02 Aug
02Aug

Miguel Ángel Valero

Es raro el anuncio de resultados de una empresa de servicios públicos que no mencione los centros de datos. Para la mayoría de empresas estadounidenses y europeas suponen oportunidades de crecimiento clave para sus sistemas de electricidad, mientras que los operadores de redes se están preocupando de actualizar y ampliar las redes eléctricas, anticuadas para el siglo XXI. 

"Esto tiene mucha lógica", subraya un análisis de DWS sobre cómo los centros de datos y la inteligencia artificial (IA) suponen algo más que motores del crecimiento de la demanda de electricidad, hasta el punto de que están propiciando una transformación del modelo económico de Europa. 

El análisis de Michael Lewis, jefe de Investigación ESG de DWS, pone el foco en cómo el almacenamiento, el tratamiento y la recuperación de datos están remodelando la geografía económica de Europa, y en qué puede aprender el resto del mundo de la experiencia del viejo continente. También destaca el potencial de España en la creación de centros de datos, al contar con mucho sol y mucho espacio relativamente barato para construir estos centros, aunque resalta la necesidad de crear "infraestructura" física y también técnica, legal y comercial.

El almacenamiento, el procesamiento y la recuperación de datos consumen mucha energía y, al mismo tiempo, sustentan la computación en nube, la inteligencia artificial y los servicios digitales relacionados, incluyendo, por ejemplo, la secuenciación de genomas y las aplicaciones bioinformáticas, así como los ecosistemas criptográficos y la computación cuántica. 

Estimaciones bastante plausibles sugieren que la demanda de electricidad sólo para la IA podría multiplicarse por diez en 2026 en comparación con 2023. El gráfico elaborado por DWS muestra cómo se prevé que crezca el consumo de electricidad en Estados Unidos, China y la Unión Europea (UE). Se trata de estimaciones aproximadas, con rangos bastante amplios, según la fuente y la metodología utilizada, pero dan una idea de lo que hablan las empresas de servicios públicos. Según las últimas previsiones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), el consumo eléctrico de los centros de datos para la IA y el sector de las criptomonedas podría duplicarse hasta superar los 1.000 TWh (teravatio hora) en 2026.

Para la Unión Europea, el consumo eléctrico de los centros de datos se estima ligeramente por debajo de los 100 TWh en 2022, casi el 4% de la demanda total de electricidad de la UE, y se espera que alcance casi los 150 TWh en 2026. Y, lo que es más interesante, ya estamos viendo una gran variación entre los miembros de la UE, como muestra la parte derecha del gráfico. Irlanda y Dinamarca ya tenían una proporción mucho mayor de centros de datos sobre el consumo nacional de electricidad con respecto a otros países como, por ejemplo, Alemania, y se espera que esa diferencia aumente aún más. Hasta ahora, los países miembros del norte de Europa tenían la triple ventaja de contar con políticas favorables a la digitalización, amplios suministros de energía renovable barata y un clima frío. Este último reduce la necesidad de una refrigeración costosa y de alto consumo energético de los centros de datos. Con el crecimiento de la producción eólica marina, estas ventajas han permitido la aparición de clusters innovadores.

Aunque la demanda de servicios digitales crece rápidamente, las rápidas mejoras de la eficiencia energética en los centros de datos y las redes de transmisión de datos han moderado la necesidad de un crecimiento adicional de la capacidad eléctrica. Más sutilmente, estos países -junto con algunos otros, como Suecia y Estonia- han puesto en marcha sistemas de gestión digital para adecuar eficientemente la generación y el consumo de electricidad. 

Aprovechar el potencial de las fuentes de energía renovables intermitentes requiere datos en tiempo real en varios puntos de la red eléctrica. Y una vez que la aglomeración y la innovación comienzan en algún lugar concreto por la razón que sea, tienden a surgir bucles de retroalimentación positiva. 

"¿Pueden otros miembros, especialmente en el sur de Europa, alcanzarles? Potencialmente sí, sobre todo por la rápida caída de los costes de la generación solar. España, en particular, tiene mucho potencial, no sólo por tener mucho sol, sino también mucho espacio relativamente barato para construir centros de datos en zonas menos pobladas. Sin embargo, para liberar este potencial, tendrá que crear no sólo "infraestructura" física, sino también técnica, legal y comercial, una tarea nada fácil en un país políticamente polarizado. De un modo u otro, las energías renovables ya están remodelando la geografía económica de Europa, más allá de los antiguos cinturones industriales europeos. Más vale que los inversores presten atención", concluye Michael Lewis.


Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.