Miguel Ángel Valero
En la actualización de previsiones para el cierre del año, que coincide con la publicación de los datos del PIB en el tercer trimestre y del IPC en octubre, Mapfre Economics mantiene un tono positivo, con el impulso inercial como un factor clave que sigue beneficiando a las perspectivas de la economía global a corto plazo. Al mismo tiempo, se reafirma la expectativa de una desaceleración cíclica a largo plazo. Esta desaceleración está tardando más de lo esperado, comparado con los estándares anteriores, lo que sugiere cautela.
Esta prudencia está influenciada tanto por las políticas fiscales y monetarias pasadas, que aún prolongan la fase expansiva, como por los efectos retardados de los cambios económicos. Éstos incluyen rezagos cortos y largos, procíclicos y contracíclicos, que podrían contraponerse, incluso en un momento en el que los tipos de interés nominales sean bajos.
Además, la salida de un periodo de alta inflación es cada vez más clara y menos accidentada, lo que tiene repercusiones positivas, como la recuperación del poder adquisitivo. También hay señales de que los desequilibrios postpandemia están quedando atrás. En resumen, el panorama es más equilibrado, pero dentro de un contexto geopolítico que sigue siendo tenso. Esto obliga a los bancos centrales a ser prudentes en sus próximos pasos de política monetaria, ya que no pueden aplicar una hoja de ruta fija sin nuevos datos.
Por el lado de la actividad económica, la senda de crecimiento, aunque moderada, se espera que siga cumpliendo con tasas que se adecuan al ritmo considerado como potencial (alrededor del 3%), desafiando las preocupaciones en torno a una posible recesión y ofreciendo cierta fortaleza en las métricas clave. Así, las previsiones de crecimiento del PIB global se situarían en torno al 3,2% para 2024 y 3,0% para 2025. La solidez de los datos de la economía de los Estados Unidos sigue ofreciendo un apoyo en cierta medida tranquilizador y agrega el combustible que otras regiones desarrolladas no consiguen aportar, en particular la Eurozona, cuyas condiciones para mostrar un desempeño más equilibrado se debilitan ante la incapacidad de hacer frente a los desafíos estructurales. En las economías emergentes, por su parte, se mantiene el rumbo previsto en la anterior edición de este reporte1, en sintonía con una demanda exterior más favorable, un contexto de condiciones financieras menos estricto y situaciones de endeudamiento, en general, más saneadas. Sin embargo, queda expuesta a una elevada incertidumbre la previsión de China, sin prácticamente cambios, sujeta a posibles revisiones en el futuro próximo en función del calaje de las recientes medidas anticíclicas anunciadas, así como de la capacidad para definir un rumbo suficientemente claro.
En el otro lado de la balanza, la inflación sigue volviendo a los niveles objetivo a una velocidad de descenso más favorable de lo anticipado, con menos baches de los que expone el delicado mapa de riesgos (en particular en el frente geopolítico) y con un sacrificio en términos de empleo más benigno, factores que liberan de cierta presión a los bancos centrales. No obstante, algunos de estos vientos de cola podrían no ser tan favorables en el futuro próximo y, como muestra, se observa cierta persistencia en los precios de los alimentos y la revaluación de la prima geopolítica en el petróleo. A pesar de ello, el equilibrio sigue siendo favorable en la balanza de riesgos, reforzando los argumentos a favor de cerrar el capítulo de la restricción monetaria, y favoreciendo avanzar hacia retomar el hito de alcanzar la tasa neutral.
