Miguel Ángel Valero
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos tendrá consecuencias en las políticas de la Unión Europea (UE), ya que se espera que deje de contar con el apoyo norteamericano en diferentes líneas estratégicas. Una de las que ya viene preocupando es la de la dependencia tecnológica, donde tanto España como Europa se encuentran en una posición delicada.
España y Europa se encuentran en una situación de debilidad en lo que respecta a la conocida como soberanía del dato. Así lo indican informes oficiales y reconocen expertos en el sector TIC, que destacan la necesidad de impulsar la industria para evitar que las compañías que gestionan datos en línea sean completamente ajenas a los 27 países de la UE. “Es una situación grave que pasa desapercibida para ciudadanos y empresas”, indican.
Actualmente, según consta en el informe Década Digital, elaborado por la Comisión Europea, el 90% de los datos de la UE están gestionados por empresas estadounidenses. Un alto porcentaje que refleja la dependencia de la gestión IT en gigantes extranjeros. Además, también destaca que más del 96% de las plataformas en línea que se utilizan no son europeas. Todo ello supone que, en caso de conflicto geopolítico, la UE no tendría el control sobre los datos de todos sus ciudadanos quedando invalidada tanto gran parte de la economía como de la actividad de los usuarios del territorio.
“Es una situación de debilidad y en parte de indefensión. En todas las empresas con actividad se generan cientos de datos al día en el menor de los casos. Y la gestión ahora está garantizada, pero en un nivel macro hay que tener en cuenta que se depende de empresas no europeas”, indica Sancho Lerena, CEO de Pandora FMS, tecnológica española especializada en seguridad y gestión IT.
Europa está inmersa en la carrera por llegar a 2030 en la mejor situación tecnológica posible. En 2022 se aprobó la llamada Ley de Datos con el objetivo de legislar sobre quién puede usar los datos generados en territorio de la Unión Europea. Entre otras medidas, se dará poder a la Administración Pública pertinente para obtener datos en posesión de empresas privadas si es con el fin de afrontar una situación de gravedad como incendios o inundaciones. Y, sobre todo, se reforzará el escudo frente a la transferencia ilegal de datos.
“En Europa, y en España en concreto, contamos con potencial tecnológico como para no depender en exceso de empresas estadounidenses, rusas o indias. Pero hace falta más inversión y confianza en nuestra tecnología”, subraya Lerena, que recuerda que cerca del 80% de los datos industriales que se generan ni se utilizan, lo que refleja el historial de información que existe.
La Administración Pública continuará con su digitalización en los próximos años hasta el punto de poder acceder al 50% de los servicios públicos a través del móvil en 2025. Las empresas también seguirán ese camino con el objetivo de potenciar sus ingresos. Y la cantidad de datos en toda Europa pasará, según las previsiones de la Comisión, de 33 zettabytes en 2018 a 175 en 2025.
Triodos Bank: Trump pone el riesgo la cooperación mundial y los objetivos climáticos
Por otra parte, Joeri de Wilde, economista en Triodos Bank, avisa que la victoria de Donald Trump "significa que debemos prepararnos para otro intento de revivir la caduca 'economía marrón'". "Mientras tanto, las llaves del mundo estarán más firmemente en manos de unos pocos CEO no electos. Para los mercados de renta variable esto significa que el cortoplacismo volverá a imponerse, a expensas de las personas más vulnerables y de las generaciones futuras. Pero como han demostrado ya las secuelas del anterior mandato de Trump la transición sostenible es inevitable", resalta..
El Partido Republicano controla tanto la Cámara Alta como la Cámara Baja del Congreso, lo que da a Trump la capacidad de aprobar su agenda política completa con mayor facilidad. El asunto central de esa agenda volverá a ser "Estados Unidos primero", con foco en los aranceles a la importación, la ampliación y posible aumento de los recortes fiscales (a las empresas) y la reducción de la inmigración. Además de eso, se espera que intente detener la acción climática y obstruir la cooperación internacional.
Trump ha insinuado que establecerá un arancel del 60 % sobre las importaciones chinas y un arancel del 10-20 % sobre los bienes procedentes de otros lugares. Si eso se aplica, será una acción inflacionista y provocará una subida de los precios internos estadounidenses. Lo mismo cabe esperar de sus planes para reducir los tipos del impuesto de sociedades. El resultado probable será un aumento significativo del déficit fiscal estadounidense y un incremento aún más rápido de la deuda en comparación con el PIB, lo que impulsará el crecimiento económico y la inflación a corto plazo. Además, la reducción de la inmigración también tiene efectos inflacionistas porque el mercado laboral estadounidense es ajustado. Una menor oferta de mano de obra presionaría los salarios al alza.
