Miguel Ángel Valero
Las perspectivas macroeconómicas y la estrategia de inversión para 2025 de Deutsche Bank tienen un claro tono optimista, especialmente sobre España. Rosa Duce, Chief Investment Officer de Deutsche Bank en España, vaticina que España seguirá encabezando el crecimiento de la zona euro gracias a la solidez de la demanda doméstica. En un "éxito de una economía de servicios", España cerrará 2024 con un aumento del PIB del 3%, muy por encima de economías de su entorno como Francia (1,2%), Italia (0,4%) o Alemania (-0,1%) y de la media de la eurozona (0,7%). Para 2025, será el 2%, aunque "con muchos riesgos". Rosa Duce destaca especialmente la recuperación de la tasa de ahorro de las familias por la solidez del empleo.
“La economía de la zona euro se recupera muy lentamente, debido a la baja productividad que limita su crecimiento potencial y los problemas de países específicos como Francia y Alemania. La solidez del mercado laboral, las rebajas de tipos por parte del BCE y el aumento de salarios reales deberían permitir una mejora de la actividad económica el próximo año, si bien el aumento de los aranceles de EEUU o el recrudecimiento del conflicto comercial entre China y Estados Unidos podrían amortiguar su recuperación”, advierte.
La inflación de la zona euro se acercará al objetivo del 2% en 2025, lo que permitirá al BCE centrarse en políticas que fomenten el crecimiento y continuar su ciclo de relajación con otros 25 pb. de recorte en diciembre de este año, y cuatro recortes más a lo largo del que viene, reduciendo su tipo de depósito del 3,25% actual al 2%.
En el caso de EEUU, su economía sigue en una sólida trayectoria de crecimiento, impulsada por la demanda nacional, la mejora de la productividad (el PIB por hora trabajada es de 75$, frente a los 60 de Europa) y un mercado laboral muy estrecho, con pocos signos de recesión a pesar de los recientes descensos de la actividad industrial. El PIB crecerá en torno al 2,7% en 2024 y un 2% en 2025.
La victoria republicana en la Casa Blanca supone recortes fiscales, una mayor desregulación, así como el crecimiento del déficit público y el aumento de los aranceles a las importaciones. Todo ello tendrá su impacto en la economía en 2026 cuando el crecimiento del PIB estadounidense se podría acelerar hasta el entorno del 2,2%.
“Es probable que el proceso de desinflación siga siendo lento ante la fuerte demanda, el aumento de la deuda pública y, probablemente, el aumento de los aranceles a las importaciones. Como resultado, esperamos que la inflación se mueva por encima del objetivo de la Fed, hasta el 2,4% tanto en 2025 como en 2026. Esto le debería llevar a avanzar con precaución en su ciclo de relajación monetaria con tres recortes más de tipos de 25 pb., lo que dejaría los tipos de la Fed entre el 3,75-4,00% a finales de 2025”, argumenta Rosa Duce.
Mientras, el crecimiento de China ha perdido fuelle y necesita un fuerte estímulo para proporcionar impulso duradero a los precios y a la demanda nacional. El aumento de las tensiones comerciales con EEUU puede afectar a las exportaciones, actual motor de crecimiento, mientras que las medidas de estímulo monetarias y fiscales apoyarán la demanda doméstica, pero de forma muy lenta. Por eso, vaticina que el PIB se ralentice al 4,2% en 2025.
Y en Japón, el mayor crecimiento salarial en más de 30 años ha impulsado el consumo privado, sentando las bases para una recuperación económica continua en 2025, cuando se prevé que crezca un promedio del 1,2%.
Cuidado con la volatilidad
Los expertos del Deutsche Bank anticipan mayor volatilidad en las Bolsas durante 2025 y todavía observa recorrido en rentabilidad para la renta fija. Espera que el rendimiento del Bono a 10 años estadounidense ( Treasury) y del Bund alemán se mantendrá en niveles elevados. “En el crédito de grado de inversión, que ha disfrutado de una fuerte demanda institucional y de flujos de entrada de fondos, no vemos ningún potencial de estrechamiento adicional de los diferenciales. En lo que respecta al segmento High Yield, los diferenciales actuales no reflejan los riesgos predominantes y deberían ampliarse en el horizonte previsto”, avisa Alejandro Vidal, Head Investment Manager de Deutsche Bank España.
En renta variable, 2024 terminará previsiblemente con una rentabilidad de casi el 20% en los mercados desarrollados apoyados en los sólidos beneficios empresariales, las reducidas probabilidades de una recesión y la bajada de tipos de interés. Pero “hay que ser cautos en 2025, ya que la incertidumbre sigue siendo alta y, teniendo en cuenta los cambios de política económica, debe esperarse volatilidad”. En este sentido, “los sectores orientados al crecimiento partirán mejor posicionados para atraer inversores”.
Vidal recomienda valores de pequeña y mediana capitalización, que son los que tienen más margen de subida, a través de fondos de gestión activa en ese nicho. También, tecnología, donde el dominio de EEUU en los índice mundiales no se está reflejando en el valor de las empresas en Bolsa; consumo, por el incremento de la prosperidad global y de la clase media en India y China; salud y tecnología médica, ante el mayor gasto actual y futuro de las personas, y que es un sector muchísimo más amplio que las medicinas; el sector financiero, por ser cíciclo y porque la normalización de los tipos es positiva para él.
Respecto a las materias primas, los precios del petróleo fluctuarán en medio de la tensión geopolítica y la incertidumbre sobre la demanda, con 69$ a 12 meses; con el oro como cobertura por las compras de inversores minoristas y bancos centrales, hasta 2.800€ en 12 meses.
En divisas, el resultado de las elecciones estadounidenses ha provocado un fortalecimiento del dólar que esperan se mantenga durante 2025, con una previsión a cierre de 2025 para el EURUSD de 1,02. El Yen se apreciará moderadamente debido al estrechamiento de los diferenciales de rentabilidad. En cambio, el Yuan podría sufrir si se intensifica el conflicto comercial con EEUU.
DWS: gran potencial del DAX en 2025
Por su parte, Sabrina Reeh, Senior Portfolio Manager en DWS, destaca que el DAX superó los 20.000 puntos, marcando máximo histórico. Después de que continuara su tendencia al alza desde octubre, los datos de noviembre del índice de gestores de compras PMI en EE. UU., que fueron mejores de lo esperado, impulsaron aún más al índice de referencia alemán. Este indicador es un termómetro del sentimiento en la industria manufacturera de EE. UU. No es la situación actual en Alemania ni en Europa lo que está impulsando el avance de la marca de los 20.000 puntos, sino, más bien, el efecto de arrastre de la economía global a través de los desarrollos en EE. UU.
En noviembre, las empresas de los sectores industrial, tecnológico y de telecomunicaciones fueron las principales impulsoras del índice. Por un lado, los indicadores macroeconómicos del DAX, incluyendo la encuesta ZEW, el índice IFO y el PIB del tercer trimestre, así como los resultados de las elecciones en EE. UU. y las primeras indicaciones del gobierno republicano sobre los aranceles a las importaciones, tuvieron un peso importante en el DAX. Los valores del sector automotriz y de salud mostraron un desarrollo más débil en este contexto. Por otro lado, las elecciones anticipadas en Alemania ofrecieron un poco más de confianza al mercado, ya que las expectativas de reformas estructurales y mayores gastos fueron vistas como una oportunidad.
"Vemos un gran potencial para el DAX y también estamos viendo positivamente a los valores secundarios restantes para el próximo año. Algunas empresas no han participado en los movimientos de precios y el DAX sigue estando valorado de manera baja según los estándares globales", argumenta.