De cara a 2025, el panorama de la inversión se caracteriza por unas condiciones prometedoras contrarrestadas por una gran imprevisibilidad. Las fuerzas conciliadoras de la normalización del crecimiento y la relajación de la inflación, junto con los recortes previstos de los tipos de interés de los bancos centrales, ofrecen un entorno favorable para diversas clases de activos, según un análisis de DWS. Sin embargo, la elección de Donald Trump para un segundo mandato no consecutivo como presidente de Estados Unidos "introduce un elemento de incertidumbre que podría afectar a la dinámica del mercado".
"Nuestra principal proyección económica sugiere una expansión mundial continuada, alejándose de las amenazas de recesión en las principales economías. Esperamos un crecimiento del 2% en Estados Unidos en 2025, y un crecimiento del 0,9% para la zona del euro. Para 2026, esperamos un crecimiento del 2,2% en Estados Unidos y del 1% en la zona euro", subraya.
Este telón de fondo razonablemente positivo parece propicio para los mercados de renta variable, donde se esperan rentabilidades de un solo dígito en todo el mundo. La renta variable estadounidense, sin embargo, puede verse limitada por unas valoraciones elevadas y una prima de riesgo baja para empezar, a pesar de la solidez de los beneficios. Los valores tecnológicos de gran capitalización podrían seguir liderando el mercado, pero su considerable peso en el índice podría introducir un riesgo de concentración.
"En los mercados de renta fija, esperamos que la curva de rendimientos siga empinándose, a medida que los bancos centrales continúen recortando los tipos, con la FED reduciendo tipos hasta niveles del 3,75-4,00% y el tipo de depósito del Banco Central Europeo (BCE) en el 2%, a finales de 2025. Seguimos favoreciendo los bonos Investment Grade (IG), gracias a unas condiciones económicas estables, aunque no esperamos que los diferenciales sigan reduciéndose", añaden los analistas de DWS.
"Creemos que los activos alternativos, en particular el sector inmobiliario residencial, se beneficiarán de unos fundamentales sólidos, a pesar de unos tipos de interés a largo plazo bastante estables. Aunque es posible que el oro no repita su rally de 2024, puede registrar ganancias respetables, añadiendo cierta diversificación a la cartera y actuando potencialmente como cobertura frente a una serie de posibles amenazas económicas. Estas amenazas incluyen las tensiones geopolíticas, la preocupación por la deuda estadounidense y un clima político impredecible. Esperamos que muchas de las promesas de Trump en materia fiscal y de gasto, realizadas durante la campaña electoral, probablemente tendrán que reducirse para reflejar la realidad política, fiscal y económica", explican.
A la luz de estos factores, una estrategia de inversión diversificada globalmente entre regiones, clases de activos y estilos podría mitigar los riesgos individuales y ofrecer oportunidades a medida que surjan. La vigilancia estratégica y un enfoque equilibrado parecen esenciales para navegar por las complejidades de 2025, permitiendo a los inversores situarse para aprovechar las oscilaciones del mercado al tiempo que se preparan para la volatilidad.