Ana Botín insiste en transformar el Santander en un banco digital con sucursales

Miguel Ángel Valero

El 10 de septiembre de 2014, el consejo de administración del Banco Santander nombra por unanimidad presidenta a Ana Botín, en sustitución  de su padre, Emilio, fallecido repentinamente la noche anterior. Recibe un  Santander que es el mayor banco de la Eurozona (pero no de España, ya que la primera posición la ocupa CaixaBank), y diez años después, está más cerca su sueño de transformar el grupo en "un banco digital con sucursales", como lo describe su consejero delegado, Héctor Grisi.

Al morir su padre, Ana Botín era la máxima responsable del grupo en el Reino Unido, donde Emilio Botín protagonizó una de sus operaciones más espectaculares, la compra del Abbey National Bank. Antes había presidido Banesto, y participado en la expansión internacional del Santander con la compra de bancos en Venezuela, Brasil, Argentina y México, entre otras operaciones.

Al llegar a la presidencia del Santander, Ana Botín tomó decisiones “duras y difíciles”, como prescindir del CEO, Javier Marín, para nombrar a José Antonio Álvarez, director financiero, que en junio de 2022 fue sustituido por Héctor Grisi y ascendido a vicepresidente del banco. También fue cambiando a los responsables de áreas y geografías, y aplicando un giro estratégico en cuestiones como el gobierno corporativo (crea un consejo de administración para Santander España, y en el del grupo ya no queda nadie de los nombrados por su padre), la gestión del capital o el dividendo, e implantando “una nueva cultura corporativa, un nuevo estilo de gestión y una nueva manera de hacer las cosas”.

En enero de 2015 hace una ampliación de capital de 7.500 millones€, la mayor realizada en Europa hasta el momento. Y en febrero presenta “The Santander way”, con el lema "Sencillo, Personal, Justo", y centrado en la transformación comercial, la vinculación de los clientes, la digitalización y la excelencia operativa, para ser “más rentable y generar mayor crecimiento en los próximos diez años”. Ese año compra el Banif en Portugal.

En 2016 afronta el Brexit, la salida de la UE por el Reino Unido, que impacta de lleno en Santander UK pero sobre todo en la cotización en Bolsa; y compra el negocio de Citi en Argentina. Un año después resucita Openbank como plataforma global de servicios financieros 100% digital, y que en octubre de 2024 desembarcará en EEUU tras haberse estrenado en Alemania, Países Bajos, Portugal y México. También en 2017 se hace cargo del Banco Popular, adjudicado por el BCE por un euro pero que exigió una ampliación de capital de 7.000 millones para su saneamiento y fortalecimiento del balance. También destacan las compras en Polonia (el negocio minorista de Deutsche Bank) y de varias fintech, como Ebury.

En septiembre de 2023 revoluciona el organigrama del grupo, con cinco negocios globales (Retail & Commercial, Digital Consumer Bank, Payments, Corporate & Investment Banking, y Wealth Management & Insurance) frente al convencional criterio geográfico. 

Su último movimiento, que ha sorprendido al mercado, es el fichaje como CEO de Santander España del consejero delegado de ING en España y Portugal, Ignacio Juliá, para “acelerar la implantación de las plataformas globales y a impulsar el crecimiento de Santander España”.

De 5.816 millones de beneficios a más de 12.000 millones

Los números avalan la gestión de Ana Botín en estos diez años. En 2014, el beneficio era de 5.816 millones. En 2024. superará los 12.000 millones. De 60 millones de clientes se ha pasado a más de 168 millones. La cotización sufre un descenso del 10%: de 6,6€ a 4,37€ por acción, pero en 8 de los 10 años, los tipos de interés del BCE eran negativos, con el consiguiente impacto en los márgenes y en los resultados: Desde finales de 2020, cuando el Santander hizo el mínimo histórico de cotización en 1,45€, ha recuperado más del 200%. Y el consenso del mercado sitúa el precio objetivo de la acción del Santander en 5,63€, con  un potencial del 29%. 

Ana Botín lo tiene muy claro: "Santander es hoy el banco europeo con mayor potencial de creación de valor en los próximos años".

De momento, la rentabilidad ha dado un salto en estos diez años del 7% al 12,6%, el capital de máxima calidad, del 9,7% al 12,5%; el número de accionistas crece en más de 286.000, hasta los 3,5 millones; la plantilla, en 24.000, hasta los 210.000 empleados; y la red de sucursales se reduce un tercio, hasta 8.285. El dividendo, 1.100 millones en 2014, ya es de 5.500 millones y superará los 6.000 millones este año. 

"De lo que más orgullosa estoy es haber conseguido los números. Pero yo siempre digo de la manera correcta", afirma Ana Botín en una entrevista publicada en la web del banco. "Cuando me preguntan qué es lo más difícil de mi puesto, al final es encontrar un equilibrio entre entregar hoy --hacer números, crecer en beneficio, crecer en clientes--, pero también asegurar que lo hacemos de manera sostenible", añade. "Este equilibrio a veces es difícil porque el mercado es muy de corto plazo y cuando más te premia es cuando das unos resultados cada vez más altos y muy rápido", precisa.

