Gour Saraff, profesor de OBS Business School y presidente de la Cámara de Comercio de India en España
Ya sea por casualidad o por diseño, esta semana trae una notable superposición de acontecimientos en Estados Unidos y Rusia. Washington acoge las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Qué relación existe entre ambos eventos? A primera vista, podría parecer que no hay nada más que decir sobre el momento en que se celebran. Sin embargo, ambos encuentros simbolizan una creciente división económica y geopolítica entre Oriente y Occidente que se manifiesta en una creciente competencia por la influencia entre un bloque centrado en Occidente y otro dirigido por Rusia y China.
La lista de invitados a Kazán es significativa, ya que incluye a los líderes de los primeros miembros del bloque: el presidente ruso, Vladimir Putin, el presidente chino, Xi Jinping, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el primer ministro indio, Narendra Modi, y el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa. También se espera la presencia de los líderes de Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, que se unieron al bloque a principios de este año. Arabia Saudita, que ha sido invitada a unirse a los BRICS, probablemente estará representada en la cumbre. Se espera que asistan el secretario general de la Organización de Cooperación de Shanghái, el presidente del Nuevo Banco de Desarrollo y altos funcionarios de otras organizaciones multinacionales.
La lista de invitados publicada en Facebook por la embajada rusa en Bangladesh incluye a líderes de Turquía, Malasia, Mongolia, Armenia y otros países de Asia y Europa central. Estos países no son miembros actuales de los BRICS, pero varios de ellos han expresado su interés en unirse a la agrupación de naciones que no pertenecen a las coaliciones lideradas por Estados Unidos o Europa.
Los méritos relativos de las coaliciones de ambos lados de esta división ideológica y económica son un tema de debate. Sin embargo, el hecho es que la actual infraestructura institucional dominada por Occidente no ha dado como resultado un mundo pacífico y próspero para todos. En cambio, el orden internacional se caracteriza en gran medida por conflictos en los frentes económico y político que abarcan, desde el comercio y la inversión internacionales, hasta las finanzas y los recursos físicos; y, por supuesto, las cuestiones de seguridad. No es de extrañar que algunos países estén buscando enfoques alternativos para la gobernanza y la política económica.
Mi opinión es que la popularidad de los BRICS en la mayor parte del mundo es consecuencia de la búsqueda de una alternativa. El orden unipolar caracterizado por el predominio de los Estados Unidos y el Occidente político, prácticamente ya no existe. Este segundo orden, multipolar y caracterizado por el equilibrio de poder en la política mundial, solo está comenzando a establecerse.
India y china por ejemplo suponen el 35% de la población mundial, uno de cada tres ciudadanos del mundo viene de esos países. Asia es donde va a crecer más el PIB para convertirse en responsable de más del 50% del crecimiento mundial. Pero lamentablemente esta realidad no está reflejada en la distribución de poder en las organizaciones multilaterales.
Los BRICS no son contrarios o pro-OTAN. Bric es una alianza económica, no política; sin embargo, como Rusia es el anfitrión de esta cumbre, ya se está especulando sobre un posible motivo militar. En este encuentro existe una agenda geopolítica que incluye la posible desdolarización de las finanzas mundiales, o la financiación de los gastos para cambiar las economías de estos países hacia métodos más sostenibles climáticamente. Si se puede llegar a acuerdos, la importancia de los BRICS seguirá creciendo.