“La inflación es muy probable que continúe una senda de moderación y no ejerza más presión al alza en los tipos de interés”, afirma el profesor de la Universidad de Harvard Luis Manuel Viceira en una conferencia en la Fundación Ramón Areces. Pero avisa: "nuevos factores estructurales por el lado de la inversión y el gasto contribuirán a un sostenimiento de los tipos de interés a su nivel actual, o incluso más alto”.
Entre esos factores estructurales, cita algunos específicos de EEUU, como “enormes déficits fiscales y niveles de deuda muy elevados, que posiblemente tengan como consecuencias una inflación más alta (si se monetizan) o tipos reales más altos (si no sucede lo anterior)".
“Los factores demográficos, de distribución de renta y riqueza, y de crecimiento de las economías emergentes que determinan la oferta de ahorro son muy persistentes, y probablemente continuarán ejerciendo una presión a la baja sobre los tipos de interés en los próximos años como lo llevan haciendo desde los años 90. La excepción es China: es menos probable que continúe exportando cantidades ingentes de ahorro debido a las necesidades financieras internas por la implosión de la burbuja inmobiliaria especulativa y la necesidad imperiosa de estimular el consumo interno”, subraya el titular de la cátedra George E. Bates en la Unidad de Finanzas en la Harvard Business School.
Viceira ve “poco probable una vuelta a la deflación y los tipos 0”: “Los factores estructurales que han favorecido un ‘exceso de ahorro’ y un descenso histórico de los tipos de interés en los últimos 40 años continúan ahí, quizás con un debilitamiento del exceso de ahorro de las economías emergentes, especialmente en China”. “Estos factores seguirán ejerciendo una presión moderadora en los tipos de interés, pero hay cambios muy importantes en la demanda de ahorro (la inversión o demanda de capital) que, si se realizan, estimularán el crecimiento y ejercerán una presión al alza sobre los tipos de interés”, aludiendo a las cantidades ingentes de capital necesarias para financiar los procesos de transición energética, la relocalización de la producción de semiconductores, la revolución de la energía artificial, los gastos en defensa, así como la desglobalización.
"El mercado de valores es quizás todavía más optimista sobre la evolución de la inversión y el crecimiento”, señala. Pero en EEUU “la situación fiscal va a ejercer una presión adicional al alza en los tipos de interés”. En esa situación, el experto de la Universidad de Harvard destaca que la renta fija vuelve a ser atractiva y, de hecho, “muchos inversores institucionales sofisticados están volviendo a ella tras décadas de desinversión”.
“Las valoraciones en los mercados de valores parecen haberse ajustado a un entorno de tipos más altos. El capital riesgo todavía tendrá que ajustarse a un entorno en el que el apalancamiento se ha vuelto considerablemente más caro: la rentabilidad del capital riesgo futura será muy probablemente más moderada que la que se ha experimentado en los últimos 20-30 años”, advierte.