Bajo este contexto, y si bien se anticipan más benignas las cifras de inflación global para 2024 y 2025 (4,2% y 3,4%, respectivamente), la nota negativa reside en las bandas de confianza, que siguen ofreciendo unos márgenes menos ciertos debido a los riesgos de cola, no solo respecto a la geopolítica, sino también a las posibles implicaciones de una política comercial menos predecible, lo que invita a mantener la guardia alta y a no dar por concluida la lucha contra la inflación. Estos argumentos son lo suficientemente convincentes como para mantener vigentes las probabilidades tanto de cumplir con las perspectivas del escenario base, como para transitar de forma fluida hacia un escenario estresado (escenario de riesgo), en donde la dinámica que emana de los conflictos en Europa y Oriente Medio podría desembocar en una secuencia de acontecimientos que escalen la tensión y provoquen un renovado shock de oferta con consecuencias estanflacioanarias. Este supuesto se traduciría en una merma del crecimiento a la economía global (3,0% para 2024 y 2,6% para 2025) y sumaría una décima de punto porcentual a la inflación para el periodo de proyección, postergando con ello los planes de vuelta al equilibrio de los bancos centrales y de disciplina fiscal por parte de los gobiernos, pero sin implicaciones suficientes como para provocar un cambio de dirección.
Fortaleza de la economía y crecimiento equilibrado
Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, presume del PIB del tercer trimestre. Destaca que la economía española creció el 0,8% en el tercer trimestre de 2024, según los datos de avance del PIB publicados por el INE. De esta forma el crecimiento interanual se acelera hasta el 3,4%, dos décimas más que el trimestre anterior, la tasa más elevada en el último año y medio. Pone el foco en la fuerte contribución del consumo privado, con un crecimiento del 2,8% interanual. Se apoya en la ganancia de poder adquisitivo de los trabajadores, que se incrementa en más de un punto en el último año y en la positiva evolución del empleo.
Son "especialmente significativos" el excelente comportamiento del sector exterior, con un aumento interanual de las exportaciones del 5,1% y un notable crecimiento de las exportaciones de servicios no turísticos, que en el último año multiplican casi por 4 su tasa de crecimiento, hasta el 12,5%. Y también, la mejora continuada de la productividad por hora , que crece un 2,5% en el último año. A esto se añade que todas las ramas de actividad están contribuyendo positivamente al crecimiento económico, con una aportación especialmente relevante de la industria manufacturera.
Un crecimiento que viene también acompañado de la contención de la inflación, que en octubre se ha situado en el 1,8%, por debajo del nivel de referencia del 2% del Banco Central Europeo. Por su parte, la inflación subyacente se sitúa en el 2,5%. Los datos reflejan "la fortaleza y crecimiento equilibrado de la economía española , que día tras día está siendo corroborados por los principales organismos nacionales e internacionales".
"España sigue haciendo compatible el mayor crecimiento económico entre las economías desarrolladas con una inflación que se ha moderado de forma notable en los últimos meses. Esto está permitiendo que estos excelentes datos macroeconómicos se están trasladando también a los datos micro, mejorando la situación y perspectivas económicas de nuestras empresas y familias", subraya el ministro de Economía.
Deutsche: España crecerá cerca del 3% este año
Rosa Duce, Chief Investment Officer de Deutsche Bank España, aporta su análisis: En el caso de la inflación, la cifra general se coloca en el 1,8% anual, tres décimas más que en septiembre, como consecuencia de la subida de los precios de la energía y la electricidad, que sufren de un efecto base desfavorable (los precios de la energía se redujeron con fuerza en el 4º trimestre de 2023). La tasa subyacente sube una décima, hasta el 2,5% anual.
En cuanto al crecimiento del PIB, se confirma la fortaleza de la economía española, con un crecimiento del 0,8% trimestral (3,4 anual), gracias a la aportación positiva de la demanda interna (+0,9 p.p), mientras que el impulso de las importaciones (+1,2% en el trimestre), superior a las exportaciones, en todo caso también elevadas (+0,9%) provocan una contribución negativa de la demanda externa en el trimestre. Todo apunta a que la economía española cerrará el año 2024 con un extraordinario crecimiento, cercano al 3% anual.
Ibercaja: mejora de la productividad
Santiago Martínez Morando, jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, destaca que el crecimiento del IPC rebotó en España hasta el 1,8% interanual en octubre desde el mínimo del 1,5% alcanzado en septiembre, según los datos preliminares del INE. La tasa subyacente también aumentó, en este caso una décima, hasta el 2,5% interanual. Los incrementos mensuales han estado por debajo de la media de los últimos 20 años, de forma que la aceleración fue debida al efecto base. Por los comentarios del INE, los carburantes, la electricidad y el gas habrían ejercido una influencia alcista en la tasa interanual, a pesar de que las materias primas energéticas se han abaratado ligeramente respecto a octubre de 2023.
