Renacimiento y Siglo de Oro regresan a escena este otoño de la mano de la V edición del Festival Renacen de Teatro, que comienza en Madrid con el estreno de “El Príncipe que murió de amor”, basado en textos de Juan del Enzina, en el Museo Lázaro Galdiano el 18 de octubre. Este Museo acogerá también “El último sueño de Cervantes”, el 25 de octubre, “Ejemplares de Cervantes”, el 8 de noviembre y “Yo, Quevedo…. Con perdón”, el 15 de noviembre.
El Festival Renacen es un proyecto cultural de la Compañía Garcilasos, dirigida por Jesús Román, que destaca que “llegar a esta V edición supone el afianzamiento de un festival que nació en plena pandemia y que pretendía recuperar y entregar al público para su disfrute grandes textos y músicas no tan valoradas como se debiera”.
Jesús Román y su compañía investigan, revalorizan y ponen de relieve esas joyas que surgieron desde el Renacimiento al Siglo de Oro.
En su V edición, Renacen es la prueba de que el público valora y añora las artes escénicas realizadas con sensibilidad, poesía y buen ritmo.
El Renacen trae a Madrid la tragedia trobada de Juan del Enzina, obra que dio inicio al Festival el 5 de octubre en el Teatro Santo Tomás de Ávila. Es el punto de partida del teatro en castellano y el Siglo de Oro será tributario de lo que Juan del Enzinai nventa en el siglo XV. La compañía Garcilasos lo trae al presente reuniendo dos de sus piezas más conocidas: El poder del amor y la Égloga representada la mesma noche de Antruejo. El autor será testigo de las bodas y la muerte prematura del príncipe don Juan, el heredero de los Reyes Católicos, muerto de amores. La música y las canciones se interpretan como ocurría en su época: bailes renacentistas que nos trasladan a la opulencia y refinamiento de un siglo mal conocido que esconde magníficos tesoros.
“El Príncipe que murió de amor” cuenta con guion y dirección de Jesús Román y la participación de la soprano Marta del Barrio, la Compañía de danza histórica Armonía danza y el Grupo vocal Arte Facto.
En “El último sueño de Cervantes” el autor vive los últimos momentos de su vida. Su pasado lo visita como un viejo amigo con el que repasa sus vivencias. Sus personajes saltan del papel e invaden la estancia en la que él, con la premura de sentir la muerte en sus huesos, escribe su última obra: Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Los personajes de Cervantes se rebelan contra él provocando momentos hilarantes. Un Cervantes ya enfermo no da crédito a lo que está viviendo. Por el escenario desfilan Loaysa y Leonora, de El celoso extremeño, la Gitanilla, Rodolfo y Leocadia, de La fuerza de la sangre, Cipión y Berganza… Personajes que nos muestran un fragmento de las novelas de las que son protagonistas. A estos se une un misterioso personaje que se presenta ante Miguel como Dulcinea, su ideal. Al final de la obra se desvelará su auténtica identidad.
Escrita y dirigida por José Antonio Álvarez Mateos, está interpretada por Julieta Quevedo, IrisPrinses, Tim Verardi y Chicky Álvarez.
En “Ejemplares de Cervantes” el actor y dramaturgo Antonio Campos da vida a las Novelas Ejemplares, creando un auténtico y desbordante espectáculo de humor. En un espacio vacío, acompañado con la música de Carlos Beceiro, attrezzo sobrio y un gran texto clásico, crea un acto teatral valiéndose de las tres novelas más populares de Cervantes - El Licenciado Vidriera, Rinconete y Cortadillo y La Gitanilla-, que funde en un todo para que el gesto y la palabra conecten al público con la retórica del Siglo de Oro sin perder el argot y los guiños a la actualidad. La música alcanza un merecido protagonismo de la mano de Carlos Beceiro, fundador del grupo 'La musgaña'.
Cierra el Festival Renacen la obra “Yo, Quevedo... con perdón”, de la compañía Escarramán Teatro, con interpretación de José Luis Matienzo. A mediados del siglo XVII, Quevedo llega desterrado a Torre de Juan Abad (Ciudad Real), de donde es señor a pesar de la oposición del pueblo, que no aceptó la compra del señorío por su madre. Quevedo se enfrenta al pueblo desmintiendo sus comentarios de que ha sido desterrado por asuntos turbios en la corte, por problemas con su afición a las mujeres y al vino ( Góngora le llamó 'Quebebo'). Achaca su destierro a la hipocresía del género humano, y lo demuestra con un escrito que acaba de terminar y que titula Gracias y desgracias del ojo del culo.