Miguel Ángel Valero
La economía española crece a buen ritmo, más de lo esperado, y ello lleva a ello lleva a CaixaBank Research a revisar al alza las previsiones de crecimiento para 2025, del 2,3% al 2,5%. A pesar de la buena noticia, el foco no está en la mejora de las previsiones, sino en la incertidumbre que las rodea. A pesar de ella, la economía española cerró 2024 con un crecimiento del 3,2%, más de 1,5 puntos por encima de lo esperado hace un año y en un contexto económico global que no fue especialmente favorable.
Además, los primeros indicadores disponibles para 2025 apuntan a que el ritmo de avance no flojea. El crecimiento del empleo se mantiene dinámico, el consumo de los hogares también y otros indicadores de actividad siguen apuntando a ritmos de crecimiento similares a los de 2024. A todo ello previsiblemente se irá sumando la reducción de los tipos de interés y la moderación de la inflación, que deberían ayudar a que la dinámica de fondo de la economía siga siendo positiva.
La incorporación de los últimos datos de crecimiento, superiores a lo esperado por CaixaBank Research, hubiera llevado el crecimiento previsto para 2025 del 2,3% al 2,7%. Si a ello añadiéramos la buena dinámica que presentan los últimos indicadores, la revisión al alza del crecimiento de este año incluso hubiera podido ser superior.
"Sin embargo, el contexto internacional invita a la prudencia", advierte Oriol Aspachs. La política arancelaria de la nueva Administración estadounidense y, sobre todo, la incertidumbre que genera su errática evolución erosionarán la capacidad de crecimiento de la economía española. La exposición directa e indirecta a la economía estadounidense es limitada, por lo que el impacto de un aumento de los aranceles como el que se está planteando no debería ser superior a unas pocas décimas de PIB. De hecho, en función de la evolución del tipo de cambio y de la capacidad de adaptar el destino de las exportaciones españolas, el impacto macroeconómico directo podría acabar siendo prácticamente negligible.
"En definitiva, el temor no proviene del impacto directo del aumento de los aranceles, sino de la imprevisibilidad de la nueva Administración americana y, sobre todo, de las implicaciones de las nuevas relaciones políticas y económicas entre EE. UU. y los países europeos, que es difícil imaginar cómo serán, pero no parece que vayan a ser positivas para nadie. Esta es la principal fuente de incertidumbre", insiste el experto de CaixaBank Research.
De momento, los indicadores de incertidumbre de política económica se han disparado a nivel global, superando los niveles máximos alcanzados durante la pandemia. El repunte es especialmente importante en los países directamente afectados por la batalla comercial con EE. UU., como México y Canadá, pero en Europa también han aumentado de forma importante, y en varios países ya se encuentran por encima de los máximos alcanzados durante la crisis financiera, en 2012, y no están lejos de los niveles alcanzados durante la pandemia.
El escenario de previsiones de CaixaBank Research es compatible con un repunte acotado en el tiempo de la incertidumbre. Si esta situación se prolonga más allá de unos meses, podría afectar de forma importante a la economía global y, muy en particular, a la propia economía americana. El repunte de las expectativas de inflación junto con un nuevo debilitamiento de la economía podría volver a tensionar las condiciones financieras, especialmente en un contexto de valoraciones bursátiles ya muy ajustadas.
"A diferencia de la crisis financiera o de la pandemia, esta vez el motor que genera la incertidumbre tiene nombre y apellidos, y en el fondo le interesa que la economía americana no descarrile", subraya Oriol Aspachs.
"Si la incertidumbre retrocede, las perspectivas pueden mejorar de forma significativa. Los anuncios recientes de Alemania para flexibilizar sus reglas fiscales y de las propuestas de la Comisión Europea para acomodar un incremento del gasto europeo en seguridad también son positivos para la confianza y apoyarán una mejora de la actividad a corto y medio plazo. En este contexto, España podría incluso volver a crecer a tasas cercanas al 3%", concluye.