van Beethoven.

Tres mujeres que se atrevieron a componer cuando éste era un mundo dominado por los hombres. Y en este mundo Ludwig van Beethoven figura como la musa de estas compositoras. Hasta el punto de que Fanny Hensel (asumió el apellido de su esposo, el pintor Wilhem) llamó Ludwig a su único hijo varón. Y Franz Grillparzer, dramaturgo austriaco, escribió el poema 'Clara Wieck y Beethoven' al escuchar cómo interpretaba la 'Sonata en fa menor'.

Este trabajo permite conocer que Clara Wieck se casó con Robert Schumann pese a la oposición de su padre, el pedagogo del piano, Friedrich. Y tuvo ocho hijos con el compositor, que solamente dejaba a su mujer practicar con el piano una hora al día. Ella misma consideraba la composición "una profesión de hombre". Pese a ello, escribió muchas obras, entre las que destaca su concierto para piano y el ciclo de canciones que elaboró conjuntamente con su marido.

Ahí está su 'Lieder nach Gedichte aus Friedrich Rückerts Liebesfrühling-Opus 12' para que el oyente pueda vislumbrar sus dotes compositoras, aunque fuera una mujer. 

En el caso de Fanny Mendelsshon (con ese apellido no puede ocultar su procedencia judía) pesó no solo el ser mujer, sino que estaba mal visto que alguien de clase alta (Clara Wieck era de clase media, por lo que pudo hacerlo) tocara el piano en público. Su padre, su hermano y su profesor de música prácticamente la obligaron a centrarse en las labores domésticas, propias de su sexo y condición.  Solamente mostraba sus composiciones (piezas de salón, lieder y miniaturas para piano) en conciertos caseros, que le encantaba organizar. De hecho, muchas de sus composiciones son publicadas con el nombre de su hermano menor, Felix, hasta que éste le animó a hacerlo con su verdadera identidad.

Emilie Mayer fue la más 'afortunada' de las tres, quizás porque no estaba casada ni emparentada con compositores. Económicamente independiente tras la muerte de su padre, se proporcionó una sólida formación en composición (recibió clases de Carl Loewe y de Adoplh Marx) para dedicarse profesionalmente a ella a los 28 años. Compuso ocho sinfonías, una docena de sonatas, siete cuartetos, tres tríos. Desgraciadamente, muchas de estas partituras se han perdido o solo existen como manuscritos.

En 'Escuchar todos sus nombres', se puede escuchar la primera grabación hecha hasta ahora de sus 'Lieder opus 10'.

"Arrojar luz sobre las obras que lograron producir estas mujeres y celebrar su espíritu creativo y su resiliencia supone un reconocimiento que impele a las mujeres de hoy a alzarse por encima de cualquier limitación -social, personal y profesionalmente- y crear a pesar de todo", escribe Elenora Pertz en la introducción a 'Escuchar todos sus nombres'.

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