Los aranceles de Trump obligarán a alianzas para asegurar rutas comerciales

Miguel Ángel Valero

El transporte marítimo-mercante acapara el 80% de los 25 billones$ en los que se cifra el valor de las mercancías que circunvalan el planeta. El nuevo carrusel de aranceles que está pertrechando la Administración estadounidense transformará el mapa global del transporte marítimo y logístico, avisa un análisis de la aseguradora Crédito y Caución. En el mejor de los supuestos, si el baremo de gravámenes a las importaciones de mercancías se flexibiliza en función de las negociaciones bilaterales, se generarán notables volatilidades en el tránsito internacional de bienes y de servicios. En este clima se moverán los negocios exteriores en 2025, sobre el que los expertos en meteorología comercial recomiendan sellar asociaciones estratégicas para sortear la guerra arancelaria que se avecina.

El CEO de Container xChange, Christian Roeloffs, advierte que las empresas del sector exterior deben esperar un ejercicio con “precios más altos, plazos de entrega más largos y una reducción de la demanda tanto de contenedores como de importaciones, a medida que los consumidores empiecen a notar las nuevas tensiones inflacionistas que se derivarán de esta escalada de gravámenes a la importación”. En su opinión, “las empresas más perjudicadas por la alteración de los volúmenes de negocio comercial serán las pymes”. 

Greg Miller, de Lloyds List Intelligence, recuerda que, en cualquier escenario de disrupción como el que ha emergido en 2025 por los aranceles de Trump, el transporte marítimo suele salir beneficiado: “Cuanto más eficaz sea la red comercial mundial desde el punto de vista económico, menos buques se necesitará. Cuanta más tensión geopolítica o geoeconómica haya, los cargamentos navieros tendrán que recorrer distancias más largas, lo que elevará la ecuación tonelada-milla en las cuentas de resultados de las navieras”. 

En la medida que los aranceles de Estados Unidos se puedan traducir en costes repercutidos hacia los consumidores, el equilibrio entre la oferta y la demanda y la predictibilidad de los precios de venta al público se distorsionarán. Sobre todo, si se pretende extender las subidas de aranceles tanto socios geoestratégicos -Canadá y México o la Unión Europea- o rivales como China. O mucho más si se pretende sustituir el sistema de tarifas universales por otro de gravámenes bilaterales, lo que modificaría los derechos de importación globales y dejaría sin efecto el mandato actual de instituciones como la Organización Mundial del Comercio.

La consultora británica CZapp, especializada en cadenas de valor, repasa el estado de situación de los principales choke-points marítimos, antes de que pueda desencadenarse sobresaltos en el dinamismo del comercio por nuevas espirales de aranceles. Cada uno de ellos presenta riesgos específicos que pueden afectar al tráfico logístico, la seguridad marítima y los flujos comerciales:

