21 Dec
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Miguel Ángel Valero

No era fácil gestionar las expectativas con 'El dios de los bosques', de Liz Moore, publicado en por AdN (522 páginas, traducción de Javier Calvo): mejor thriller del año y segundo mejor libro del año 2024 en todas las categorías para Amazon; premio al Mejor libro de misterio de 2024 en los premios Goodreads; Mejor libro del año para The New York Times, en cuya lista debutó en lo más alto y permaneció durante 6 semanas; número 1 en la lista de los libreros independientes de Estados Unidos; libro del mes de julio de los editores en Amazon; lectura del verano por el club de lectura de Jimmy Fallon (quien además entrevistó a la autora en su programa); fue recomendado por el expresidente Barack Obama, a quien muchos añoran a medida que se acerca la segunda llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Ante tanto premio y tan abundante reconocimiento, el lector puede haberse generado unas expectativas muy altas con esta obra de Liz Moore, autora también de El largo río de las almas, novela que llegó a la lista de los más vendidos de The New York Times, seleccionada por el Good Morning America BookClub y uno de los libros favoritos de Barack Obama en 2019, de Heft y The Unseen World, ganadora del Premio Rome de 2014-2015.

Pero por muy elevadas que sean esas expectativas, 'El dios de los bosques' no defrauda. Todo lo contario: sorprende, emociona, hace pensar. Narra la búsqueda de una adolescente en un campamento de verano una década después de la desaparición de su hermano en los mismos bosques. A primera hora de una mañana de agosto de 1975, una monitora de un campamento de verano descubre una litera vacía. Barbara Van Laar, la hija de los dueños del campamento, ha desaparecido. Pero no es la primera vez que sucede algo así en esa familia: hace catorce años, el hermano de Barbara también desapareció sin dejar rastro.

A partir de este inquietante comienzo, Liz Moore urde un drama lleno de matices emocionales e impulsado por un doble misterio que indagará no solo en la desaparición de esta joven sino en lo que ocurrió más de una década antes en los mismos bosques.

Persiguiendo los muchos secretos de la familia Van Laar y de la comunidad que trabaja a su sombra, las múltiples tramas dramáticas de Moore llevarán al lector hasta los corazones de unos personajes cuyas vidas cambiarán para siempre a raíz de este verano lleno de acontecimientos.

En medio de estas historias de amor, herencia, identidad y segundas oportunidades, un drama emocionante y complejo sobre las tensiones entre una familia y una comunidad, y una historia de secretos que no dejará a ninguno de ellos indemne, Liz Moore hace también un homenaje a los Adirondacks: "La historia de mi familia ha estado vinculada durante generaciones a los Adirondacks. Los antepasados de mi madre emigraron desde otras partes de Nueva Inglaterra en el siglo XIX y vivieron en el sur de los Adirondacks durante tres o cuatro generaciones. Pasé mucho tiempo allí mientras crecía. Mis abuelos construyeron una cabaña y todavía vamos allí de vez en cuando; yo suelo llevar a mis hijos. Así que el ambiente de la zona es una gran inspiración para la novela".

"Junto con otras inspiraciones más reales, como el asesino en serie Robert Garrow, que fue encarcelado dos veces en los años setenta. Cuando era pequeña estaba obsesionada con él y me pareció interesante volver a investigar sobre su pasado. Fue la inspiración para el personaje de Jacob Sluiter", cuenta la autora.

En sus 522 páginas aparecen diferentes personajes, envueltos en complejas tramas que se suceden en dos momentos muy distintos pero interconectados (1975 y los años 50).

En la novela se descubre que "no pasaba nada por no hacer lo que se espera de ti todo el tiempo". También, que "podemos tener ideas propias y vida interior. Podemos hacer lo que nos plazca si conseguimos aprender a que no nos importe tanto lo que piensa la gente".

Que "besar a alguien, a alguien a quien quieres besar, es como vivir dentro de la mejor canción que has oído nunca".

Sobre todo, en este enfrentamiento entre ricos y pobres que sobrevuela 'El dios de los bosques", se llega a una tajante conclusión: "Demasiadas generaciones con mucho dinero. Es algo que embota el cerebro. ¿No te has fijado en que los hijos de los ricos nunca son tan listos como sus padres? Nunca tienen ni su ambición ni su éxito. En la vida hace falta tener algo por lo que luchar".

También se encuentran sorprendentes consejos de un padre a su hija sobre salir con chicos: "No les extiendas cheques que luego no vas a querer cobrar". 

Y el reconocimiento del legado que dejan los buenos padres: la "voluntad de poner a los demás por delante de sí mismos".

Pero si no hay más remedio que tratar de resumir las 522 páginas de intrincadas tramas de la novela de Liz Moore en una frase de la propia novela, sería ésta: "reemplazar el dolor de la pérdida por el dolor de la incertidumbre". 

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