02 Feb
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Miguel Ángel Valero

Se nota que Marta del Riego, autora de Cordillera (AdN, 411 páginas) nació en La Bañeza (León). Pero también que esta escritora de novelas (Sendero de frío y amor, Mi nombre es Sena, Pájaro del Noroeste), ensayos (La Biblia blanca. Historia sagrada del Real Madrid), guías de viajes (Berlín) y poemas (Flores de sangre sobre la hierba) ha vivido en Londres y en Berlín, que ha sido redactora jefe de Vanity Fair, que se dedica a la comunicación cultural y a la enseñanza en la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

'Cordillera' puede ser leída como una novela sobre el conflicto entre conservacionismo, ganadería y caza; también sobre la despoblación, culpa, entre otros factores, del abandono histórico de las comunidades rurales de montaña por parte de la Administración; y sobre la amenaza de las energías renovables (los aerogeneradores) sobre éstas y sobre el oso pardo cantábrico y el urogallo, entre otras especies.

Pero es sobre todo una novela sobre la montaña, que está en guerra contra el oso, contra el lobo., contra los que viven dentro, contra los que vienen de fuera (aunque sea con buenas intenciones), contra sí misma.

Marta del Riesgo escribe una tragedia en la que no falta un coro que va cantando el destino de los personajes hasta la catarsis final. Nidia, la última pastora trashumante de su estirpe; Darío, un biólogo que, cansado de su centro de investigación en Madrid, llega a la aldea de la cordillera cantábrica para estudiar al oso pardo; y la osa, que habita en lo alto del valle con sus crías. Entre medias, el silencio, el peligro, la muerte, el conflicto por el espacio vital, el latido del bosque, los aullidos de los lobos, el amor, un escenario en el que la soledad consume el deseo, y en el no se puede dejar de escuchar la voz antigua de la tierra.

Es una novela sobre una madre y una hija, en la que "cada una guarda unos surcos de huerta para sí misma". También sobre la cordillera: "entre los robles y las hayas es donde se sucede el misterio". Sobre "la voz antigua que me susurra al oído: no hay nadie que lo continúe".

Sobre la necesidad de "dejar el cerebro vacío, fuera ruidos, fuera pensamientos impíos, convertir el cerebro en un receptor para observar, oler, escuchar". Y "dejarme conquistar por esa mirada". Y ser "el notario del bosque", y "el amante del bosque", para poder descubrir que "el alma antigua del hombre está en los ojos de un oso", y para poder comprobar que "la vida salvaje aún existe en este triste mundo domesticado que habitamos".

Es una obra sobre los animales que están en peligro "de que los exterminemos nosotros". Y sobre la ley de la montaña: "dura, pero justa: si yerras una vez y sobrevives, aprendes. Porque la próxima vez que yerres, no sobrevivirás". Sobre "el padre bosque" y "la madre montaña".

Sobre "cosas que pasaron y xamás se olvidaron", sobre el llionés y su variante lacianiega, el patsuezu, que todavía se habla en algunas zonas de León.

Sobre la trashumancia, que es "un modo de vida, no es un trabajo Es un modo de vida que te exige todo. Pero también te lo da todo". Sobre escuchar el canto de la montaña, "no estudiar a los que escriben sobre la montaña, sino ser montaña". Porque "también el silencio es el canto de la montaña". Y lo que hace falta es ser "el hombre del bosque que escucha el canto de la montaña".

'Cordillera' trata también de las palabras, que "no hacen el amor, hacen la ausencia". Y del amor, "una nube de mariposas sale volando desde mi sexo".

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