El aumento de la inflación y del crecimiento económico probablemente signifique que la Reserva Federal aplicará menos recortes de tipos el año que. Esto supone que los rendimientos de la deuda pública estadounidense se mantendrán en un nivel más alto a corto plazo. Las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda estadounidense se sumarían a esas presiones al alza en los rendimientos.
No está claro cómo responderán los tipos de la zona euro a ese escenario. Es probable que tome represalias, también con la imposición de aranceles. Una guerra comercial perjudicaría desproporcionadamente a la eurozona, que depende en mayor medida de las exportaciones. En consecuencia, un menor crecimiento económico podría servir de contrapeso a las presiones alcistas iniciales sobre los precios derivadas de los aranceles impuestos. Eso incluso podría empujar al BCE a ser más agresivo en sus recortes de tipos, lo que se traduciría en un descenso de los rendimientos de los bonos.
El anterior mandato presidencial de Trump ha demostrado que sus declaraciones forman parte de sus tácticas de negociación. Por lo tanto, "consideramos poco probable que imponga realmente un arancel universal porque perjudicaría a muchas de las grandes empresas estadounidenses que le han apoyado", precisa este experto.
Por lo tanto, por el momento el pragmatismo es lo más aconsejable. En la situación actual, los rendimientos de los bonos a largo plazo de la zona euro han subido en las últimas semanas, en línea con sus homólogos estadounidenses (pero en menor medida). En nuestra opinión, esto demuestra que, al menos a corto plazo, los movimientos en el mercado de bonos estadounidense son decisivos para los rendimientos a largo plazo de la zona euro, independientemente de los posibles datos de crecimiento e inflación en Europa. Por ahora los rendimientos de los bonos a corto plazo de la zona euro sí parecen estar impulsados por el menor crecimiento esperado y, por tanto, por una mayor probabilidad de nuevos recortes de tipos.
La vuelta de Trump al poder podría hacer que EE. UU. abandonara de nuevo el Acuerdo de París sobre el Clima, lo que socavaría los objetivos climáticos internacionales. Es probable que su Administración impulse la expansión de las perforaciones de combustibles fósiles al tiempo que intenta desmantelar la legislación climática, como la Ley de Reducción de la Inflación de Biden que incentiva las energías limpias.
Los valores de energías renovables podrían sufrir a corto plazo, mientras que los relacionados con los combustibles fósiles podrían beneficiarse. Los mayores rendimientos a largo plazo podrían desincentivar aún más los proyectos verdes intensivos en capital, mientras que la reducción de la regulación probablemente impulsará a los grandes sectores tecnológico y financiero. Esto aumentaría la influencia global de quienes poseen las grandes corporaciones tecnológicas, lo que amplificaría la tendencia hacia un mundo menos democrático.
En ese sentido, el resentimiento de Trump hacia la OTAN también es preocupante porque un posible repliegue de Estados Unidos supondría un espaldarazo para los regímenes autocráticos.
La irreversible transición sostenible
A pesar de los efectos negativos previstos por una segunda presidencia de Trump es poco probable que se detenga la transición sostenible mundial. Desde el anterior mandato de Trump el impulso de las políticas verdes se ha acelerado, con el Green Deal de la UE, los objetivos de neutralidad de carbono de China y el interés en la comunidad inversora por las oportunidades de inversión ASG.
La ecologización de la economía se ha vuelto económicamente ventajosa, lo que hace que la transición hacia la sostenibilidad sea más resistente a los cambios políticos. Si Estados Unidos quiere competir, en cierta medida tendrá que continuar con sus esfuerzos climáticos. Al mismo tiempo, las grandes empresas y las instituciones financieras intentan cumplir unas normas de sostenibilidad más estrictas establecidas por las personas y entidades inversoras y consumidoras.
"Por lo tanto, la transición sostenible continuará, lo que significa que la inversión de impacto es una estrategia de inversión más relevante que nunca y ventajosa a largo plazo", concluye el experto de Triodos Bank.