Quien gane las elecciones en EEUU apenas influirá en la rentabilidad de la inversión a largo plazo

Miguel Ángel Valero

¿En qué medida influyen las elecciones en la Bolsa y en la rentabilidad de las carteras? ¿Deberían importar las elecciones a los inversores a largo plazo? Éstas son las preguntas a las que se enfrentan los inversores y los profesionales financieros a medida que se acerca el 5 de noviembre. Para darles respuesta, los profesionales  Capital Group han analizado más de 90 años de datos sobre los mercados y las elecciones y han identificado errores comunes de los inversores.

El primero, que los inversores se preocupan demasiado por el ganador de las elecciones. La política puede suscitar fuertes emociones y prejuicios, pero los inversores harían bien en ignorar el ruido y centrarse en el largo plazo. "A pesar de que los mercados pueden mostrar volatilidad en los años electorales, el partido político que llega a la Casa Blanca apenas marca diferencias en lo que respecta a la rentabilidad de las inversiones a largo plazo", subrayan los expertos de Capital Group.

El signo del partido en el poder tampoco ha supuesto una diferencia significativa para las acciones. Desde 1933, ha habido ocho presidentes demócratas y siete republicanos, y la dirección general del mercado siempre ha sido alcista. Salir del mercado para evitar a un determinado partido o candidato en el poder podría haber mermado gravemente la rentabilidad a largo plazo de un inversor.

La historia demuestra que la renta variable ha funcionado bien independientemente de la configuración política de Washington. Desde 1933, ha habido 44 años en los que un partido ha controlado la Casa Blanca y el Congreso al mismo tiempo. Durante estos periodos, las acciones registraron una rentabilidad media anual del 14,4%, ligeramente superior a las ganancias medias cuando el Congreso estaba dividido entre los dos partidos. Históricamente, el resultado «menos bueno» ha sido cuando el Congreso está controlado por el partido opuesto al presidente, pero incluso en este caso la rentabilidad media ha sido de dos dígitos.                                                                                 
Muchos analistas electorales esperan que el Senado pase a manos republicanas en noviembre. Pero los estrechos márgenes en ambas cámaras del Congreso y los cambios en las encuestas para las elecciones generales hacen que cualquier resultado sea posible. Puede que los votantes tengan una marcada preferencia por estos resultados, pero "los inversores deberían consolarse con el hecho de que todos estos escenarios han producido históricamente fuertes rendimientos de la renta variable", insisten en Capital Group

Lazard Frères Gestion: la economía de EEUU está en una encrucijada

La economía estadounidense se encuentra en una encrucijada, advierte un análisis de Lazard Frères Gestion. La dirección que tome determinará la trayectoria de la economía mundial y de los mercados financieros. La Reserva Federal ha empezado a bajar los tipos, pero ¿será suficiente para garantizar un aterrizaje suave de la economía? Las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos también añaden una capa de incertidumbre. Los mercados financieros luchan por orientarse en este entorno, como demuestra la histórica divergencia entre las expectativas del mercado de bonos y las de los activos de riesgo, una situación que podría generar volatilidad una vez que se aclare el panorama

Tras acelerarse a principios de año, la inflación se ha moderado en los últimos meses, reforzando la confianza de la Reserva Federal en el retorno al objetivo del 2%. Al mismo tiempo, el crecimiento ha sido sólido en el primer semestre del año y las tensiones en el mercado laboral se han relajado, alimentando las esperanzas de un aterrizaje suave de la economía estadounidense.

Sin embargo, varios indicadores del mercado laboral se deterioraron durante el verano, reavivando las preocupaciones sobre el impulso económico. Es el caso, en particular, de la creación de empleo, que se ha reducido a la mitad en pocos meses.

Del mismo modo, la tasa de desempleo aumentó bruscamente hasta el 4,2% en agosto, desde un mínimo del 3,4% en abril de 2023, y del 3,7% a principios de año. La regla de Sahm establece que un aumento de más del 0,5% en la tasa media de desempleo de tres meses en relación con su punto más bajo en los últimos doce meses señala una recesión. Este criterio se cumplió en julio.

Por el momento, el aumento de la tasa de desempleo se ha producido sin que se haya observado un aumento de los despidos. Esto no deja de ser preocupante, ya que históricamente los despidos sólo han representado una cuarta parte de las fluctuaciones del desempleo, mientras que los cambios en la contratación suponen las tres cuartas partes.

Si la tasa de desempleo se estabiliza en los próximos meses, significará que la Reserva Federal ha logrado aplicar un aterrizaje suave. Si sigue aumentando, significará que la economía estadounidense se está desacelerando bruscamente, con riesgo de recesión

Ante el debilitamiento del mercado laboral, la Reserva Federal empezó a recortar su tipo de interés oficial, con un movimiento inicial de -50 puntos básicos en septiembre, por considerar que los riesgos entre inflación y empleo estaban más equilibrados.

Sin embargo, esto no es garantía de un aterrizaje suave, ya que los efectos de la política monetaria tardan en filtrarse en la economía. Históricamente, los datos de actividad económica tardan entre seis y nueve meses tras la primera bajada de tipos en estabilizarse, y entre nueve y doce meses en recuperarse.

Lo que es tranquilizador para el crecimiento es que las condiciones financieras y crediticias se han relajado desde hace algunos meses.

"La economía estadounidense se encuentra en una encrucijada entre la ralentización del mercado laboral y el impulso generado por la relajación de las condiciones monetarias y financieras, en vísperas de unas elecciones presidenciales inciertas", resaltan los analistas de Lazard Frères Gestion.

