Increíble pero cierto. Una simple actualización informática provoca el caos por todo el planeta, con hospitales fuera de servicio, pasajeros sufriendo colas y cancelaciones de vuelos y trenes, bancos funcionando a medio gas y los pagos por aplicaciones suspendidos temporalmente. El problema lo ha desencadenado Falcon, un programa de ciberseguridad de la firma estadounidense CrowdStrike, muy extendido entre las grandes corporaciones. En su última actualización, provocó el desplome del sistema operativo de Microsoft, uno de los más usados del mundo.
El resultado, una de las mayores caídas globales informáticas de la historia, que recordaba a la situación generada por los ciberataques de WannaCry en 2017. La situación es tal, que pasarán semanas hasta que se pueda valorar el impacto real de este tsunami digital, que afecta a infraestructuras críticas de todo el mundo: aeropuertos, sector aéreo, hospitales, servicios de emergencia, Administraciones públicas, sistema financiero, la Bolsa de Londres, el sistema de pagos electrónicos Bizum, el transporte ferroviario.
Se han visto afectados Microsoft Azure (la plataforma en la 'nube'), y las webs de Vueling, Movistar, Amazon o Google, la cadena de televisión Sky, Deutsche Bank, Deutsche Telekom, Volksbank, Sparkasse, Vodafone, Tesla, Mercedes-Benz, la aseguradora Allianz, la mayor compañía ferroviaria del Reino Unido, Govia Thameslink Railway, los aeropuertos de Ámsterdam, Berlín, Londres, Praga y Edimburgo, y se han caído los sistemas de Delta Air Lines, American Airlines y United Airlines
La actualización que ha provocado ese casos fue rápidamente retirada por CrowdStrike, que ya ha informado a sus usuarios de los pasos a dar para resolver manualmente la incidencia, y que deja muy claro que “no es un incidente de seguridad ni un ciberataque”.
En España, ha provocado la suspensión de 105 vuelos en un viernes de mucho tráfico por las vacaciones. Y en unas 5.000 gasolineras no se podía pagar con tarjeta de crédito. El casos ha afectado a Aena, la fábrica de Mercedes Benz en Vitoria, Petronor, Waylet (la app de pagos de Repsol), Kutxabank, Unicaja, Correos, entre otros.
Recomendaciones de Asufin
La Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) recuerda que "tenemos derecho a un reembolso de nuestro billete de avión si nuestro vuelo se retrasa más de 5 horas y ya no queremos realizar el viaje, si el vuelo es cancelado menos de 14 días antes de la fecha de salida y el vuelo alternativo propuesto por la compañía no se ajusta a nuestro plan de viaje o si nos deniegan el embarque y no queremos viajar en el vuelo alternativo que nos ofrecen".
"Si la aerolínea no ofrece el reembolso del billete, podemos reclamar, al menos las tasas aeroportuarias, que es una parte importante del billete y no se ha usado. Siempre es una cuantía a reclamar aunque no se haya podido coger el vuelo porque se ha llegado tarde. Además, tenemos derecho a recibir asistencia por parte de la aerolínea, con comida y bebida, y si fuera necesario, acomodarnos en un hotel, si no resulta posible acomodarnos en otro vuelo", añade.
"En este caso, al tratarse de una circunstancia de causa mayor, no cabría reclamar indemnizaciones adicionales", precisan en Asufin, donde recomiendan "conservar todos los documentos que sea posible, como billetes, tarjetas de embarque, facturas de gastos de comida, bebida o estancia en hotel, si fuera necesario, entre otros. También pantallazos en el caso de comunicaciones de retrasos, o los propios billetes en formato online".
"Hay que presentar la reclamación ante la compañía y si ésta no responde en un mes o la respuesta no es la satisfactoria, se puede presentar una reclamación ante la AESA. Tenemos un plazo de hasta 5 años para hacerlo si la reclamación se fundamenta en el Reglamento de la UE y basta para ello con un documento que explique lo sucedido y que la compañía nos lo firme in situ, en las oficinas del aeropuerto", resaltan.