Columbia ve un buen 2025 para la renta fija y variable

Gene Tannuzzo, director Global de Renta Fija de Columbia Threadneedle Investments, considera que, dado el enfriamiento de la inflación y la transición de la Fed de un ciclo de subidas de tipos a uno de bajadas, la renta fija debería exhibir un buen comportamiento en 2025: "Creemos que unos buenos resultados en el próximo año dependerán de lo bien posicionadas que estén las carteras para aprovechar los tipos más bajos, al tiempo que se protegen de la posible volatilidad económica y del crédito". La clave en 2025 será la forma en que los inversores logren sortearcon éxito la mayor dispersión entre los sectores de renta fija.

Un aterrizaje suave favorece la rentabilidad de la renta fija; pero ¿durará? Hasta ahora, la Fed parece haber logrado un 'aterrizaje suave' con un retroceso de la inflación acompañado de una ralentización gradual del crecimiento. Sin embargo, en términos históricos, así es como empiezan lamayoría de los aterrizajes forzosos. El reto al que se enfrentarán los inversores en renta fija en 2025 será si la actual desaceleración económica continúa sin sobresaltos o si desemboca en un bajón más importante. El mercado laboral podría representar un factor clave. Si persiste la debilidad en la creación de empleo, las perspectivas económicas podrían deteriorarse aún más.

"Creemos que la inflación seguirá descendiendo hacia el objetivo del 2% de la Fed, yque la institución acabará bajando los tipos de interés hasta situarlos por debajo del tipo neutral del 3% a finales de 2025. Esta previsión se basa en nuestra opinión de que el mercado laboral y la demanda de los consumidores seguirán debilitándose", explica.

Sin embargo, dos factores clave podrían inducir a la Fed a ajustar su enfoque:

  • 1. Un enquistamiento o rebote de la inflación. Si la inflación repunta —sobre todo la de los servicios básicos—, la Fed podría tener que detener su ciclo de recortes y estabilizar los tipos en una horquilla del 3%-4%.
  • 2. Una perturbación importante de la demanda. Una perturbación de la demanda, especialmente acompañada de la fragilidad del mercado laboral, podría llevar a la Fed a recortar los tipos de forma más contundente, por lo que los situaría muy por debajo del nivel neutral, como sucede en los ciclos tradicionales de bajadas de tipos. 

Independientemente de cómo evolucionen las cosas, la hoja de ruta de la Fed para2025 sigue siendo flexible, y se espera que los recortes graduales de los tipos reflejen la evolución de la situación económica.

El ciclo de bajada de los tipos debería crear un entorno favorable para los bonos de alta calidad de EE. UU., en particular los de titulización hipotecaria y los municipales. Estos sectores, que ya parten de unos niveles de rendimiento atractivos, están bien situados para ofrecer unas buenas plusvalías a medida que bajen os tipos. 

"Adoptamos una postura ligeramente más defensiva en el crédito corporativo, dado el nivel actual de las primas de riesgo. Para quienes buscan unas mayores rentabilidades, los bonos de alto rendimiento de vencimientos más cortos y los préstamos bancarios ofrecen unas oportunidades interesantes, a pesar de unos puntos de partida más caros. Si tenemos en cuenta unos rendimientos que rondan el 7%, estos valores podrían proporcionar unas rentabilidades atractivas si se gestionan cuidadosamente los impagos", explica este experto.

En caso de un aterrizaje más brusco, los mercados de renta fija pueden experimentar una mayor volatilidad. Un escenario de este tipo debería de beneficiar a los valores de renta fija de alta calidad y con vencimientos más largos, ya que los inversores buscan activos refugio en periodos de tensión económica.

A medida que la Fed converge con otros bancos centrales que ya han comenzado a relajar su política monetaria —entre los que se cuenta el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra—, también podrían surgir oportunidades asíncronas en los mercados de crédito europeos y asiáticos. Unas condiciones económicas divergentes entre regiones podrían presentar unos puntos de entrada interesantes para los inversores a escala mundial.

"Habida cuenta de las valoraciones, nos parece que el mercado aún no está descontando plenamente la posibilidad de que se produzca una caída importante del crédito en todo el mundo. Por lo tanto, creemos que está justificado un enfoque prudente ante el crédito. Anticipamos que la dispersión del crédito aumentará en 2025. Si bien resulta probable que los bonos de alta calidad revelen un buen comportamiento, cabría esperar que algunas industrias experimenten unas elevadas tasas de impago, potencialmente superiores al 10% en algunos sectores en los próximos dos años, mientras que otros podrían permanecer más cerca del 1%", avisa. 

