Miguel Ángel Valero
La Reserva Federal no ha defraudado a los mercados y a los analistas, que pronosticaban, como adelantó dineroseguro.info el 17 de diciembre, una bajada de 25 puntos básicos (pb) en la última reunión de 2024, pero un enfriamiento de los descensos posteriores. El resultado es que la Fed despide 2024 con el tercer recorte de tipos desde septiembre, hasta alcanzar un rango objetivo de entre el 4,25% y el 4,5%, un punto porcentual menos que entonces. Y lejos del 2,9% que se estima como tipo de interés neutral, que ni enfría ni calienta la economía de EEUU.
Y ha enseñado sus cartas para los dos próximos años. Las proyecciones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) hablan claramente de dos bajadas en 2025, y otras tantas en 2026. Los analistas interpretan esa decisión en que los aranceles y los frenos a la inmigración pueden empujar hacia arriba la inflación, echando por tierra los esfuerzos de la Fed por domesticarla. La 'vacuna' a las supuestas consecuencias inflacionistas de los planes de Trump es levantar el pie del acelerador y pisar el freno en cuanto a las bajadas de tipos.
La sorpresa ha sido la ruptura de la unanimidad: Beth Hammack, presidenta del Banco de la Reserva Federal de Cleveland, votó en contra de la bajada de tipos porque defendía dejarlos como estaban antes de la reunión.
El interés estaba en la comparecencia del presidente de la Fed, Jerome Powell, y en la actualización de las proyecciones macroeconómicas. Powell argumenta que la inflación ha bajado significativamente pero que “sigue siendo algo elevada”, y que los dos recortes de tipos previstos para 2025 son coherentes con la lentitud en meter en cintura la inflación.
“Mientras la economía y el mercado laboral sean sólidos, podemos ser prudentes al considerar nuevos recortes”, argumenta. El presidente de la Fed recuerda que su propósito fundacional no es solo el control de la inflación, sino también el pleno empleo. En ese sentido, “las condiciones son ahora menos tensas de lo que eran en 2019″. Powell asegura que que los salarios no son una fuente de presiones inflacionistas. Y avisa que, pese al sólido crecimiento del empleo en noviembre, hay indicadores que sugieren un cierto enfriamiento del mercado laboral.
La actualización del cuadro macro indica más optimismo del que se esperaba de la Fed, siempre con la cautela de que vuelve a la Casa Blanca un hombre imprevisible como Donald Trump, aunque oficialmente su programa no se ha tenido en cuenta a la hora de elaborarla. El mensajes es que la economía de EEUU es más resistente de lo que se pensaba, que se consolida un un aterrizaje suave, con la inflación bajando más lentamente de lo previsto y con repuntes (octubre y noviembre) y con el mercado laboral todavía a un buen ritmo.
La Fed mejora una décima el crecimiento de la economía de EEUU en 2025: del 2% previsto en septiembre al 2,1%. La encuesta de la Reserva Federal de Filadelfia era más optimista, del 1,9% al 2%. En cambio, empeoran las previsiones sobre la inflación subyacente: si en septiembre se esperaba un 2,1%, ahora se vaticina el 2,5% en 2025. En noviembre subió tres décimas por cuatro mes consecutivo, para situarse en el 2,8%.
había elevado su estimación del 1,9% anterior al 2,2%. Aun así, la hoja de ruta para 2025 proyecta también la debida cautela de lo que pueda suceder con Trump, y en especial sus promesas de abundar en su reforma fiscal de 2017, que bajó impuestos a las rentas más altas; una barra libre de desregulaciones y la imposición masiva de aranceles, que provocarían, junto con la anunciada deportación de millones de inmigrantes, una subida de la inflación. Aunque Powell y la Fed se resistan a considerar a priori el probable efecto de esas medidas, el hecho de reducir a dos el número de recortes el año que viene se ajustaría a la perspectiva de que los aranceles y los frenos a la inmigración pueden frenar el descenso de la inflación, o incluso estimularla.
Después que la inflación subyacente aumentara en noviembre un 0,3% por cuarto mes consecutivo hasta situarse en el 2,8% interanual, todos esperaban que los funcionarios de la Fed revisaran al alza sus proyecciones. Para el año próximo la Fed prevé el 2,5%, desde el 2,1% previsto en septiembre.
La horquilla de entre el 4,25% y el 4,5% deja el precio del dinero muy por encima de la estimación media de la Fed para las tasas a largo plazo, del 2,9%, estimada en septiembre y considerada una aproximación al tipo neutral, que ni impulsa ni frena la economía. Los últimos datos económicos también han suscitado dudas sobre si esta tasa debería ser más alta. Esa incertidumbre podría dar a los funcionarios más razones para moverse lentamente con los recortes de tasas, dijo Tim Duy, economista jefe de EE UU para SGH Macro Advisors. “A medida que nos acercamos al límite superior de esas estimaciones, tiene sentido para la Fed moverse más despacio mientras evalúa en qué punto del ciclo político se encuentra”, explicó en declaraciones recogidas por Bloomberg.