  • Mar Rojo y Canal de Suez. Inestabilidad por los ataques hutíes, que han llevado a no pocas navieras a declarar esta pasarela zona restringida. En 2024, su tránsito de mercancías cayó un 50%. En tiempos de esplendor canalizaba el 12% del comercio internacional. Su colapso provoca retrasos de entrega y tarifas y fletes más elevados. El alto el fuego en Gaza y la tensión en el Mar Rojo, con países como Irán y Yemen implicados en conflictos geoestratégicos con Israel, agrava la inestabilidad regional y propicia viajes de circunvalación por África. 
  • Estrecho de Taiwán. Alta tensión por la relación con China. Cualquier escalada sería letal para una de las rutas comerciales más transitadas y desestabilizaría las cadenas de suministro asiáticas. 
  • Mar de China Meridional. Con más de tres billones$ de comercio cada año, es otra piedra angular del comercio marítimo mundial. Pero las disputas territoriales entre países como China, Filipinas, Vietnam y Malasia, junto con la militarización de islas clave por parte de China, crean un entorno volátil.
  • Puertos de doble uso de China. Como los de Yibuti, Gwadar y Hainan. En ellos, Pekín, además de facilitar la actividad comercial, los usa de objetivos militares, permitiendo a China proyectar su poder a lo largo de rutas vitales ante la creciente preocupación de otras naciones por la influencia del gigante asiático fuera de sus aguas jurisdiccionales y sus reivindicaciones soberanas en la región. 
  • Golfo de Guinea. La piratería y los delitos marítimos siguen asolando el tránsito de mercancías y afectando la seguridad mercante. La débil gobernanza en la zona es un factor clave que induce al saqueo de cargas, a los secuestros y el contrabando. Estas amenazas persistentes incrementan las primas de los seguros y pueden obligar a los buques a tomar rutas alternativas más largas.
  • Canal de Panamá. Las sequías permanentes han generado retos operativos a este cuello de botella que pierde niveles de agua y, en consecuencia, perjudica el sistema de esclusas que permite a grandes buques conectar sus rutas entre el Atlántico y el Pacífico, por donde circula el 8% del tráfico mercante mundial y el 58% del que conecta Estados Unidos con los mercados asiáticos. La Autoridad del Canal de Panamá ha mostrado preocupación por la declaración de intenciones de Estados Unidos de recuperar su control, ante el músculo geoestratégico de China en esta vía de navegación.
  • Mar Negro. La inestabilidad por la guerra de Ucrania ha alterado desde la invasión rusa un circuito marítimo-comercial neurálgico para el negocio del petróleo y gas, que supone el 3% del PIB mundial, y para la seguridad económica de la Unión Europea. 
  • Bab-el-Mandeb y Estrecho de Ormuz. Otras dos arterias sometidas a bloqueos en 2024 y con visos de proseguir este año. También esencial en el suministro energético global, el conflicto en Yemen supone una amenaza para ambos enclaves, que podían presenciar ataques con misiles y drones sobre buques de carga.

Más presión de Trump contra China

El escenario del comercio mundial podría complicarse si la Casa Blanca levanta otra Gran Muralla a China como la que dice estudiar con la prohibición de que cualquier mercancía del gigante asiático pueda penetrar en suelo estadounidense si algún buque mercante ha tocado previamente algún puerto latinoamericano. 

En la llamada puerta trasera de Estados Unidos, Pekín ha avalado una amplia red de infraestructuras portuarias para eludir las barreras arancelarias americanas. Su buque insignia es el mega-embarcadero de Chancay, en Perú. 

De igual modo, la atmósfera comercial se enrarecería súbitamente si la Administración Trump cumple su amenaza de imponer represalias arancelarias a los socios del BRICs + en caso de que renuncien al uso del dólar como moneda de cambio en sus transacciones de bienes hacia el exterior.

Para Antonis Karamalegkos, investigador de CZapp, la distribución anticipada de la carga para capear los cambios arancelarios que promueve la Casa Blanca es una medida previsora elemental que “simplemente cambia el calendario de la demanda, impulsándola a corto plazo, pero los pedidos acabarán reduciéndose a largo plazo por la incertidumbre tarifaria”. Por esta razón, los precios del transporte marítimo “han reaccionado ya a los incrementos arancelarios”, incluso sin esperar a que la Administración Trump pueda conseguir futuros acuerdos, con nuevas reglas de juego, con los países a los que ha señalado como receptores de sus subidas tarifarias.

La tensión en el circuito comercial internacional surge en un momento de constantes transformaciones en las instalaciones portuarias, que se han convertido en unos auténticos cisnes negros de la geopolítica global. Han dejado de ser meros puntos de carga y descarga para erigirse en hubs logísticos, con complejos sistemas de seguridad e incluso bases navales adheridas a sus territorios. 

Muchos de estos modernizados complejos disponen de sus propias dársenas de combustibles, con salidas ferroviarias propias que ejercen de lanzaderas logísticas e, incluso, auténticos clusters industriales con el objetivo de amoldarse a las nuevas exigencias competitivas mundiales. Si el orden comercial cambia, las estrategias de renovación portuaria pueden experimentar sobresaltos transcendentales.