El mayor gasto en defensa vota en Alemania

Miguel Ángel Valero

El sábado 22 de febrero se abrirán las urnas, en unos comicios que llegan en un momento de elevado descontento y mucho negativismo (el PIB germano lleva dos años estancado). Además, el particular sistema electoral fragmentará más el Parlamento, con la entrada de nuevas fuerzas. El CDU/CSU (el partido de centroderecha) es el que apunta a la victoria y deberá buscar otras fuerzas para poder formar Gobierno, especialmente el SPD (el partido socialista) o los verdes. Desde la reunificación, se han tardado 39 días de media en formar Gobierno, siendo el plazo más corto 30 días en los 90 y el más largo, 171 días, en 2018, el último gobierno de Angela Merkel.  

Por otro lado, los programas de todos los partidos traen medidas de impulso fiscal, ya sean recortes de impuestos en el espectro más liberal o medidas enfocadas a una mayor inversión y participación pública en la economía en los espectros socialistas. No obstante, el verdadero cambio vendría de la eliminación del techo de gasto, algo para lo que el partido de Gobierno debería reunir dos tercios del Parlamento que, con los resultados que arrojan las encuestas, parece improbable. 

Un giro en la política económica del país, la reducción en los costes energéticos derivados de una posible paz en Ucrania y los menores costes de financiación tras las rebajas de tipos del BCE podrían impulsar una recuperación de la confianza. 

Sin embargo, el nuevo Gobierno también se enfrentará a nuevos retos, como la entrada de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos o la reducción del apoyo militar americano en la guerra de Ucrania (que va encaminada a una paz no acordada con la UE, abriéndose la posibilidad de un despliegue de tropas europeas para garantizar el débil equilibrio en las fronteras del país invadido por Rusia). En este sentido, el potencial nuevo líder alemán, Friedrich Merz, ya indicó que el aumento del gasto en defensa será una prioridad presupuestaria en su mandato.

En medio de estas elecciones y tras los anuncios de Trump, la OTAN acelera las presiones para incrementar el gasto militar. El secretario general de la alianza, Mark Rutte, pide a los socios que suban el gasto militar al 2% del PIB de aquí al verano y avisa que quien no cumpla recibirá “una llamada de un hombre muy simpático en Washington”, aludiendo al presidente Trump. Según comentó Rutte, ya son “22 ó 23” Estados los que cumplen con el compromiso del 2%, pero algunos siguen rezagados –Italia y España, entre otros– y la OTAN intensifica los contactos con estas naciones para que cumplan. Rutte afirmó además que es bastante claro que un 2% “no será suficiente” y asegura que la cifra a futuro “será considerablemente más de un 3%”.

DWS: Alemania, a la cola en crecimiento econ´ómico

A medida que se aproximan las elecciones alemanas que se celebran este domingo, se puede observar cómo el escenario político se está resintiendo, por la delicada situación económica en la que se encuentra el país. La economía alemana lleva cinco años estancada. En el cuarto trimestre de 2024, la actividad económica de Alemania se situó ligeramente por debajo que en el mismo periodo del año 2019. Esto sitúa a Alemania a la cola de las principales economías europeas, en términos de crecimiento económico. 

El gráfico de DWS muestra los promedios de los sondeos cada 30 días desde diciembre de 2020. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su aliado bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), llamados "democristianos", han obtenido entre un 28% y un 34% en las encuestas. Los socialdemócratas (SPD) y los Verdes están en cifras medias en torno a los dos dígitos, con lo cual no está tan claro que los democristianos puedan conseguir una mayoría de coalición con únicamente uno de ellos. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido avances importante, gracias a su potente retórica populista y a sus críticas a la Unión Europea (UE). AfD ronda en estos momentos el 20%. La carrera por tener influencia se complica si además tenemos en cuenta los partidos más pequeños, como La Izquierda, el nuevo partido populista Bündnis Sarah Wagenknecht (BSW), y el liberal Partido Democrático Libre (FDP), que se están acercando peligrosamente al umbral crítico del 5% necesario para asegurarse representación en el Bundestag.

Las elecciones llegan a Alemania en un momento de grandes dificultades para el país en muchos ámbitos. Desde la pandemia, la recuperación de Alemania se ha situado a la cola de otras grandes economías, debido a la escasa potencia laboral, el estancamiento de la productividad y la insuficiente inversión pública. Esta incertidumbre podría acentuarse si se alargan las negociaciones de coalición, si se da  un resultado electoral poco concluyente. Por el contrario, la rápida formación de un nuevo gobierno, liderado por los democristianos, podría tener un impacto favorable en la confianza de los mercados, ya que podría realzar la estabilidad económica y política. 

Sin embargo, los efectos a largo plazo dependerán de las habilidades del nuevo gobierno para aplicar medidas desregulatorias, abordar las dinámicas de la fuerza laboral y estimular la inversión, especialmente si se requieren compromisos importantes durante las negociaciones de coalición. Los inversores y el resto de players del mercado estarán muy pendientes de las consecuencias de las elecciones para valorar cómo se va a orientar la política fiscal, así como las iniciativas en el sector de las infraestructuras y la estabilidad europea en su conjunto.