Esta divergencia se debe a la diferente situación de los balances en los distintos sectores; las compañías muy apalancadas, especialmente las de alto rendimiento, afrontan unas mayores dificultades. A medida que aumente el potencial de volatilidad económica, estas compañías más débiles son más vulnerables a un deterioro del crédito. Esta disparidad crea un entorno en el que la selección activa del crédito resulta esencial para evitar baches y aprovechar las oportunidades más atractivas.

Renta variable: las valoraciones son atractivas

Melda Mergen, directora de Renta Variable, avisa que los sólidos fundamentales de las compañías y las tendencias en innovación pueden verse contrarrestados por el agravamiento del riesgo geopolítico y la incertidumbre política. Para los inversores en renta variable, 2025 consistirá en encontrar oportunidades en un nuevo equilibrio. El entorno macroeconómico ha cambiado: los tipos de interés son ahora más bajos y alivian parte de la presión financiera de las compañías y los consumidores. 

"Aunque siempre hay riesgos que hay que vigilar de cerca, nuestra tesis general es la misma: las compañías con fundamentales sólidos que han aprendido a capear el difícil entorno operativo de los últimos años seguirán, a buen seguro, liderando el pelotón", subraya. 

La bajada de los tipos ya ha llegado y debería resultar propicia para la renta variable. Cuando la Reserva Federal emprendió su ciclo de relajación este año, supuso un hito importante en el cambiante panorama de la renta variable. De cara al futuro, podría darse que el coste del capital de las compañías disminuya, por lo que será más fácil tomar decisiones sobre asignación de capital y planificar con antelación. Con una salvedad: en la actualidad, los tipos están bajando porque la inflación está descendiendo. Sin embargo, si empiezan a recortarse los tipos para evitar una recesión o si la inflación se reafirma, sería otra historia, y también otro entorno que podría incidir de forma negativa en las acciones. 

También es importante tener en cuenta que tipos más bajos no significan tipos bajos. Los tipos de interés siguen siendo elevados en términos históricos, por lo que seguimos de cerca las decisiones de asignación de capital de las compañías en las que invertimos en un entorno de tipos terminales más altos. 

"Tampoco perdemos de vista el mercado laboral, una de las señales clave de la salud económica general. Estamos presenciando un cierto deterioro, aunque la tasa de desempleo se sigue situando en cotas relativamente bajas y se publican muchas ofertas de empleo", señala.

Las elevadas valoraciones no deberían ser motivo para que los inversores no entren en el mercado. En términos históricos, las valoraciones de la renta variable, en ratio precio/beneficios, siguen viéndose tensionadas, especialmente en Estados Unidos. 

"Sin embargo, creemos que estas valoraciones son razonables si se tiene en cuenta que están impulsadas por unos beneficios saludables. Los inversores también deberían sentirse alentados por el hecho de que esta fortaleza de los beneficios procede de un grupo más amplio de sectores y compañías en comparación con los últimos años, más allá del estrecho ámbito de los Siete Magníficos (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, NVIDIA y Tesla). Si miramos alrededor del mundo, existen oportunidades para aprovechar las valoraciones atractivas más allá de Estados Unidos. La mayoría de los países europeos con mercados desarrollados resultan relativamente baratos en comparación con los últimos 10 años. Lo mismo puede decirse de China. Aunque la comparación entre barato y caro no suele ser una tesis de inversión eficaz, puede ser un dato útil para cuestionar las hipótesis de los inversores y evaluar las asignaciones por países", argumenta.

La mayor incertidumbre es el riesgo geopolítico. Se trata de un riesgo que, casi con toda seguridad, seguirá siendo elevado en 2025.Para las compañías internacionales, esto significa un entorno operativo cada vez más difícil. El coste global de la actividad empresarial será probablemente más elevado, y las compañías tendrán que ser resistentes y capaces de adaptarse a medida que sus entornos operativos y de mercado sigan cambiando. De forma más inmediata, una vez pasadas las elecciones estadounidenses y el ruido asociado a ellas, los inversores pueden centrarse en las posibles repercusiones de las políticas, y en lo que ello implica para sus inversiones y perspectivas.

"Creemos que 2025 se perfilará como un año en el que volveremos a centrarnos en las tendencias de crecimiento a más largo plazo, como la inteligencia artificial (IA) y la transición energética, así como la rápida innovación en sectores como la sanidad. A medida que las tecnologías avanzan y maduran, estas oportunidades siguen evolucionando. Por ejemplo, la mayoría de la gente piensa en la IA estrictamente como una apuesta 'tecnológica', pero esto no es más que el comienzo. La IA como tema de inversión es, en realidad, una oportunidad intersectorial. Sobre todo, en esta fase de desarrollo, en la que estamos asistiendo a un aumento del gasto en infraestructuras para integrar la IA en los modelos de negocio de casi cualquier tipo de empresa. No perdemos de vista estos grandes temas de crecimiento y creemos que los inversores también deberían prestarles atención", resalta la experta de Columbia.