27 Mar
27Mar

Miguel Ángel Valero

'GPS', de Lucie Rico (AdN, traducción del francés por Elia Maqueda) es una novela rara. Por el argumento: Ariane es una joven con dificultades sociales que prefiere no salir de casa; sin embargo, cuando su mejor amiga, Sandrine, la invita a su fiesta de compromiso, decide ir. El problema es que Sandrine, que le envía su ubicación en tiempo real, desaparece.

En ese sentido, 'GPS' habla de la amistad, pero desde un planteamiento muy parecido a esa frase que aparece en "Amazona", de Nuria Bueno, también publicada por AdN: "Una amistad es un sentimiento en progreso constante que se alimenta de vivencias; no se puede reconstruir sobre buenos recuerdos".

Pero sobre todo porque es una novela sobre realidades tan diferentes como el amor y la muerte; sobre las fragilidades sociales y psicológicas; habla de las ilusiones del duelo, y también de las adicciones tecnológicas. Retrata la desconcertante porosidad entre lo real y lo virtual.

La segunda novela de Lucie Rico habla también del cambio climático, del mundo cada vez más violento y del que todos, de una forma o de otra, queremos huir. De hecho, el gran protagonista de 'GPS' no es el dispositivo de geolocalización, sino la huida, el riesgo de perderse, la ausencia, pero también el poder de la ficción, de las historias que creamos con la esperanza de darle un sentido a la vida.

Entre la burla y la empatía, Lucie Rico construye una novela desde la segunda persona del singular, lo que es bastante original, pero es la mejor manera de narrar esa historia.

Sandrine no está. No contesta al móvil. No hay rastro de ella. Solo el punto del GPS que sigue moviéndose y que le da a Ariane una sensación de identificación, de cercanía a la desaparecida. Parecería que ambas comparten el secreto de tan misteriosa huida.

Lo más inquietante es que el punto del GPS lleva a Ariane a recorrer los lugares que marcan su relación de amistad con Sandrine.

Ni siquiera la aparición de un cadáver calcinado en la orilla de un lago por donde ha pasado el omnipresente punto del GPS termina con esa obsesiva búsqueda, que siempre conduce a un callejón sin salida.

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