Pero la presidenta del Santander reconoce que el mercado tardó ocho años en poner en valor ese esfuerzo de transformación del grupo por poner en marcha la que presenta como mejor plataforma global de servicios financieros del mundo. "Hoy todos vivimos en el móvil. Si no tenemos un producto digital igual o mejor que cualquiera de nuestros competidores, sean bancos o no, no vamos a sobrevivir", avisa. "El mercado se tiene que convencer de que mi tecnología es tan buena como la de otros y eso se tiene que ver en los números, que ya están empezando a reflejarlo", insiste. "Los cambios requieren que nos organicemos como un solo banco. La tecnología es parte integral del negocio y la estamos construyendo nosotros. Esto no lo puede hacer solo Santander España o Santander BrasilLo tenemos que hacer una sola vez para todo el grupo", recalca.

De una plataforma global agrícola al fomento del inglés

Las últimas iniciativas del Santander muestran el carácter global del grupo. Crea con Atitlan Atgro, una plataforma de inversión global dedicada al desarrollo de proyectos agrícolas. La plataforma arranca con una aportación de 200 millones€ del banco y de otros 50 millones por parte de Atitlan, aunque esperan dar entrada a inversores para alcanzar un tamaño objetivo superior a 500 millones. Los proyectos agrícolas de Atgro estarán gestionados por Elaia, filial de Atitlan para sus inversiones en el sector agrícola y de la que Santander pasa a convertirse también en accionista minoritario a raíz del acuerdo. Aunque no tendrá un rol activo sobre las inversiones, el banco aportará su amplio conocimiento local en diferentes geografías y su fuerza comercial. 

Desde su primer proyecto de olivar en 2007, Elaia ha expandido su base de cultivos con almendra, naranja, clementina, limón, pomelo, aguacate y pistacho en España, Portugal y Marruecos. Esta experiencia le ha convertido en referente en la plantación y gestión de procesos agronómicos, con más de 20.000 hectáreas transformadas.

Esta alianza entre Santander y Atitlan refleja su apuesta a largo plazo por el sector agroalimentario, en pleno proceso de transformación y donde nuevos retos como el cambio climático, la demografía o la evolución de los hábitos de consumo están impulsando el cambio hacia un modelo de producción más escalable y sostenible.

Atgro tiene previsto desarrollar una cartera amplia de cultivos (frutos secos y ‘superfrutas’) y diversificada en geografías (Europa, América, África y Asia). Para empezar, el proyecto nace con las inversiones productivas que Atitlan ya tenía en pistachos y acaba de completar su primera transacción, que supone la entrada como socio mayoritario en la compañía peruana Ecosac, el segundo exportador de uvas de ese país, con un volumen de negocio en torno a 200 millones$. Adicionalmente, su crecimiento pivotará en torno al desarrollo de nuevos cultivos y a adquisiciones de activos en producción.

Por otra parte, la plataforma estará abierta a inversores institucionales y profesionales, dado el gran interés existente por este tipo de activos de alto impacto económico y social, y a su vez con muy baja correlación respecto a otros productos financieros tradicionales. La intención es que esta plataforma financiera sea clasificada en el artículo 8 bajo la normativa de sostenibilidad financiera con un compromiso para promover iniciativas medioambientales en la cartera de inversión.

La participación de Santander en esta plataforma forma parte de la estrategia de Investment Platforms Unit (IPU), dentro del negocio de Santander Asset Management especializada en inversión en segmentos de crecimiento alternativos a la actividad tradicional del banco, como direct lending (Tresmares), private equity (Fremman Capital), venture debt (Atempo), Special Situations Lending (Deva Capital) o venture capital (Seaya, Mouro Capital).

Por otra parte, el banco lanza, junto a British Council, la tercera edición de este año del Curso Santander | English Online 2024 - British Council, que ofrece 8.000 plazas para mayores de 18 años residentes en 13 países (Argentina, Alemania, Chile, Colombia, Brasil, México, EEUU, España, Portugal, Perú, Polonia, Reino Unido y Uruguay). El curso permitirá a los beneficiarios fortalecer sus habilidades lingüísticas en inglés y, al mismo tiempo, mejorar sus oportunidades en el mercado laboral. El programa está diseñado para proporcionar una formación intensiva y efectiva. La primera fase de 8 semanas será para 8.000 participantes, seguida de una segunda fase de 20 semanas para los 2.000 alumnos con mejor desempeño.

Con esta nueva edición son ya 24.000 las plazas convocadas a lo largo del año para reforzar el aprendizaje en inglés profesional. Es una formación online, gratuita, no se necesita título universitario ni ser cliente del banco. Esta nueva convocatoria estará abierta hasta el 18 de noviembre en Santander Open Academy. El curso está disponible para aquellos alumnos con niveles desde A1 a C1.Durante la fase uno, los alumnos dispondrán de seis temas por nivel y material suficiente para trabajar contenidos de su interés durante 8 semanas. También podrán unirse a un máximo de 4 seminarios online sobre temas relacionados y enfocados a mejorar gramática y pronunciación (sesiones Live25). La segunda fase será solo para los 2.000 alumnos que hayan demostrado un mejor desempeño en la fase anterior. Contarán con una formación adicional de 20 semanas. Podrán seguir practicando con el material y, además, recibirán un máximo de 18 clases online con profesor y disponibles en horarios de 24 horas, donde podrán interactuar y practicar el idioma. Recibirán ejercicios de trabajo personal y recursos extra como vídeos o prácticas. Los alumnos que terminen el programa y durante el curso podrán descargarse un certificado por haber completado la formación con éxito.