La distribución de los votos electorales muestra que la carrera entre Kamala Harris y Donald Trump está extremadamente reñida, con una incertidumbre persistente sobre la voluntad de Trump de aceptar los resultados en caso de derrota.

Los programas económicos de los dos candidatos difieren, pero ambos son caros. Donald Trump prevé recortar los impuestos y aumentar los aranceles, lo que sería inflacionista, mientras que Kamala Harris propone subir los impuestos y aumentar el gasto. Todas las medidas anunciadas aumentarían el déficit acumulado en un 1,5% del PIB en 10 años para Donald Trump y en un 0,3% para Kamala Harris.

Sin embargo, la capacidad de cada candidato para aplicar su programa dependerá del resultado de las elecciones al Congreso. Las previsiones actuales favorecen a los republicanos para la Cámara de Representantes, mientras que existe una mayor incertidumbre para el Senado.

A corto plazo, el techo de la deuda se restablecerá a principios del próximo año. No obstante, el Tesoro dispone de una serie de mecanismos para aplazar el momento en que se limitará el gasto.

A más largo plazo, la cuestión presupuestaria dista mucho de estar resuelta. Desde hace casi diez años, el déficit presupuestario no sigue una lógica anticíclica. A pesar de una tasa de desempleo muy baja, el déficit superó el 6% del PIB en 2023. Esta acumulación de déficits elevados está poniendo la deuda pública en una trayectoria ascendente (120% del PIB).

La situación actual de los mercados financieros revela una dicotomía histórica entre las expectativas de los mercados de renta fija y las de los activos de riesgo. Las curvas de rendimiento de los Gobiernos indican una probabilidad de recesión de alrededor del 90% en el plazo de un año, mientras que las bajas primas de riesgo de los activos de riesgo (renta variable, crédito) implican una probabilidad de alrededor del 15%. Los datos económicos, por su parte, corresponden a una probabilidad de recesión ligeramente inferior al 50%.

En cuanto a la política monetaria, los mercados esperan que la Reserva Federal se relaje brusca y rápidamente, como ha hecho en la fase previa a las recesiones o durante las grandes crisis financieras.

Por el lado de los bonos corporativos, los diferenciales deberían mantenerse contenidos mientras los fundamentos económicos no se deterioren y las condiciones del crédito bancario sigan mejorando. Aunque el potencial de un nuevo descenso de los diferenciales es limitado, los niveles de rendimiento siguen siendo atractivos.

En los mercados de renta variable, el potencial alcista a corto plazo parece limitado. En primer lugar, la proximidad de las elecciones estadounidenses y las incertidumbres económicas podrían inducir a una actitud de espera. Por otra parte, el mercado parece haber puesto ya en precio un escenario muy favorable, lo que deja poco margen para sorpresas desagradables.

De hecho, las valoraciones en EE.UU. ya son especialmente elevadas, sobre todo en el sector tecnológico, donde las acciones cotizan a múltiplos muy altos. Sin embargo, este fenómeno no se limita a este sector, ya que el resto del mercado estadounidense también presenta una relación precio/beneficio (PER) de 18 veces los beneficios futuros.

Además, los analistas prevén una importante aceleración del crecimiento de los beneficios en los próximos meses, con un aumento previsto de alrededor del 15% interanual tanto en Europa como en Estados Unidos. Sin embargo, para que este crecimiento de los beneficios empresariales se materialice, las condiciones económicas tendrían que mejorar significativamente, con un crecimiento más vigoroso que el actual.

Si la tasa de desempleo se estabiliza en los próximos meses, significará que la Reserva Federal ha tenido éxito en su aterrizaje suave. En este escenario, los mercados de renta variable tendrían un potencial de rendimiento ligado al crecimiento de los beneficios. Por otra parte, las expectativas de relajación monetaria tendrían que revisarse a la baja, lo que presionaría al alza los tipos de interés a largo plazo.

Si la tasa de desempleo sigue aumentando, esto significará que la economía estadounidense se está desacelerando bruscamente, con el riesgo de una recesión. En este escenario, los mercados de renta variable y el crédito tendrían que caer para reflejar este deterioro de la actividad. Dadas las ya elevadas expectativas de recortes de los tipos de interés, la posibilidad de una caída de los tipos de interés a largo plazo parece limitada.

La historia sugiere que la tasa de desempleo seguirá aumentando, pero la economía post-COVID podría seguir dando sorpresas. Por tanto, es necesaria una dosis de pragmatismo, y la publicación de los próximos datos podría contribuir a zanjar el debate.

Banca March: Los mercados ponen en precio la vuelta de Trump a la Casa Blanca

"Los mercados de renta variable y renta fija continúan poniendo en precio la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, que implicaría una reducción en los impuestos, mayores déficits fiscales, menor regulación y una mayor inflación debido a los nuevos aranceles", opinan los analistas de Banca March. Esta visión se traslada en forma de unos tipos de interés más altos, lo que está impulsando la prima de plazo en Estados Unidos hasta los niveles más altos desde 2022, para la referencia 10 – 2 años, y el tipo a 10 años estadounidense se eleva hasta los niveles más altos desde el inicio de julio. La bajada de impuestos está suponiendo un empuje para las bolsas, con el S&P 500 de nuevo cerca de máximos de todos los tiempos. 

No obstante, algunos sectores, como el de la energía verde, se han visto doblemente penalizados, con caídas del0 -10% desde el mes de septiembre. Por un lado, la subida de tipos largos afecta a sus negocios, especialmente apalancados. Por otro lado, la llegada de Trump supondría un recorte en el apoyo gubernamental a la transición energética.