El próximo sábado 21 de septiembre dará comienzo la VII Edición del Camino de Santiago SegurLike Solidario, una iniciativa que reúne a socios de Cojebro, directivos y empleados de compañías aseguradoras, instituciones del sector, y de medios de comunicación, entre otros peregrinos, en una travesía que simboliza la solidaridad, la cooperación y el compromiso social y que hasta el 27 de septiembre recorrerá el Camino del Norte.
Se trata de una de las rutas históricas hacia Santiago de Compostela, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2015. En este caso, se recorrerán los últimos 100 kilómetros, desde Baamonde, en la provincia de Lugo, hasta la Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, pasando por las Reservas de la Biosfera de Terras do Miño, los frondosos bosques gallegos, y otros paisajes en un viaje que combina espiritualidad y convivencia.
Este año el Camino Cojebro tiene que superar dos obstáculos. El primero, la coincidencia de sus primeras etapas con el Congreso Nacional de Mediadores de Seguros, que bajo el lema ¿Evolución o revolución? se celebra en Gijón hasta el 24 de septiembre. Y que, en su programa, incluye una conversación entre Manuel García-Castellón, titular del juzgado número 6 de la Audiencia Nacional hasta el 2 de septiembre, y Ernesto Sáenz de Buruaga en la mañana del lunes, 23 de septiembre. Llama la atención poderosamente que se relacione la justicia y su sistema de contrapesos con un seguro Multirriesgo. Cosas veredes.
En cualquier caso, la causalidad de la casualidad obliga a un notable esfuerzo logístico, desde Gijón hasta donde corresponda, a los equipos de Cojebro. Prueba de la que, con toda seguridad, saldrán más que airosos. Con matrícula de honor cum laude.
El otro obstáculo es ferroviario. Cuando recibí el 'nihil obstat' para esta edición del Camino, lo primero que hice fue buscar un tren a Baamonde, localidad que está a 20 minutos por carretera de Lugo capital. Pero la única opción viable que ofrecía Renfe para esas fechas era un tren desde Chamartín hasta A Coruña (algo menos de cuatro horas), esperar una hora y media para coger otro de A Coruña a Baamonde (dos horas y media). La odisea comenzaba a las 14,00 y terminaba a las 22,00, siempre que no hubiera problemas como los que sufre Chamartín un día sí y el otro también. Para poner a prueba la paciencia del mismísimo Job.
Al borde de un ataque de desesperación, Cojebro acudió en mi auxilio. Vanessa, la amabilidad personificada, me ofrecía la solución que los organizadores del Camino, perfectamente conocedores de la situación, habían preparado para todos los peregrinos que quisieran. Tren hasta Ourense (tres horas, salvo retrasos o averías), una espera de 20 minutos para enlazar con otro hasta Santiago (apenas media hora), y desde allí, el punto de destino, traslado por carretera hasta el punto de llegada, Baamonde.
Solución sencilla. Pero hay que pensarla. Y luego ejecutarla. Otra lección de logística desde Cojebro. Quien se espere una organización poco menos que sumida en el casos o en la depresión porque uno de sus puntales, el gerente Diego Fernández, se convierta en consultor de corredurías de seguros, va dado. Cojebro y sus equipos funcionan como un reloj suizo. Sin ruido, pero con la máxima eficacia.
Mea culpa, mea culpa, maxima culpa. Lección aprendida. Para otras ediciones del Camino Cojebro, antes de mover ficha por los intrincados laberintos ferroviarios, hay que mirar con atención las opciones de viaje que proponen los organizadores, porque saben mucho más de esto, por experiencia y veteranía.
Para terminar, recordar las bellas palabras de Antonio Muñoz-Olaya que resumen lo que es el Camino de Santiago Solidario: "Es una experiencia vital que va más allá del esfuerzo físico. Es una oportunidad para reflexionar, conectar con los demás y avanzar juntos hacia un objetivo común. ¡Juntos hacemos Camino!”.