"En los próximos meses cabe esperar que continúe la normalización del crecimiento de los precios más allá de los vaivenes provocados por los precios energéticos y de los alimentos, si bien, el buen momento cíclico, la mejora del consumo privado y la expansión de los salarios que nos han confirmado hoy los datos de PIB, apuntan a incrementos de los precios superiores a los ciclos anteriores a la pandemia, cuando los riesgos eran claramente deflacionistas", advierte.
La primera estimación del PIB del tercer trimestre en España volvió a superar las expectativas al presentar un incremento del 0,8% respecto al trimestre anterior (igual que en el segundo trimestre) que lleva la tasa interanual hasta el 3,4%. Esto supone una clara aceleración desde el 2,2% que se alcanzó hace un año y se trata del máximo crecimiento desde el primer trimestre de 2023, cuando las tasas de variación todavía estaban algo infladas por los bajos niveles de partida que dejó la pandemia. El consumo privado creció un 1,1% trimestral, lo cual, tras el 1,0% del anterior, parece mostrar una reactivación tras los modestos datos de los trimestres anteriores, que no terminaban de reflejar la buena evolución de los ingresos de los hogares gracias al aumento de la ocupación y de los salarios. No obstante, el crecimiento aún fue superior en el consumo público (2,2% trimestral).
En el lado negativo hay que señalar la caída de la inversión (-0,9% trimestral), sobre todo en construcción (-1,7%). La aportación de la demanda externa fue ligeramente negativa en el trimestre (-0,1 p.p.), pero las exportaciones (0,9% trimestral, con un 1,6% para las de servicios) presentaron un dinamismo más que aceptable dado el contexto de debilidad económica de nuestros principales socios comerciales. Las importaciones aumentaron un 1,2%.
Si atendemos a la variación interanual sigue destacando el fuerte crecimiento de las exportaciones de servicios (13,4%) y del consumo público (4,7%), si bien, se aprecia una mejora en el consumo privado (2,8%). El comportamiento de la inversión continúa siendo más modesto, con un aumento del 1,8% apoyado sobre todo por la dedicada a construcción (3,2%) y, en menor medida, maquinaria y equipo (1,0%), mientras que cae la dedicada a productos de propiedad intelectual (-0,9%).
También cabe señalar que continúa la mejora de la productividad por puesto de trabajo tras los datos negativos de la mayor parte de 2023 y el inicio de 2024. En el tercer trimestre creció un 1,4% interanual tras el 1,0% del segundo. Sin embargo, aún son aumentos modestos desde un bajo punto de partida, sobre todo en comparación con las principales economías europeas y más aún con Estados Unidos. Además, como la remuneración por puesto de trabajo sigue creciendo en mayor medida (4,6%), esto se refleja en el aumento de los costes laborales unitarios (3,2% interanual), que suponen una amenaza para la competitividad a largo plazo.
En definitiva, el crecimiento del PIB de España sigue siendo notable y viene impulsado principalmente por el buen desempeño de las exportaciones de servicios (tanto turísticos como empresariales) en un nuevo ciclo que está favoreciendo a este sector respecto a la industria por los cambios en los hábitos de consumo que han seguido a la pandemia y por la buena posición competitiva de España en este segmento; y por un apoyo del consumo público un tanto elevado para el buen momento cíclico. La mejora del consumo privado parece responder con algo de retardo al crecimiento de la ocupación y los salarios y puede extender esta inercia positiva a los próximos trimestres dado los elevados niveles de ahorro de los que parten los hogares.
"El punto menos favorable de los datos es la atonía de la inversión, necesaria para incrementar el potencial de crecimiento a largo plazo, sobre todo considerando que las tendencias demográficas serán menos favorables en los próximos años aun contando con elevados flujos de inmigración, y teniendo en cuenta que la productividad, a pesar de mejorar ligeramente, sigue muy lejos de los estándares europeos y más aún de los de Estados Unidos, lo que limita nuestro nivel de vida", avisa el experto de Ibercaja.